Puede que el nuevo iPhone 7 no tenga entrada de audio minijack, pero eso no ha frenado a miles de entusiastas para hacerse con el nuevo producto de Apple y presumir de su nueva adquisición, eso sí, de forma un tanto inesperada: mientras se pegan una ducha.
El móvil es resistente al agua y se puede sumergir hasta un metro de profundidad durante un máximo de media hora. Esta novedad, más pensada para proteger el dispositivo de la lluvia o caídas accidentales al inodoro que para ser puesta a prueba mientras nos lavamos, ha abierto un mundo nuevo de posibilidades para los fans de la manzana mordida. De hecho, ya son muchos los que están aprovechado para tuitear, escribir en Facebook o entretenerse con Snapchat desde la ducha.
No tener que envolver el teléfono en una bolsa de plástico para chatear por WhatsApp mientras se relajan con un chorro de agua caliente ha llevado a los propietarios del buque insignia de Apple a usar con total libertad su dispositivo independientemente de donde se encuentren.
Además de no molestarse por tapar el móvil cuando llueve o evitarse un buen susto si se derrama un vaso de agua sobre el aparato, la resistencia al líquido elemento aporta una sensación de seguridad (tal vez excesiva) al usuario. Tanto es así que el fenómeno descrito está empezando a convertirse en una moda y los medios estadounidenses ya describen la práctica de ducharse con el iPhone como un "símbolo de estatus social".
En España, aunque de forma más tímida, también hay usuarios que empiezan a cantar las alabanzas de la resistencia al agua de sus nuevos dispositivos.
Una moda poco recomendable
A pesar de que tanto el iPhone 7 como el iPhone 7 Plus tienen una calificación IP67, que indica una protección contra la entrada de sustancias externas como el agua o el polvo, la compañía ha avisado de que la garantía no cubre el daño provocado por líquidos. Es más, entre las actividades que no recomienda Apple realizar con su nuevo producto figura, precisamente, meterse con él en la ducha.
Cuando nos bañamos y sumergimos el móvil, también lo estamos exponiendo a los componentes de los geles y champús. Por eso no resulta aconsejable meterse con el dispositivo en la bañera, sino más bien aprovechar el momento de higiene para desconectar del teléfono y librarse, aunque solo sea durante cinco minutos, de la preocupante dependencia del smartphone.