Carmen Castro, psicóloga de la Asociación Hydra con un perro.

Carmen Castro, psicóloga de la Asociación Hydra con un perro. Cedida

Salud

Los pacientes con perros de apoyo piden que la ley los reconozca en España: "Sin Inca no salía de casa"

Los perros de apoyo emocional son perros entrenados para ejercer de refuerzo en terapias contra trastornos desde la ansiedad hasta las fobias.

1 septiembre, 2024 02:17

Si al perro se lo conoce por ser el mejor amigo del hombre es porque quien ha logrado tener un vínculo con uno de estos animales sabe los beneficios que aporta. Pero, además, los perros también prestan servicios importantes a cambio de un buen cuidado. En este sentido, los perros que ayudan a las personas invidentes son muy conocidos en España, pero en los últimos años han surgido perros entrenados para hacer el día a día más fácil a las personas con diabetes, con epilepsia y también con autismo.

Los perros con estas funciones están reconocidos por la ley y pueden acompañar a sus dueños en muchos espacios. Esto no sucede con los perros de apoyo emocional, que son animales entrenados para ayudar a superar a sus dueños padecimientos psicológicos como el estrés, la ansiedad, la depresión o las fobias. Son un refuerzo extremadamente potente para las terapias que llevan a cabo estas personas, pero encuentran muchas trabas en el día a día. Este es el caso de María (nombre ficticio), que prefiere no dar su nombre. 

"Tengo a mi perra Inca desde hace dos años. Me mudé a Madrid hace un tiempo y empecé a experimentar depresión: me sentía sola y la ciudad se me hacía grande y caótica. Dejé de salir de mi casa y contacté con un psicólogo que tuvo que venir a domicilio en las primeras sesiones", relata María. Los perros de apoyo no suelen tener una raza específica y, de hecho, muchas asociaciones trabajan con perros rescatados. Este es el caso de Inca, una perra mestiza de tamaño mediano, con el pelo no muy largo y emparentada con perros de caza.

Salir de casa

El psicólogo recomendó a María buscar un perro de apoyo y buscando por internet encontró la Asociación Española de Perros de Apoyo. "Siempre me gustaron los perros, pero nunca había pensado en ellos de esta manera, como algo terapéutico", confiesa. Inca está entrenada para ayudar a su dueña tanto en casa como en la calle. María cuenta que cuando tenía un ataque de llanto la perra venía y se quedaba a su lado, cuando cesaban las lágrimas venía con la correa para que salieran las dos a dar un paseo. Luego, en la calle, Inca está constantemente en contacto con la pierna de María, menos cuando para a hacer sus necesidades.

"Es un estímulo muy fuerte: me insiste y me da mucha seguridad. Al principio dábamos vueltas muy cortas, pero fueron haciéndose más largas. Si me da un ataque de ansiedad paro a sentarme y ella se pone encima de mí, cepillarla en esos momentos me ayuda a rebajar las emociones y los pensamientos negativos", explica la dueña. "Nunca me deja, me ha ayudado a ganar confianza en el exterior y eso que antes me quedaba frente a la puerta de mi casa sin poder abrirla".

La dueña de Inca sostiene que han llegado a un momento en el que se leen perfectamente con una mirada y que ya no necesita que le traiga la correa para salir con ella a la calle: "Sigue siendo un estímulo muy fuerte a día de hoy, aunque ya estoy mucho mejor. Sólo su presencia me da una gran fuerza interior". María explica que querría estar en más sitios con su perra, que llevase un peto que la identificara como un perro con una función específica. Pero explica que ir con ella a un restaurante, al cine o al supermercado es una lucha permanente.

Función implícita

Carmen Castro es psicóloga de la Asociación Hydra, una asociación que ha cumplido ya 25 años y que se dedica a hacer terapia y asistencia con perros que también han sido rescatados. No sólo preparan perros de apoyo emocional, sino que los canes que entrenan también ayudan a otros tipos de pacientes: "Ahora mismo están muy demandados en personas con esclerosis múltiple y los resultados son espectaculares. También en personas con alzhéimer que cuando empiezan con los despistes se sienten inseguros al salir a la calle".

Terapia con perros de apoyo de la Asociación Hydra.

Terapia con perros de apoyo de la Asociación Hydra. Cedida.

La psicóloga explica que los perros que acompañan a estos pacientes también realizan la función de apoyo emocional, porque está "implícita". "En las casas en las que entra uno de estos perros hay cambios muy positivos: las discusiones se apaciguan, los hijos visitan más, hay menos episodios de ansiedad. La simple presencia del perro, que no hay que olvidar que es el refuerzo de la terapia y no la terapia en sí, da mucha seguridad y autonomía", explica Castro. De hecho, Hydra ofrece volver a quedarse con el perro si el dueño fallece, "pero a día de hoy nadie lo ha devuelto, al principio no eres consciente de todo lo que te va a aportar".

La última Ley de Bienestar Animal no ha cambiado el estado de estos perros en nuestra sociedad, pero Castro reconoce que ya se mostraba "escéptica": "Siempre hay muchas promesas, pero luego todo sigue igual. No tenía esperanzas". Ahora mismo, no es posible reconocer de manera oficial a un can como un perro de apoyo emocional y explica que su aceptación depende del establecimiento al que vayas. "Hay pacientes que tratan su miedo a volar con un perro de apoyo emocional. Si es pequeño y va en un trasportín igual puedes tenerlo contigo y tocarle un poco, pero con los perros grandes es muy difícil".

Grandes desconocidos

Castro explica que estas terapias con animales son tan desconocidas que raramente saben que ella es psicóloga. "Cuando ofrezco este servicio y voy a los sitios simplemente piensan que soy 'la de los perros', que esperan que no cobre por la terapia, incluso muchos psicólogos no saben qué hago. Cuando empecé a especializarme me decían '¡has estudiado Psicología para terminar recogiendo cacas de perro!'", denuncia la experta. Sin embargo, en sus años de profesión ha visto poco a poco llegar a estos perros a nuevos espacios.

Ahora hay perros que acompañan en los juzgados a los niños que tienen que responder preguntas por casos de violencia machista en sus casas, donde también algunos profesionales están recomendando que se incorpore un perro a la familia. "En los juicios ayudan mucho a los niños a que respondan preguntas incómodas y en el domicilio suelen dar seguridad a la víctima. También cuando los niños salen a la calle acompañados de estos animales. Por eso, se busca que reúnan una serie de condiciones físicas y que sepan responder en situaciones críticas", señala Castro.

"Mi perro emocional es todo para mi", dice María. "Me transmite serenidad saber que siempre está ahí. Está pendiente por si me da una crisis y no me deja. Sólo mirarla es un estímulo muy potente".