Candela, Rocío y Belén haciendo ejercicio en la Aceleradora

Candela, Rocío y Belén haciendo ejercicio en la Aceleradora

Salud

Cuando el deporte salva a los niños con cáncer: así el proyecto que acorta la hospitalización en La Paz

El entrenamiento en la Aceleradora Unoentrecienmil reduce un 17% el tiempo de ingreso y mejorando tanto la inmunidad como la capacidad respiratoria.

26 julio, 2024 01:14

Un diagnóstico de cáncer siempre es algo con lo que cuesta lidiar y, si hablamos de niños, todavía más. Para las familias es difícil ver a sus pequeños debilitados por la enfermedad y los tratamientos que la combaten. Sin embargo, los avances médicos permiten abordajes cada vez más efectivos y con menos secuelas. En España se diagnostican alrededor de mil casos al año de cáncer infantil, con una supervivencia del 82% según la Asociación Española Contra el Cáncer.

Con el objetivo de conseguir fondos para poder progresar en su investigación nacen fundaciones como Unoentrecienmil, que además tiene una colaboración con el Hospital La Paz en Madrid. Ambas instituciones pusieron en marcha el proyecto Aceleradora Unoentrecienmil para investigar los beneficios del ejercicio físico en estos pacientes.

Este servicio asistencial es la primera unidad de terapia no farmacológica de España, y está celebrando su primer aniversario. Los investigadores tras el proyecto han visto que el entrenamiento reduce un 17% el tiempo de hospitalización. Además, mejora el sistema inmunológico y la capacidad respiratoria. Esto permite que recuperen antes su vida normal, destaca Elena Huarte, presidenta de Unoentrecienmil.

Al considerarse una terapia más, lo prescribe el oncólogo y se personaliza el entrenamiento según variables como la edad, el tipo de cáncer o la fase de tratamiento en la que se encuentre el niño, explica Antonio Pérez, jefe del servicio de Hematooncología Pediátrica del Hospital La Paz. 

El médico describe el deporte como algo "fundamental" en el proceso de curación de los pacientes. La enfermedad y sus tratamientos conllevan un proceso de destrucción celular y un estado inflamatorio "prácticamente contínuo", ilustra el especialista. El ejercicio facilita la actividad muscular que libera moléculas que aceleran los procesos fisiológicos de recuperación. Para Pérez el tiempo de ingreso también supone una oportunidad para prescribir estas actividades y poder controlar su efecto. "Igual que se toman la medicación, realizan los ejercicios recetados por el médico". 

La historia de Candela

Una de las pacientes que se han beneficiado de la Aceleradora es Candela. Con casi cuatro años le diagnosticaron una leucemia linfoblástica aguda, la más frecuente en niños, y empezaron a tratarla en el Hospital de La Paz un mes antes de la puesta en marcha del proyecto. Su tratamiento comprendía quimioterapia en varias fases y dos de las secuelas eran dolor en las piernas y mucho cansancio, así que dirigieron el entrenamiento a fortalecer las extremidades inferiores, cuenta su madre, Ángela Bueno. 

Una de las cosas que destaca Bueno es la capacidad de las fisioterapeutas, Rocío y Belén para enfocar la terapia como un juego. Por ejemplo, le hacían saltar con cama elástica y con ejercicios con flechas y otros símbolos en el suelo. Su madre, destaca que, durante las sesiones, los familiares podían estar presentes e, incluso, les involucraban en el proceso. "Estar ingresado es duro y poder compartir una parte de diversión con ella ha sido maravilloso. Al final ha sido un estímulo para toda la familia".

Candela con Rocío (izquierda) y Belén (derecha), las fisioterapeutas de la Aceleradora Unoentrecienmil.

Candela con Rocío (izquierda) y Belén (derecha), las fisioterapeutas de la Aceleradora Unoentrecienmil.

Esta terapia deportiva, además de los beneficios físicos, ha sido para la pequeña Candela "una vitamina, su motivación", describe Bueno. La diversión que le proporcionaba le ayudaba a dejar a un lado el miedo al hospital, a los pinchazos y a los tratamientos. Ahora está en la última fase de su proceso, toma quimio oral y acude a revisiones de control cada 15 días.

Sin embargo, la vuelta a casa no ha hecho que se olvide de Rocío y Belén, las fisioterapeutas que trabajaban con ella. Cada vez que vuelve a La Paz, la Aceleradora es "una parada obligatoria", dice su madre. Aprovechan el tiempo entre la analítica de sangre y la consulta para ver los resultados para que se ejercite y se siga divirtiendo. 

Huarte, de Unoentrecienmil, expone que el hecho de que los niños quieran volver una vez que han salido del hospital es "el mejor reflejo" del impacto que tiene el proyecto en sus vidas. Incluso, hay unos pocos que, aunque tienen el alta, van cada día solo a hacer ejercicio en la Aceleradora. 

El origen del proyecto

El programa se gesta en un proyecto de investigación de 2018 que buscaba averiguar los beneficios del ejercicio físico en niños con cáncer. Cuando vieron cuánto podía ayudar a estos pacientes, Unoentrecienmil decidió diseñar un servicio terapéutico que pudiera integrarse en los tratamientos. La presidenta de la fundación explica que se eligió el Hospital de La Paz por ser un centro de referencia y uno de los que más casos atendía al año en España. 

Hasta ahora, han atendido a 64 niños y algunos de ellos son parte de un ensayo clínico para comprobar este efecto positivo. Normalmente, los investigadores tardan años en ver los resultados de sus trabajos. Lo mejor de la Aceleradora, resalta Huarte, es que se puede ver el impacto en la vida de los menores mientras se está estudiando.

La presidenta de la fundación también destaca que uno de sus puntos fuertes es que cuentan con un equipo multidisciplinar. Además de las dos fisioterapeutas, se han involucrado enfermeras, nutricionistas, psicólogos, cardiólogos, educadores físico-deportivos, investigadores y auxiliares de enfermería. Esto favorece la eficacia del programa: "Las fisioterapeutas no tienen que ir a oncología a preguntar por los nuevos pacientes, directamente las llaman desde enfermería y los derivan".

Aunque han empezado en este hospital, el objetivo es poder extender este servicio terapéutico a todos los centros que traten el cáncer infantil. Una tarea que está resultando más difícil de lo que esperaban al principio por la burocracia y la diferencia de protocolos entre comunidades autónomas. Por el momento el único embajador es La Paz y Pérez, su jefe de Hematooncología, reconoce que es una suerte contar con ello. "Todo lo positivo para el niño y su familia, lo es para nosotros".