Charrúa, el nuevo paraíso para los sibaritas de la carne
Visitamos Charrúa, la sucursal madrileña del restaurante homónimo de Coruña. Aquí se viene a comer carne de gran calidad y venida de todas partes.
1 julio, 2018 12:02Noticias relacionadas
Primero fue Coruña y ahora le ha tocado el turno a Madrid. Hace apenas unos meses asistíamos a la apertura de un nuevo restaurante carnívoro. Se llama Charrúa y es el proyecto del dúo formado por un gallego y un uruguayo que encontraron en esto de la carne el nuevo paladín de la gastronomía.
Ficha y datos del restaurante Charrúa
- Charrúa es un nuevo restaurante madrileño especializado en carnes de gran calidad. Surge como homenaje a la tribu indígena de los Charrúa que veneraban el fuego por encima de todo, y es que aquí todo se cocina a la brasa. Disponen de una larga carta de cortes de carne venidos de todas partes del mundo.
- Lo mejor: el corte de simmental alemán acompañado de boniato a la brasa.
- Dirección: Conde de Xiquena, 4. Madrid.
- Horario: Ma a Sa de 13:30 a 16:00 horas y de 20:30 a 01:00 horas. Domingos de 13:30 a 16:00 horas. Lu cerrado.
- Reservas: Aceptan reservas en el 91 279 1601.
- Precio: 60-70 euros por persona.
- Nota: 4,5/5
El restaurante es de los mismos dueños que Cannibal, muy cercano a Charrúa que ha abierto en pleno barrio de Chueca. Y ¿de dónde le viene el nombre? Para poneros en antecedentes, os diremos que los Charrúa fueron una tribu indígena del siglo XVI que habitaba lo que hoy en día es el Sur de Uruguay. ¿Su particularidad? El culto al fuego sobre todas las cosas. Grandes guerreros y cazadores, adoptaron el fuego como forma esencial de vida, especialmente en el momento de cocinar sus capturas.
En ese momento en el que también aquí, la brasas y el fuego son los elementos dominantes. ¿Por qué? Porque prácticamente toda la carta se prepara sobre las ascuas. Precisamente una gran parrilla es el elemento central del local, alrededor del cual se ha dispuesto una barra para poder disfrutar, con asientos de primera fila, de todo lo que allí se cuece. En esta barra dominan los tonos de madera, las velas, las pieles de animal… Puede que su decoración invite más a pasar allí largas veladas invernales, pero lo acabamos de descubrir y no queríamos dejar de contarlo. Además de esta barra súper apetecible, el restaurante cuenta con varias mesas igual de coquetas.
Un menú de altura en El Charrúa
En Charrúa, a excepción de sus ensaladas, todo pasa por las brasas, así que el disfrute está asegurado pidas lo que pidas. Nada más sentarte en la mesa te sirven unas aceitunas con anchoa de L’Escala, mantequilla con sal, un poco de salsa chimichurri casera y pan. Mientras abres boca a la vez que untas pan con mantequilla, lo mejor es bucear por su carta y decidir con qué deleitarte ese día.
Nosotros empezamos con unas alcachofas a la plancha. Simplemente deliciosas, tiernas, cortadas el láminas, casi caramelizadas y con sabor a leña. También en el mismo apartado de verduras, cuentan con espárrago blanco a la parrilla, tomate, calabacín, cebolla, morón (pimiento rojo), mini zanahorias de Finca los Cuervos o patata entre otros, aunque estos quizás sea mejor pedirlos de acompañamiento.
Si quieres compensar con toda la carne y proteína presentes en carta, lo mejor es que pidas una de sus ensaladas. Ya sea la salade de Niní con espinaca, aguacate, tomate seco y lascas de parmesano, aderezada con savora y miel o la Charrúa con mozzarella de búfala, albahaca y tomate de temporada. Para acompañar la carne es ideal pedir una ensalada verde de lechuga gallega seleccionada y procedente de Finca los Cuervos con cebolla.
A continuación tomamos un chorizo criollo a la brasa. Exquisito, con un sabor equilibrado y nada fuerte o invasivo. Si te quedas con ganas de más, también puedes pedir morcilla, mollejas o un provolone fundido a la brasa del que no dejarás ni gota.
La carne, el plato fuerte de El Charrúa
Y a continuación, vamos con el plato fuerte: la carne. Porque aquí se viene a comer carne de la buena. Lo ideal es pedir un par de cortes diferentes para probar dos cosas y tomar algo distinto en la siguiente visita. La elección se hace difícil porque todo suena a delicia. De Argentina y Uruguay traen entrecot de novillo, bife de chorizo de novillo y lomo del mismo. De Australia una picaña y un lomo alto Black Angus. De Estados Unidos picaña de Nebraska y diferentes cortes de Black Angus: asado de tira, lomo alto, cabeza de lomo o una suculenta hamburguesa. Una de las estrellas de la casa viene de Alemania y ese es el lomo Simmental y un corte solo apto para valientes, el Tomahawk de Simmental. También han contado en su carta con carnes del territorio nacional como la rubia gallega con 40 días de maduración, que preparan como steak tartar o a la brasa.
Todas ellas cocinadas a la perfección, con un punto correcto y fantásticas. En esta ocasión probamos la picaña y el lomo de Simmental. Ambos diferentes. El primero con menos grasa que el segundo, pero igualmente jugoso y sabroso. Lo acompañamos de un boniato asado que se presenta abierto a la mitad y aporta un punto dulce muy interesante. También preparan unas geniales patatas fritas, que pueden servirse solas o con aceite de trufa y parmesano. Sea cual sea el acompañamiento, el disfrute viene asegurado con las carnes.
También han puesto a disposición de sus clientes una bodega con grandes referencias nacionales y otras venidas de Argentina, como el fantástico Lágrima, pero también de Uruguay, Chile, Francia o Portugal.
Para terminar, la carta de Charrúa presenta no menos de siete postres distintos, entre los que todos apetecen. El dulce de leche está presente en preparaciones como el volcán de dulce de leche, el flan de mascarpone con dulce de leche y unos panqueques acompañados del tradicional dulce latinoamericano. Nos decidimos por la tarta de queso (¿qué tendrá este postre que queremos probarlo allá donde vamos?). Se presenta a modo de flan con caramelo y un marcado sabor a naranja, quizás éste demasiado presente.
Lo que nos queda claro tras la visita a Charrúa, es que éste va a convertirse en lugar de peregrinación de carnívoros ya que aúnan los dos elementos clave para triunfar: materia prima excelente y punto preciso de cocinado.