En las cocinas de España, compartiendo espacio con accesorios como el mortero y el tarro de cucharas y tenedores de madera, no suelen faltar las múltiples tablas de cortar de diferentes tamaños y materiales asomando en un rincón o colgadas un gancho para quedar más a mano. Nuestras madres y abuelas nunca se han cuestionado su uso, pero quizás haya llegado el momento de hacerlo si escuchamos los sólidos argumentos de profesionales como el tecnólogo alimentario y divulgador científico Mario Sánchez.
No es la primera vez que abordamos este tema en EL ESPAÑOL. De hecho, ya analizamos el riesgo de usar utensilios de cocina de madera en otras ocasiones y también aconsejamos desechar la madera a la hora de escoger nuestras tablas de cortar. Pero quizás Sánchez haya logrado transmitirlo de una forma mucho más gráfica en el vídeo que ha compartido en sus redes sociales alertando del peligro que ocultan estos objetos que creíamos imprescindibles en nuestras cocinas.
La culpa de todo la tiene la madera y su condición de material poroso, que acumula suciedad muy complicada de eliminar con un simple fregado por mucho que nos esmeremos. Esto no sucede en los utensilios que están hechos con plásticos o siliconas. Sánchez, al frente de SefiFood, está dispuesto a que cambiemos nuestros hábitos entre fogones alertando de que esos objetos repletos de bacterias que no vemos pueden hacernos enfermar.
Las bacterias, a sus anchas
En su vídeo, que comienza con unas cucharas de madera aparentemente limpias de las que sale mucha suciedad al remojarlas en agua hirviendo, explica que "la madera es un material poroso, con pequeños agujeritos en su interior que absorben con facilidad los jugos de los alimentos y la suciedad en general" y, por lo tanto, "su limpieza es mucho más complicada, por eso al fregar es muy difícil llegar a todos esos huequecillos y que la suciedad desaparezca por completo".
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"Es un lugar perfecto para que las bacterias patógenas hagan sus maldades y se desarrollen sin ningún tipo de cortapisa", afirma el experto. "Lo más importante es cómo uses la tabla de madera, como la limpies y cómo la conserves. Si lo haces todo bien no te pasará nada", tranquiliza. No obstante, sí subraya un aspecto básico: "Cuando tenga mil millones de grietas asegúrate de cambiarla que, si no, va a tener más mugre que un sofá por detrás".
Además, su recomendación personal pasa por utilizar tablas de polipropileno o de plástico, y de diversos colores. Así, podremos emplear cada una para una clase de alimentos y evitar la contaminación cruzada. Para Sánchez es vital que no se mezclen "alimentos crudos y cocinados, como carne, pescado y, en especial pollo, con vegetales que no vamos a cocinar, como el tomate para la ensalada".
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Según avisa Sánchez usar la misma tabla para todo, "sin ningún conocimiento ni higiene", es el camino para sufrir "una intoxicación alimentaria de campeonato". En todo caso, hay vigilar también las cucharas, tenedores y espátulas de madera que empleamos en la cocina para evitar rallar las sartenes y las ollas con metal. Todas ellas pueden tener otro problema a mayores de su porosidad: levantar astillas que acaban en la comida y generan nuevos recovecos para que los microorganismos campen a sus anchas.
Usar el lavavajillas para su limpieza tampoco es una opción porque el vapor caliente abomba la madera y acabarían deteriorándose demasiado pronto. El plástico vuelve a suponer una ventaja porque ahora mismo encontramos una gran variedad de utensilios de este material que sí podemos lavar a altas temperaturas sin que se estropeen, prolongando su vida útil. Lo mismo ocurre con las tablas de cortar plásticas o de silicona, que garantizan por ello una mayor higiene que repercute en nuestra salud.
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