A lo largo de la próxima semana, Papá Noel y los Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente adelantarán sus gestiones para preparar su típico desembarco navideño. La ocasión lo merece: el Black Friday ya está aquí y algunos de sus descuentos bien valen ponerse ya manos a la obra en la ardua tarea de encontrar regalos (o caprichos para uno mismo, que todo puede ser).
Si Melendi cantaba que "la Navidad la ha inventado El Corte Inglés", esta otra celebración comercial de macabro nombre (lo de "viernes negro" suena más a desgracia que a fiesta) tuvo su origen al otro lado del charco: el término nació en Filadelfia en la década de los 60 y, desde ahí, se expandió a todo el mundo. Su fecha concreta es el cuarto viernes de noviembre o, lo que es lo mismo, el día después del famoso Día de Acción de Gracias. Si Halloween ya ha logrado asentarse en España, los descuentos del día después de cenar pavo han llegado con la misma fuerza.
Tanto es así que, más allá de las ofertas que Amazon pone a disposición de sus clientes en todo el mundo a través de su web, cada vez son más los comercios patrios (tanto online como físicos) que se suman a este inicio oficioso de la Navidad a base de descuentos. Ya sean productos tecnológicos, ropa o cualquier otro tipo de compra, el viernes 25 de noviembre de 2016 (y los días precedentes) es probable que te salgan más baratos. Pero, como no es oro todo lo que reluce, no está de más saber cómo guiarse en esa maraña de porcentajes y precios rebajados.
Lo necesario (o un poco más)
Para no perder excesivamente los papeles ante tanto supuesto chollo, lo ideal es hacer una lista con los productos que realmente necesitas o que pretendes regalarle a tus seres queridos esta Navidad. Al menos, siempre y cuando quieras que el Black Friday suponga un ahorro y no termine siendo la excusa para comprar sin filtro.
Suma, en todo caso, algún capricho que otro por si cae alguna rebaja jugosa y limítate a los productos que tú mismo has listado. Lo demás solo servirá para provocar un agujero en la tarjeta. Pero aún hay más. Si una persona precavida vale por dos, sube tu apuesta: fija un presupuesto para este Black Friday para asegurarte de que la resaca consumidora sea menos dura.
Además, antes de lanzarse a la búsqueda del chollo más rentable del mercado, conviene tener en cuenta que muchos comercios llevan a cabo alguna que otra estrategia para hacer creer a los compradores que, efectivamente, hay un descuento considerable en sus productos cuando en realidad no es así. El más frecuente y sencillo es subir los precios en los días previos para luego aplicar un porcentaje de rebaja sorprendente. Al menos, en apariencia.
Para evitar caer en una de estas triquiñuelas, nada mejor que visitar páginas como Camel Camel Camel. Se trata de una plataforma que ofrece el histórico de precios de productos vendidos en Amazon, lo que permite comprobar cuál ha sido su fluctuación exacta y si el descuento es el que dicen o si es más bien picaresca de comerciante. Si esta web no es suficiente ayuda, basta con mirar cuánto cuesta el mismo producto en otras tiendas para conocer exactamente en qué horquilla de precios se mueve habitualmente.
No esperes al viernes
A la hora de la verdad, el Friday del nombre de esta campaña comercial es poco más que un adorno. Cuando aún queda casi una semana para que llegue la fecha señalada, ya hay descuentos en la mayoría de comercios electrónicos (y no tan electrónicos) y, por si fuera poco, estos suelen alargarse hasta el lunes siguiente, conocido como Cyber Monday (Ciberlunes).
Así, por ejemplo, FNAC ya ofrece descuentos de hasta más de 200 euros en sus portátiles, mientras que Amazon ya recopila sus mayores gangas en una página dedicada a este Black Friday. Precisamente, la plataforma de Bezos es la que ofrece una experiencia de compra más adictiva gracias a sus ofertas flash. Se trata de descuentos temporales: están disponibles durante un tiempo muy limitado y, pasado este, se desvanecen. Obliga a los potenciales compradores a estar constantemente pendientes. Si parpadeas, te lo pierdes.
No obstante, hay un pequeño truco para estar al tanto de lo mejor de lo mejor del gigante del comercio electrónico. Solo por estar suscrito a Amazon Premium, la compañía da acceso a las ofertas flash una media hora antes. Además, para disfrutar de esta pequeña ventaja respecto al resto de ávidos compradores, no hace falta rascarse el bolsillo: si bien tener una de estas cuentas cuesta 19,95 euros al año, hay un período de prueba gratuito de 30 días. Más que suficiente para estar al tanto de las ofertas fugaces del Black Friday.
Para que no se te escape ninguna ganga sin tener que estar pegado a la pantalla del ordenador, lo mejor es organizar un método de búsqueda eficiente. Ya sea a través de redes sociales, siguiendo cuentas como la de Ofertitas en Twitter, o con una aplicación móvil como Ofertia o Enchollados, es posible exprimir las posibilidades del Black Friday sin tener que realizar un esfuerzo de monitorización ímprobo.
Y el más difícil todavía es posible: si buscas en las páginas que recopilan cupones (como Cuponation) podrás estirar los descuentos como si de un chicle se tratara: sus códigos promocionales llegan con descuentos debajo del brazo en marcas como Nike o Apple. Pero recuerda, antes de finalizar la compra, respira, cuenta hasta diez y reflexiona –lo más rápido que puedas- si de verdad quieres hacer clic.