- Total: 35 min
- Comensales: 4
Cocinar los productos de temporada en cada época del año siempre suele ser la opción más saludable, es cuando están en su mejor momento, con mejor sabor y mejor de precio. Y si queremos hablar de un alimento saludable del otoño, sin duda la estrella es la calabaza.
Esta hortaliza, tan habitual en los mercados durante estos días del año, no solo tiene un llamativo color que resulta perfecto para alegrarnos la mesa en los días grises, sino que se trata de un alimento que posee gran cantidad de agua y fibra, lo que se traduce en muy pocas calorías que lo hacen muy adecuado para dietas de control de peso y adelgazamiento.
Las calabazas contienen vitamina C (una ración nos aporta el 31 % de la ingesta diaria recomendada). También destaca su contenido en carotenoides como la luteína o la zeaxantina que son necesarias para la producción de vitamina A en el organismo.
Culinariamente hablando, la calabaza tiene muchas posibilidades, tanto para preparar recetas saladas como dulces que van desde sopas y cremas -en estas es perfecta ya que les aporta una textura sedosa sin necesidad de añadir grandes cantidades de grasas- hasta postres como las chulas o buñuelos de calabaza, tan populares por el día de Todos los Santos en algunas zonas de España, o deliciosas tartas de queso.
Cómo hacer crema de calabaza y queso
Desde Naturhouse España nos proponen esta receta de crema de calabaza y queso, que es perfecta como entrante para toda la familia.
Ingredientes
- Quesitos desnatados, 6
- Calabaza sin piel ni semillas, 700 g
- Zanahorias, 150 g
- Puerros, 200 g
- Calabacín, 150 g
- Agua, 2 vasos pequeños (unos 350 – 400 ml)
- Sal, al gusto
Paso 1
Cortamos la calabaza en trozos de unos 5 centímetros, ni muy pequeños ni muy grandes. Pelamos el calabacín y las zanahorias y los cortamos en trozos de tamaño similar a los de calabaza. Limpiamos el puerro retirando las capas exteriores más secas y asegurándonos de que no quedan arenillas en su interior, lo troceamos y lo juntamos con el resto de hortalizas.
Paso 2
Ponemos las verduras ya troceadas en una olla, añadimos el agua y sal al gusto. Tapamos la olla y cocemos a fuego medio hasta que todas estén tiernas.
Paso 3
Cuando la calabaza y el resto de las verduras estén blandas las pasamos a un vaso batidor y reservamos el agua de cocción. Añadimos los quesitos a las verduras y trituramos hasta obtener un puré al que iremos añadiendo poco a poco el agua de cocción que teníamos reservada hasta que nuestra crema de calabaza y queso tenga la textura deseada. Si sobra agua de cocción, podemos guardarla en la nevera para otra preparación como podría ser una sopa o un arroz.
Paso 4
Finalmente, rectificamos de sal si fuese necesario y servimos. Se trata de un plato que puede servirse frío, templado o caliente. También podemos darle un toque personal al final añadiendo algunas hierbas aromáticas o algunas especias como pimienta o nuez moscada o incluso algunas semillas -las pipas de la calabaza tostadas podrían ser una buenísima opción- o algunos frutos secos picados que le darían un toque crujiente al plato.
Paso 1
Cortamos la calabaza en trozos de unos 5 centímetros, ni muy pequeños ni muy grandes. Pelamos el calabacín y las zanahorias y los cortamos en trozos de tamaño similar a los de calabaza. Limpiamos el puerro retirando las capas exteriores más secas y asegurándonos de que no quedan arenillas en su interior, lo troceamos y lo juntamos con el resto de las hortalizas.
Paso 2
Ponemos las verduras ya troceadas en una olla, añadimos el agua y sal al gusto. Tapamos la olla y cocemos a fuego medio hasta que todas estén tiernas.
Paso 3
Cuando la calabaza y el resto de las verduras estén blandas las pasamos a un vaso batidor y reservamos el agua de cocción. Añadimos los quesitos a las verduras y trituramos hasta obtener un puré al que iremos añadiendo poco a poco el agua de cocción que teníamos reservada hasta que nuestra crema de calabaza y queso tenga la textura deseada.
Si sobra agua de cocción, podemos guardarla en la nevera para otra preparación como podría ser una sopa o un arroz.
Paso 4
Finalmente, rectificamos de sal si fuese necesario y servimos. Se trata de un plato que puede servirse frío, templado o caliente. También podemos darle un toque personal al final añadiendo algunas hierbas aromáticas o algunas especias como pimienta o nuez moscada o incluso algunas semillas -las pipas de la calabaza tostadas podrían ser una buenísima opción- o algunos frutos secos picados que le darían un toque crujiente al plato.