Si vierte usted los cereales sobre un tazón de leche fría, notará que los que quedan sobre la superficie tienden a mantenerse juntos en lugar de dispersarse, normalmente alrededor de los bordes del cuenco. De hecho, en mecánica de fluidos se conoce este fenómeno como Efecto Cheerios, en homenaje a la clásica marca de cereales estadounidense.
Ahora, el siguiente paso para los científicos ha sido lograr revertir ese efecto, es decir, en lugar de partículas sólidas sobre un líquido, estudiar el comportamiento de pequeñas gotas sobre una superficie sólida y además, ser capaz de ajustarlas para que las gotas se acerquen o alejen unas de otras a voluntad. El trabajo ha sido publicado esta semana en PNAS.
Más allá de una curiosidad, este comportamiento de los aros de avena ha servido a los científicos para fabricar materiales avanzados o, incluso, para comprender cómo colapsan gravitacionalmente las galaxias. Ahora, esperan que la inversión del efecto pueda abrir nuevas puertas para la ingeniería o la biología.
Parabrisas que no se empañan
"Ajustar el movimiento de las gotas de líquido podría tener implicaciones para el rendimiento de las tecnologías basadas en líquidos", ha explicado Lorenzo Botto, de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de los Materiales de la Universidad Queen Mary de Londres. Por poner un ejemplo concreto, el trabajo podría servir para diseñar un parabrisas que nunca se empañe o un aire acondicionado cuyas paredes sean capaces de gestionar el calor, modificando la dureza o grosor de la superficie para alterar cómo fluyen las gotas de líquido.
"Las gotitas deforman la superficie en las que están, y debido a esta deformación, interactúan entre ellas", ha dicho Stefan Karpitschka, investigador en la Universidad de Stanford y co-autor del trabajo de PNAS. "Esto recuerda a la relatividad general, de la que sabemos que las galaxias o los agujeros negros interactúan deformando el espacio que les rodea".
La física teórica derivada de los cereales del desayuno es una disciplina aún muy joven, sin embargo Botto cree que "hay implicaciones interesantes que no sólo se limitan a la ingeniería", por ejemplo, el hecho de que la dirección en que las partículas interaccionan pueda ser sintonizada sin ni siquiera modificar las partículas de líquido.