Esta en Chamberí pero no hay cañas y tapas; hay tacos, platillos, chelas y margaritas. Y es mexicano, pero mexicano de verdad, nada de tex-mex (ni hablar).
Mawey Taco Bar juega a los sabores, a la autenticidad de la cocina mexicana con el sello propio de Fernando Carrasco y Julián Barros, enamorados de esta gastronomía y con una imaginación siempre en marcha. Su cocina se mueve entre la tradición más arraigada y la creatividad, y el resultado se define con una palabra: sabrosura.
Ficha y detalles del restaurante Mawey Taco Bar
Mawey Taco Bar es el restaurante de Fernando Carrasco y Julián Barros, amantes de la cocina mexicana de verdad que han conseguido unir autenticidad e imaginación para crear platillos y tacos sorprendentes que se mueven entre la tradición mexicana y la sorpresa. La oferta se completa con cócteles y chelas mexicanas. Y todo para disfrutar en un lugar sin pretensiones donde la cocina de nivel se lleva todo el protagonismo.
- Lo mejor: Los Tacos del gobernador y los de cochinita pibil con X’nipec.
- Dirección: Calle de Olid, 6. Madrid.
- Horario: M a J 13:30-16:00 y 20:30-00:00. V y S 13:30-16:00 y 20:30-2:30. D 13:30-16:00.
- Reservas: Se puede reservar a través de su web.
- Precio: 20-25 €.
- Nota: 3/5
Mawey Taco Bar, la tradición no quita la creatividad
Como algunos ya sabréis, el picante me pierde, así que soy una enamorada de la cocina mexicana casi por necesidad. Precisamente por eso echaba de menos un restaurante que, por poner un ejemplo, sirviera los tacos en tortillitas auténticas, o utilizara totopos en lugar de nachos, y que no te pusiera el bote de tabasco, sino que utilizara el picante con equilibrio en la carta y maestría en el plato. Así que cuando llegó a mis oídos que abría Mawey Taco Bar, no lo dudé.
Para más inri, esta nueva apertura cuenta con dos cracks en cocina mexicana: Fernando Carrasco, con un largo currículum donde destaca su paso por Punto MX, y Julián Barros con un Gran Diplome de Le Cordon Bleu y la experiencia de varias cocinas con estrella Michelin. Viendo el bagaje, todo apunta a que no se van a quedar en los clásicos, la creatividad y cierta mezcla de ingredientes inesperados está muy presente. Pero de base está la tradición en las elaboraciones y la materia prima, y se nota.
Precisamente Julián me habla de esto, de la necesidad de algo auténtico. “He viajado a México y siempre me han gustado sus tacos, personalmente y en cocinas, porque dan mucho juego. Creo que en Madrid hacía falta una cocina mexicana auténtica, nosotros la respetamos y aportamos alguna pincelada creativa, nuestra idea es crecer en este sentido pero sin faltar a la autenticidad e los ingredientes y algunos guisos”.
Dicho esto, me pido una Pacífico, suave y fresca por si llega el picante, y comienzo mi viaje al México experimental.
La tradición de Mawey Taco Bar
No podía empezar con otra cosa que no fuese la tradición pura y dura. Así que pruebo un Aguachile de corvina que aún no está en carta y recomiendo encarecidamente que lo incluyan. La corvina está bien fresca y el picante de este plato (para mi gusto agradable y nada fuerte) viene contrarrestado por el frescor de los tomates cherry, la cebolla y los puntos de guacamole. Un platillo fresco y bien típico que nos abre las puertas a lo que va a venir.
Continúo con el Guacamole casero con totopos. Y es que parecerá una tontería pero lo del guacamole es como lo de las croquetas en este país: si un bar las hace bien, su cocina tiene todas las de ser buena. Pues en esto igual, si el guacamole es fresco y está bien condimentado, apunta maneras. Éste lo es, lo hacen al momento en un recipiente de piedra típico y acompañado de totopos (gracias). Un entrante que siempre funciona.
Y empiezo con los tacos. Como estoy con la tradición, pruebo los Tacos de cochinita pibil con X’nipec (una salsa típica hecha con chile habanero). Un guiso buenísimo de carne deshilachada muy sabrosa sobre una tortilla auténtica (vaya si se nota) y con cebolla encurtida por encima. Tradición pura y dura y tan gustosa como mandan sus cocinas.
La creatividad de Mawey Taco Bar
Continúo con más tacos, pero esta vez dejo que México solo esté presente en algunos ingredientes y que mande la imaginación del chef. Los Tacos del gobernador con queso Oaxaca y polvo de kikos son una de las estrellas del local. Una tortilla con queso en la base y encima unas gambas que casi son tempura pues van acompañadas de una finísima capa de polvo de kikos y, por encima, lombarda encurtida. Una sorpresa, una gamba bien potente, muestra del buen producto que manejan, y una composición equilibrada, con lo cremoso de un queso que relaja los sabores y una lombarda que le da crujiente y un ligero toque agrio para compensar.
Más creatividad en los Tacos de oreja y sepia con salsa de chile habanero. Una mezcla inesperada que curiosamente funciona, la sepia pone un punto ligero de mar pero manda la oreja con ese sabor ibérico, el cartílago crujiente, la grasa fundiéndose con el resto de ingredientes… Un escándalo. Pero cuidado, este pica con ganas, lo graso de la oreja relaja el paladar pero la salsa de chile habanero que se extiende por la tortilla es potente. Un taco solo apto par valientes.
Termino con una Tarta de queso con panela y teja de almendra. Es cierto que de mexicana solo tiene la panela, pero resulta que me la recomiendan encarecidamente. Así que la pido, la pruebo y me sorpendo con una tarta a la asturiana con un regusto intenso a queso gracias al queso Gamonéu, un tipo de queso azul típico de los concejos de Onís. Viene perfecto para quien quiera terminar con la potencia de sabores anteriores. Para los que quieras seguir a la mexicana, un típico pastel Tres Leches pero de chocolate.
A brindar, ¡que viva Mexico!
En la barra cuentan con Roberto Molina, bartender y especialista en mezcales. Aunque puede hacer cualquier cóctel, lo suyo es ir y probar los de la carta. Tienen desde el Margarita típico, con tequila, lima y Cointreau a la versión mexicana del Mojito, el Tejito, con tequila, lima, hierbabuena y azúcar. Yo pruebo el Margarita, por eso de elegir de nuevo un clásico para empezar. Muy rico y equilibrado, importante porque pasarse con el tequila tiene consecuencias. Y pruebo La Paloma, uno de los más populares en México, a base de tequila, lima, pomelo y sal negra del Himalaya. No resulta anda fuerte, es aún más fresco y apetecible (para mi gusto) que el margarita. Sin duda, recomendable.
¿Mexicano tradicional de verdad y creativo a la vez? Con estas premisas iba con las expectativas altas. Y Mawey ha cumplido con creces. De aspecto acogedor, con un salón pequeño y sin pretensiones, divertido, distendido y con un equipo igualmente encantador, este sitio va a dar qué hablar a los amantes de Mexico. Sin duda está en mi agenda de favoritos.
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