La paradoja del cáncer de páncreas entre los jóvenes en España: cada vez hay más casos pero la mortalidad cae un 20%
- Los expertos creen que se debe a que los tratamientos han mejorado, aunque también piden un registro pormenorizado para conocer la situación real.
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En España, el cáncer de páncreas no es muy frecuente. Suele encontrarse fuera de los cinco más diagnosticados, aunque tiene un mal pronóstico. Fue el más letal, con 7.973 fallecimientos, en el año 2022, por detrás del cáncer de pulmón y el colorrectal. No obstante, y como sucede con otros tumores, tanto la incidencia como la mortalidad varía según la edad.
En el cáncer de páncreas, el riesgo se incrementa de forma considerable después de los 50 años. La mayoría de los pacientes diagnosticados tienen entre 60 y 80 años. Aunque como apuntan los expertos en este cáncer, cada vez hay más casos en población joven.
Según los datos de la Asociación Española Contra El Cáncer (AECC), la incidencia del cáncer de páncreas en menores de 45 años ha pasado de 121 casos en 2012 a 158 en 2023; lo cual supone un incremento del 30% en la última década. Para el mismo periodo, en cambio, el número de muertes por cáncer de páncreas en este grupo poblacional se redujo cerca de un 20%, con 85 fallecidos en el último año del que se tiene registro.
Los oncólogos consultados por EL ESPAÑOL creen que la paradoja de que la mortalidad no crezca en paralelo a la incidencia puede responder a varios motivos. Por un lado, en la población joven hay una mayor probabilidad de ofrecerle tratamientos más agresivos, en comparación con los pacientes de edades más avanzadas.
Más opciones terapéuticas
También influye la positiva evolución de los tratamientos en la última década. "Clásicamente, se hablaba de 4% o 5% a cinco años y ahora estamos entre el 11% y el 13%. Aun así, siguen siendo cifras claramente muy insuficientes", señala Andrés Muñoz, portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y especialista en Oncología Médica en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Otra de las posibles razones por las que la mortalidad no ha aumentado como lo ha hecho la incidencia es que los cánceres de páncreas en pacientes menores de 50 años contienen mutaciones en los genes BRCA1 y 2. Las mutaciones de estos genes, que se asocian "sobre todo a gente joven", hacen que los tumores respondan mejor a la quimioterapia basada en platino.
Por ello en los últimos años, comenta Muñoz, han aprendido a buscar estas mutaciones en los pacientes más jóvenes con cáncer de páncreas: "Sabemos que si las encontramos, podemos hacer una mejor selección de la terapia y obtener mejores resultados".
Que la mortalidad no sea tan elevada como la que cabría esperar no parece deberse a un diagnóstico precoz de la enfermedad. Aún siguen representando "un pequeño porcentaje", puesto que a la mayoría de los pacientes "se les diagnostica tarde". En este sentido, el problema con el cáncer de páncreas es que no existe un screening, como puede tener el cáncer de mama.
En cuanto al incremento de la incidencia tampoco hay una causa clara. Los expertos barajan la hipótesis de un mal estilo de vida. Y es que aunque se asocie más a otros tumores, el tabaco es un factor de riesgo fundamental en el desarrollo del cáncer de páncreas.
Un registro a mejorar
Pese a que en el imaginario colectivo y en los propios registros los cánceres se dividan por el tipo de tumor, lo cierto es que dentro de cada uno de ellos puede haber diferentes subgrupos. En el caso del cáncer de páncreas, nos encontramos con el adenocarcinoma de páncreas y el tumor neuroendocrino.
Este último presenta una mayor supervivencia que el adenocarcinoma, ya que es más frecuente que se localice en la cola del páncreas, lo que hace más sencilla su cirugía. En el informe de la AECC, sin embargo, no diferencian entre uno y otro cuando se refieren al cáncer de páncreas. "¿Cómo es posible que aumente la incidencia pero no lo haga la mortalidad?", se pregunta Mariano Ponz-Sarvisé, oncólogo de la Clínica Universidad de Navarra.
Cree que "lo ideal" no sólo sería que se llevara a cabo esta distinción, para conocer cuál es la situación real, sino que también se conociera la estadificación del cáncer. Sin ello no se puede conocer si se trata de pacientes localizados o metastásicos. Aunque sospecha que en el caso de la población joven debe haber pacientes localizados, pues si no, la mortalidad debería haber aumentado junto con la incidencia.
Esta ausencia de 'subdivisiones' no es una cuestión exclusiva de España. Una reciente investigación, con datos sobre adultos jóvenes en Estados Unidos, ha alertado de un sobrediagnóstico de casos de cáncer de páncreas. Los autores argumentan que la incidencia es cada vez mayor en este grupo poblacional, mientras que la tasa de mortalidad permanece estable. Por ello entienden que el incremento de la incidencia se debe a una mayor detección de tumores endocrinos en fases tempranas.
Para el portavoz de la SEOM, el problema del estudio es que mezcla "dos enfermedadades distintas con diagnósticos distintos". No obstante, considera que en los neuroendocrinos sí que existe un sobrediagnóstico porque se trata de "hallazgos incidentales"; es decir, los tumores se pueden identifiar en procesos que se realizan para otras indicaciones.