Seguro que todos habéis oído hablar en más de una ocasión de la dieta mediterránea, considerada patrimonio de la humanidad y reconocida como una dieta saludable y equilibrada, pero ¿habéis oído hablar de la dieta atlántica?
No es de extrañar que antaño, cuando la conservación y el transporte de alimentos frescos era impensable, la dieta estuviese íntimamente ligada al entorno y su base principal fuesen los productos de temporada y de proximidad.
La dieta atlántica se basa precisamente en eso, en la dieta que tradicionalmente han seguido las poblaciones situadas a orilla del océano atlántico, basada en los productos del mar y de la tierra, que desde hace unos 15 años está siendo ampliamente estudiada por la Fundación de la Dieta Atlántica que depende de la Universidad de Santiago de Compostela.
¿En qué consiste la dieta atlántica?
Al igual que la dieta mediterránea es una dieta saludable y equilibrada que incluye alimentos de todos los grupos alimenticios y que aporta todos los nutrientes necesarios para nuestro cuerpo.
La dieta atlántica se basa en:
- Consumir frutas y hortalizas de temporada en abundancia por su aporte en antioxidantes y fitoquímicos con potencial antioxidante adicional. De las hortalizas las más habituales son las del género Brassica como el repollo, las berzas, los grelos o las nabizas, además de otros como judías, zanahorias, cebollas y pimientos.
- Consumir cereales, patatas y legumbres, siendo preferibles los panes elaborados con harinas integrales y las patatas hervidas, que aportan carbohidratos complejos y fibra.
- Consumo de pescados (de mar y de río) y mariscos (moluscos y crustáceos) al menos 3 o 4 veces por semana. Este es uno de los pilares de la dieta atlántica. Aportan proteínas de alto valor biológico, ácidos grasos omega −3, vitamina D, calcio (pescado pequeño consumido con espinas o pescados enlatados) y oligoelementos.
- Consumir productos lácteos a diario. Aportan proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio o fósforo) y vitaminas. Los lácteos pueden ser frescos -leche- o fermentados -yogures, quesos y requesones-.
- Las carnes deben consumirse con moderación. Principalmente carnes magras acompañadas de verduras, legumbres o patatas
- Beber gran cantidad de líquidos, principalmente agua. También es importante un consumo moderado de vino que ha de ser siempre con las comidas.
- Aliñar y cocinar los alimentos con aceite de oliva virgen extra.
- Optar por la sencillez a la hora de cocinar los alimentos para mantener la calidad de las materias primas y, por tanto, el valor nutritivo. Se recomienda la cocción, la plancha o brasa y el guisado antes que las frituras o los empanados que desvirtúan las características organolépticas y nutritivas de las materias primas de la dieta atlántica. Como dicen los chefs, respeto a la materia prima.
- Realizar actividad física cada día, ya que es tan importante como comer adecuadamente. La estructura poblacional atlántica, con un elevado grado de dispersión -las típicas aldeas de pocas casas separadas varios kilómetros-, junto con el tipo de actividad profesional tradicionalmente atlántica -pesca, agricultura- favorece el mantenimiento de una actividad cotidiana de gran beneficio para la salud. La naturaleza atlántica, terrestre y marítima, permite el desarrollo de actividades de ocio favorecedoras de la actividad física.
Beneficios de la dieta atlántica
En los estudios realizados por la Universidad de Santiago en los últimos años se ha puesto de manifiesto que la dieta tradicional en el Sur de la Europa Atlántica -Galicia y Portugal- puede ayudar a proteger el corazón.
Los residentes de estas zonas geográficas tienen tasas muy bajas de fallecimiento debido a enfermedades cardiovasculares. De hecho, las tasas de mortalidad por cardiopatías en estas regiones son similares a las de Francia, Italia y Grecia, donde los habitantes tienden a seguir una dieta de estilo mediterráneo, rica en frutas, verduras, aceite de oliva, cereales integrales y frutos secos.
Un estudio reciente también la considera como una buena dieta para combatir la obesidad ya que reduce la grasa corporal y el colesterol.
Y aunque todavía son necesarias más investigaciones acerca de los efectos sobre los beneficios de esta dieta para combatir otras enfermedades importantes, como los accidentes cerebrovasculares, y algunos tipos de cáncer, por ahora, los resultados están siendo muy prometedores.
En definitiva, no es que tenga más beneficios que la dieta mediterránea pero es otra opción de dieta a seguir dentro de un marco saludable.
Más información | Fundación Dieta Atlántica