Los médicos cumplen la última voluntad del segundo hombre que recibió un corazón de cerdo al revelar la causa de su muerte
- Lawrence Faucette se sometió al trasplante experimental con la esperanza de que su caso sirviera para mejorar la técnica de xenotrasplantes.
- Más información: La revolución definitiva de los xenotrasplantes: "En breve se podrían plantear ensayos bien diseñados"
Al convertirse en el segundo receptor de un corazón de cerdo modificado genéticamente de la historia, una modalidad denominada 'xenotrasplante' por la que se cultivan órganos en animales modificados para ser compatibles con el ser humano, Lawrence Faucette sabía que vivía tiempo prestado. El estadounidense de 58 años padecía insuficiencia cardíaca y no podía recibir un corazón de un donante convencional al sufrir patologías adicionales que le causaban hemorragias perivasculares.
El experimento, en sus propias palabras, era "su última esperanza". Sin embargo, las perspectivas no eran halagüeñas. El primer trasplantado con un corazón de cerdo en enero de 2022, David Bennett, vivió solo dos meses tras la operación. Otros receptores de xenotrasplantes -riñones de cerdo modificado genéticamente- han muerto en un plazo de tiempo similar, lo que ha enfriado el optimismo por esta técnica.
Faucette era consciente de lo que implicaba. Aunque el primer mes tras el xenotrasplante transcurrió sin incidentes, empeoró rápidamente y falleció cuarenta días después de la operación. "El último deseo del señor Faucette era que aprovecháramos al máximo lo que habíamos aprendido de nuestra experiencia, para que otros puedan tener garantizada la oportunidad de un nuevo corazón cuando no se disponga de un órgano humano", anunció entonces el equipo del Centro Médico de la Universidad de Maryland.
Ahora, el equipo médico cumple la última voluntad del paciente publicando el caso clínico en Nature Medicine, incluyendo las causas precisas de su muerte. Así, el análisis concienzudo ha determinado que los primeros indicios de rechazo mediado por anticuerpos al corazón de cerdo -que contenía modificaciones en diez genes- ya aparecían en la biopsia realizada dos semanas después de la operación, cuando Faucette se encontraba aparentemente sano y en proceso de recuperación.
El paciente había sido seleccionado precisamente por su bajo nivel preexistente de anticuerpos que pudieran provocar un potencial rechazo al tejido de cerdo. Sin embargo, en última instancia se produjo un pico en la respuesta inmune que provocó daños en la zona del trasplante y finalmente causó el fallo cardíaco. Los siguientes xenotrasplantes, plantean los autores, requerirán de una inmunodepresión y supresión "más agresiva" de estos anticuerpos.
"Hemos dado un importante paso adelante para tratar de paliar la falta global de donantes de corazón, y una vez más, hemos podido comprobar que el corazón porcino demostró una excelente función sistólica y diastólica en las primeras semanas", valora el doctor Bartley P. Griffith, que realizó la operación. "Gracias a la valentía del señor Faucette y a su amante familia, ahora tenemos un conocimiento más claro de las modificaciones que podemos realizar para tratar de asegurar el éxito a largo plazo".
El doctor Muhammad M. Mohiuddin, director científico del programa de xenotrasplantes del centro y coautor del trabajo, afirma que se consideran afortunados "no solo por lo aprendido, sino por haber sido testigos de la fuerza y la dignidad demostradas tanto por los pacientes como por sus familias". El investigador subraya que "su sacrificio ha permitido recabar datos científicos cruciales para saber cómo evitar nuevos fallos en los trasplantes del futuro".
Faucette nunca fue un sujeto pasivo, insiste Mohiuddin, sino "un científico que no solo estudiaba e interpretaba los resultados de sus propias biopsias, sino que entendía la importante contribución que estaba realizando para el campo de los xenotrasplantes". Publicar el informe completo sobre las causas de su muerte, revela, había sido un compromiso personal que habían contraído tanto el doctor Griffith como él mismo.
Los investigadores han querido recordar finalmente las palabras de Ann, la esposa de Lawrence Faucette, que pronunció en su despedida: "Larry comenzó este viaje con una mente abierta y plena confianza en el Dr. Griffith y su personal. No teníamos más expectativas que la esperanza de pasar más tiempo juntos. Algo tan sencillo como sentarnos en el porche y tomar un café juntos. Sabía que su tiempo con nosotros era corto y que esta era su última oportunidad de hacer algo por los demás".