¿Se debe aplastar el polvorón antes de comerlo?

¿Se debe aplastar el polvorón antes de comerlo?

Actualidad gastronómica

¿Hay que aplastar el polvorón antes de comerlo? La respuesta definitiva al eterno debate

Algunas personas creen que aplastar el polvorón mejora su textura y sabor, mientras que otros prefieren disfrutarlo en su forma original.

29 diciembre, 2023 01:26

Cuando llegan las fechas navideñas, los almuerzos y cenas están acompañados de diferentes tipos de dulces, entre los cuales merecen una mención especial los turrones y los polvorones, dos de los grandes protagonistas. El hábito de comer polvorones se asocia a la tradición gastronómica de Navidad, y a la hora de comerlo existen distintas formas de degustarlo, siendo muchos los que deciden aplastarlo antes de retirar el envoltorio y llevárselo a la boca.

Aunque es algo habitual, muchos no se han parado a pensar la razón de aplastarlos, y esta no es otra que la de evitar que se deshaga fácilmente y queden migas por todas partes, además del puro placer que muchas personas sienten a la hora de apretarlo. Sin embargo, hay quienes sostienen que la textura y el sabor mejoran sin aplastar el polvorón previamente, aunque se trata de una apreciación subjetiva.

¿Se debe aplastar el polvorón antes de comerlo?

Determinar si se debe o no aplastar el polvorón antes de comerlo es un tema que ha generado muchos debates navideños. Aquellos que sí los aplastan insisten en mantener la tradición, mientras que los que no lo hacen recalcan que se aprecia mejor el producto, a pesar de que esta forma de comerlo implique tener que limpiar algunas migas.

[La empresa que fabrica los polvorones de marca blanca de Mercadona estas Navidades]

El consumidor es libre de disfrutar al máximo de este producto típico de la Navidad como prefiera, aunque hay varios datos relevantes en el terreno de la preparación del polvorón que nos indica cómo está pensado para ser consumido. Para empezar, hay que recalcar que no tendría que ser necesario aplastarlo, ya que de esta forma se modifica la textura de este dulce, además de arrebatarle la cantidad justa de azúcar glas con la que está pensado que se debe comer.

De igual forma, todo polvorón que tenga una mínima calidad, no debería deshacerse con facilidad, aunque sea frágil el producto por sí mismo. No obstante, sí que es positivo que se llegue a romper un poco, ya que posee la cantidad justa de almendra. Por lo tanto, si nada más abrir el producto nos encontramos con que se deshace con una gran facilidad, es probable que nos encontremos con un producto de baja calidad con un exceso de harina que es usada para ahorrar costes.

¿Cuál es el origen de los polvorones?

Los polvorones son uno de los grandes protagonistas de las navidades. Este dulce tan típico de estas fechas proviene de Estepa, un pueblo de la provincia de Sevilla. Allá por el siglo XVI, era habitual hacer uso de la manteca de cerdo en el terreno de la repostería, y a través de diferentes documentos encontrados se ha podido saber que las primeras en elaborar este dulce fueron las monjas clarisas de Estepa.

Las religiosas residían en el Convento de Santa Clara de Estepa y se dedicaban principalmente a la oración y a la elaboración de dulces. En aquella época, en la gran mayoría de las casas del pueblo se usaba la manteca de cerdo sobrante de la matanza, almendra, azúcar y harina para la elaboración de tortas de manteca. Sin embargo, las monjas clarisas decidieron usar esos mismos ingredientes para preparar un dulce diferente, y de ahí nacieron lo que hoy en día conocemos como polvorones.

['Polvorrezno', el original híbrido entre polvorón y torrezno que ha creado esta pastelería de Soria]

Tal fue la gama que llegaron a alcanzar los polvorones hizo que fuese extendiéndose en popularidad y comenzasen a llegar pedidos de todos los rincones del país, sobre todo de Madrid y Sevilla. Ante la elevada demanda, el convento se vio obligado a contratar a varios confiteros para que trabajasen en su elaboración, y poco después se tomó la costumbre de consumirlos en Navidad.

Además, conviene recalcar que existen diferencias entre los polvorones y los mantecados, conteniendo los primeros, almendra en distintas proporciones y más harina, lo que hace que la consistencia de los mantecados sea superior.

Tipos de polvorones

Una vez conocido el origen de los polvorones, hay que saber que existen diferentes tipos de polvorones, ya que a medida que fue evolucionando el dulce, fueron surgiendo distintas variedades alejadas de la receta original. En primer lugar, hay que mencionar a los polvorones clásicos, que se elaboran con harina, manteca, azúcar y almendra, para continuar con el polvorón granulado o de turrón, que acostumbra a tener grandes trozos de almendra.

Además, los amantes del chocolate pueden encontrar polvorones elaborados con cacao, y, entre otras opciones, también hay que hablar de los polvorones de canela, que cuentan con una gran cantidad de adeptos a lo largo y ancho de la geografía española.

¿Son buenos los polvorones para la salud?

Los polvorones tradicionales aportan una cantidad de almendra inferior a la de los mantecados, si bien hay que tener en cuenta que las almendras son un fruto seco con características nutricionales muy buenas, con un 60% de grasas, la mayor parte de ellas monoinsaturadas, pero también hidratos de carbono complejos, fibra, proteínas, vitaminas y antioxidantes.

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Por otro lado, contienen manteca de cerdo, que es un ingrediente que acostumbra a tener muy mala fama al existir la creencia de que es mala para la salud. Sin embargo, cada 100 gramos de manteca poseen 42% de ácidos grasos monoinsaturados como el ácido oleico que es bueno para la salud, así como un 8% de ácidos grasos poliinsaturados que también aportan beneficios para el organismo. No obstante, un 40% son ácidos grasos saturados que, consumidos de manera excesiva, ayudan a subir el colesterol. A ello hay que sumar que el azúcar que contienen aporta calorías vacías, siendo su ingrediente menos recomendable.

Aunque no se trata de un producto saludable, se pueden consumir sin problema uno o dos polvorones tras una comida de Navidad. El problema es una ingesta excesiva.