No hay motivos para disfrazar un buen producto cuando es excelente, a menos que sea para mejorarlo. Pero si esa no es la intención, mejor comerlo tal y como la naturaleza lo trajo al mundo: desnudo, sin disfraces ni adornos innecesarios. Y ahí es donde comienza la historia de Espai Kru, en Barcelona.Tras unos años en los que los fuegos artificiales marcaban la pauta en cuestiones gastronómicas, este restaurante se desmarcaba de todos con una apuesta por por la cocina en crudo. Y no por moda, sino porque podía: surgía bajo la mítica marisquería Rías de Galicia, en la zona de Poble Sec.
Detalles del restaurante Espai Kru
- Espai Kru lleva el sello de los hermanos Iglesias -segunda generación de propietarios del Grup Iglesias- . Solo materia prima de excelente calidad cocinada casi en crudo. De ahí el nombre, y el concepto de este ‘espai kru’ del Poble Sec.
- Lo mejor: La secuencia de atún rojo mediterráneo. Excepcional.
- Dirección: Lleida, 7, en Poble Sec. 08004 Barcelona
- Horario: De martes a sábado de 13.30 a 16h y de 20 a 23.30h.
- Reservas: Es casi imprescindible reservar, en el teléfono 93 424 81 52
- Precio: Menú degustación 100 € por persona
- Notas: 5/5
Espai Kru, una vuelta a los orígenes culinarios
Espai Kru es como una vuelta a los orígenes. Y cuando decimos orígenes, nos referimos a la época anterior al fuego, hace más de dos millones de años. ¿Qué había entonces? Solo productos vivos, crudos y frescos. Si lo traemos hasta el tiempo presente, y le aplicamos las técnicas de corte, ejecución, conservación y presentación más actuales, ¿qué se podría hacer con eso? Sashimis, carpaccios, tartares, marinados, aliños y salazones, pasado por el tamiz de la cultura mediterránea, atlántica, americana, árabe, nórdica e incluso asiática.
Todo eso es Espai Kru. Una fusión de técnicas, culturas y el mejor producto, el de una de las marisquerías más reconocidas de Barcelona, Rías de Galicia. Y ese sí que es el origen de todo. Los hermanos Iglesias -segunda generación de esta saga con más de 30 años de tradición-, propietarios ya de doce restaurantes en la Ciudad Condal, como Casa de Tapas Cañota, Bobo Pulpín, además de Bodega 1900, Tickets o Pakta, donde son socios de otros exitosos hermanos, los Adriá, ideólogos del concepto ‘en crudo‘ que defienden en Espai Kru.
Platos antes y después del fuego
Antes del fuego, todo se comía crudo. De eso va la primera parte de la carta: desde los Moluscos Kru a los Krustáceos, los Pescados Kru, las Carnes Kru o las Verduras Kru. Y después, los platos calientes, elaborados todos a la vista del cliente, en un salón organizado en torno a la cocina y la mesa de emplatados. Todo organizado como una maquinaria de precisión perfectamente engranada y dirigida por el chef Ever Cubilla. Sobre todo en su menú degustación, un lujazo orquestado en pases que se dan el testigo unos a otros como en una competición por equipos donde el único objetivo es ganar. Y estos se llevan el primer premio.
‘Recorrido’ por su menú degustación
‘Recorrido’. Así se llama el menú degustación de Espai Kru, un paseo por la carta del restaurante, desde los salazones a los moluscos, los crustáceos, los pescados, la huerta, las carnes y hasta los postres. Desde el crudo hasta los cocinados prácticamente sin fuego, con lo que demuestran su inquietud y su filosofía gastronómica.
En los moluscos, la ostra francesa en aguachile o las navajas de las Islas Cíes con salsa anticucho. En pescados, el tiradito de salmonete con leche de tigre de mango, el ceviche de dorada salvaje o la secuencia de atún rojo del Mediterráneo, una de las estrellas de la carta y del menú degustación compuesta de tartar de toro con flan de maíz, akami con wasabi y soja, chuto toro con caviar Asetra, toro con trufa negra melanosporum y toro soasado. De-li-cio-so y sor-pren-den-te. Y seguimos con los crustáceos, con tartar de bogavante o gamba de Palamós al ajillo. En carnes, tartar de wagyú y tobico, o morrillo de atún con alcachofa y foie. Y en verduras, el tartar de tomate, tan conseguido que por momentos no sabes si estás tomando carne, pescado o vegetal. Toda una sorpresa. Como todo lo que sucede en Espai Kru.
Espacio a dos alturas
Dos plantas. Rías de Galicia oculta en su planta de arriba, a la vista de todos, Espai Kru. Aunque el espacio no es lo único que comparten: también tienen en común el producto, la mejor materia prima, fresquísima y de excelente calidad. El riesgo de compartir puerta de entrada, y de salida, es que cada vez que subes a Espai Kru corres el riesgo de querer pedir mesa en Rías de Galicia al bajar. Aunque el festín gastronómico es tan intenso, que mejor dejarlo para la siguiente ocasión. Seguro que tampoco defrauda. Qué mejor excusa que esta motivación para volver y probar.