La vuelta de la medicina medieval: gusanos y sanguijuelas irrumpen como terapias curativas
La UE tiene autorizado los tratamientos con gusanos. Mientras, países como EEUU han retornado al uso de los famosos 'bichos chupasangre'.
6 marzo, 2023 02:21¿Sufre de cataratas? Mezcle la vesícula biliar de una liebre con miel y aplíquela en el ojo con una pluma. Use este tratamiento durante tres noches seguidas y et voilà. Por raro que parezca ahora, resulta que esta era una de las recetas médicas que se aplicaban en el Medievo. Muchas de ellas —ahora— sabemos que eran disparates, pero puede que otras no tanto. Es más, algunas han vuelto a nuestros días y se emplean en hospitales de todo el mundo, incluidos los españoles.
El ejemplo más claro es la terapia larval. Utilizada como remedio para curar heridas desde tiempos insospechados, se hizo especialmente popular en contextos de guerra. Fue el apodado padre de la cirugía bélica, el francés Ambroise Paré, el que durante la famosa batalla de San Quintín (1557) se dio cuenta del poder curativo que tenían las larvas de mosca sobre las lesiones de los soldados. No obstante, el encargado en describir con precisión cómo funcionaba este método fue, nada más y nada menos, que el cirujano general de Napoleón Bonaparte, el Barón Dominique Larrey.
Su utilización se prolongó hasta la Primera Guerra Mundial y, ojo, que en 2022, en medio de la contienda entre Rusia y Ucrania, el vídeo de un soldado ruso con este método se hizo viral. Lo extraño de la escena provocó que la grabación diera la vuelta al mundo, pero lo cierto es que, desde hace unos años, en los hospitales también se aplica.
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"La terapia larval es efectiva en pacientes con lesiones químicas, que han sufrido una amputación o en grandes quemados", explica a EL ESPAÑOL Andreu Jaume Rigo, enfermero especializado en deterioro de la integridad cutánea, úlceras y heridas y divulgador científico a través de la web Curas y Heridas.
Sin contacto directo
Según detalla el experto, este método, también conocido como terapia con gusanos o Biocirugía, lo que hace es emplear larvas de la mosca común (Lucilla Sericata), para eliminar el tejido necrótico de una herida. Asimismo, comenta que puede ser utilizado para mantener limpia la herida tras un desbridamiento (retirada del tejido necrótico), especialmente si se considera que la lesión muestra propensión a crear tejido desvitalizado. Así, se podrá restaurar correctamente la zona y evitar infecciones. Y, tranquilidad para los más aprensivos: tal y como detalla Rigo, la forma de aplicación es a través de unas bolsas porosas que contienen las larvas.
Las guías clínicas de la Asociación Española de Enfermería Vascular y Heridas (AEEVH) reconocen esta práctica como un método eficaz para el tratamiento de determinadas lesiones. Sin embargo, como aclara Daphne Vázquez, enfermera de urgencias especializada en heridas y divulgadora en la misma web, esta terapia tan sólo se puede solicitar como medicación extranjera. "La solicitud debe llegar desde una farmacia hospitalaria, acompañada del informe de un médico que justifique dicha petición", aclara.
Por ello, en nuestro país son contados los casos en los que se ha empleado esta terapia. En cambio, otras naciones, como Reino Unido, viven todo un boom. Según un informe que publicaba su sistema sanitario, casi 15.000 pacientes se han beneficiado ya de este remedio desde 2007. Las cifras podrían ser más de no ser por la reticencia de algunos profesionales a administrar este tratamiento. Y no por su eficacia, sino porque encuentran la idea "repugnante", como demostró un estudio publicado en la revista Journal of Wound Care.
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Igual de desagradable puede ser el tratamiento con sanguijuelas, la otra terapia del Medievo que parece haber vuelto a nuestros días. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizaba en 2004 su venta como "dispositivo médico", con el fin de drenar sangre en determinados casos. Reino Unido también tiene recogida la hirudoterapia —nombre con el que se reconoce a este tipo de tratamiento— como de dispensación hospitalaria.
No todo vale
Sin embargo, con las sanguijuelas tenemos la otra cara de la moneda de la vuelta de estos tratamientos. Este no es el caso de la terapia larval, que ha demostrado tener respaldo científico detrás. Aquí, en España, no vamos a contar con ningún experto con aval científico para hablar del tema, porque no lo hay. Así, en 2019, EL ESPAÑOL destapaba el negocio de 'la doctora sanguijuela', una mujer que regenta la única clínica en España que ofrece hirudoterapia. Su caso mucho dista de las recomendaciones de la FDA, pues emplea a estos animales para el tratamiento de cualquier tipo de dolor y problemas inflamatorios y circulatorios.
Por ello, la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) puso en marcha una denuncia al respecto a la Organización Médica Colegial y al Colegio de Médicos de Madrid.
Probablemente, en el caso de esta doctora influía su ascendencia. Era rusa y, en este país, las sanguijuelas no es que hayan vuelto, es que nunca se fueron. A pesar de los intentos que ha llevado la nación por mejorar el sistema de salud, gran parte de su población, sobre todo la que se encuentra en zonas rurales, no puede afrontar la carga económica que supone una medicación anticoagulante. Por eso, muchos siguen comprando sanguijuelas como tratamiento preventivo para derrames cerebrales y enfermedades del corazón.
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Porque, lo que sí es cierto es que la sanguijuela ha demostrado beneficios para la circulación, lo que ha llevado a gigantes farmacéuticos a desarrollar medicamentos en base a su veneno. Así, en España, aunque uno no se esté aplicando directamente este bichito chupasangre, sí que puede estar beneficiándose de él.
Lo puede hacer a través de la lepirudina, un principio activo aprobado por Sanidad y que funciona como anticoagulante antitrombótico. "Representa una nueva clase estructural dentro de este grupo de fármacos, ya que deriva de la hirudina (anticoagulante natural procedente de la sanguijuela - Hirudo medicinales)", sostiene el organismo. A día de hoy, es el principio activo de Refludin, un anticoagulante para pacientes adultos con trombocitopenia asociada a heparina.
Los compuestos naturales se vislumbran como una nueva alternativa a los medicamentos que se han venido usando hasta ahora, sobre todo en el contexto que dibuja el drama de la resistencia a los antibióticos, problema que, en 2019, causó 1,27 millones de muertes, más que el SIDA o la malaria. Frenar el uso indiscriminado de estos medicamentos se ha convertido en una tarea crucial para la ciencia y la medicina, pues se estima que, para en el año 2050, ésta podría ser la causa de diez millones de muertes.
Así pues, como comentan Rigo y Vázquez, esta es, precisamente, una de las razones que explican los intentos de introducir la terapia larval como remedio de salud. Parece que el pasado vuelve para asegurar el futuro.