Fue en 1894 cuando Los Galayos abrió sus puertas por primera vez en Madrid para ofrecer a sus visitas una cocina tradicional de máxima calidad elaborada con tanto mimo como se hace en las propias casas. Desde entonces, su crecimiento y evolución han dado lugar a clientes fieles desde hace años, tanto en sus espacios de barra como en los salones de este mítico local de la calle Botoneras, esquina con la Plaza Mayor. Un enclave perfecto para convertirse en un referente donde la tradición, el buen hacer y la autenticidad son los puntos clave de su continuidad en el tiempo.
Ficha y detalles del restaurante Los Galayos
- Lo mejor: el cochinillo asado durante más de 8 horas.
- Dirección: Botoneras, 5, 28012 Madrid
- Horario ininterrumpido: 9:30h a 00:00h.
- Reservas: En el teléfono 91 366 30 28
- Precio medio: 40 euros.
- Nota: 4/5
Es complicado hablar de un restaurante con tantos años de historia y tanta tradición. Los Galayos es uno de los restaurantes centenarios de Madrid, un espacio que guarda tantas historias como anécdotas entre unas paredes que una vez formaron parte de las cuevas secretas que se escondían por debajo de la ciudad y que llegaban hasta el Palacio Real.
Historia, tradición y cocina de toda la vida
Aquí se ha hablado de historia, de arte y literatura, de política, de deportes… Infinidad de personajes se han dejado ver en sus mesas, degustando siempre una gastronomía tradicional en la que el sabor y los guisos de toda la vida son los principales protagonistas.
Para comenzar, de la despensa, del corral, del mar y del huerto vienen sus mejores propuestas. Tablas de ibéricos de bellota y quesos artesanos nacionales; tortilla española cuajada al momento; croquetas de jamón y dos quesos; torreznos crujientes con sal Maldon; puntillitas con huevos de corral y juliana de pimientos rojos y verdes fritos… Una propuesta tan tradicional como irresistible, muy variada para acertar con cualquier comensal, y preparada con tanto mimo y cuidado como se hace en casa.
Continúan los entrantes con la cazuela de gambas al ajillo con su toque picantito; una deliciosa brandada de bacalao gratinada; el pulpo asado con revolconas y aceite de pimentón de la vera; el calamar de potera en aritos fritos con dos aliolis; o las alcachofas naturales de Navarra con queso Idizábal, entre muchos otros.
No faltan en carta las ensaladas, los arroces y los platos de cuchara. Entre ellos destacan el arroz negro con gambas y calamares; los callos a la madrileña; la sopa castellana bajo una receta centenaria; el cocido madrileño de la casa en puchero de barro (sólo disponible para almuerzos y en temporada); y el salmorejo cordobés con hilos de jamón ibérico y huevo cocido, perfecto para rematar el verano que ya se nos va escapando de las manos.
El cochinillo, protagonista en Los Galayos
Pero las especialidades de la casa aún están por llegar. La más reconocida es su cochinillo, asado durante ocho horas, una receta que tiene como resultado una textura de carne muy tierna y desgrasada, que se deshace en la boca casi sin masticar. También el chuletón de vacuno mayor con su guarnición es ya tradición en Los Galayos. La sección de carnes se complementa con una tierna paletilla de cordero lechal asada al estilo tradicional; las chuletillas de cordero lechal a la plancha; el rabo de ternera guisado; o las sabrosas albóndigas de secreto ibérico en salsa barbacoa casera.
No faltan los pescados en la carta de Los Galayos, claro que no, y quizá sea la sección que más ha evolucionado durante estos años. Todas las recetas parten de la mejor materia prima, sin embargo, han buscado darle una vuelta a las elaboraciones de siempre presentando ideas tan suculentas como los libritos de merluza a la romana con pisto casero y patatas; las supremas de salmón confitado en aceite virgen extra con risotto de setas y algas crujientes; el lomo de bacalao al horno con alioli gratinado y pimientos del piquillo salteados; o las exquisitas albóndigas de rape en salsa marinera con langostinos.
Sin olvidar una extensa y muy bien estudiada bodega, donde reinan las referencias más clásicas, los postres rematan una visita tan especial a uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad. A Los Galayos hay que venir al menos una vez en la vida, y seguro que esa vez se convierte en la primera de una muy probable tradición gastronómica.
Entre sus dulces encontramos recetas de siempre como los profiteroles de nata con chocolate caliente; la tarta de queso con frutos del bosque, la favorita de los comensales; la torrija casera de leche con helado de turrón; los bartolillos madrileños con crema de vainilla; o una clásica tarta tatin de manzana. La crema catalana gratinada; la leche frita flambeada con anís; las milhijas de nata y crema con salsa de frambuesas; o los bocaditos de brownie con helado de vainilla y nuevces, cierran la sección más golosa, ideal para combinar con una copita de vino dulce o seco.
Carta de tapas en la barra
Su idílica ubicación hace de Los Galayos una visita que, a pesar de no ir con reserva, puede antojarse de paso, tanto a turistas como a locales. Para ellos cuentan con una mítica barra en la que sirven una carta especial de tapas. La tradición y las recetas de toda la vida vuelven a ser protagonistas de esta oferta.
Los huevos (con morcilla, en tortilla paisana gigante con chorizo, guisantes y pimiento, estrellados…); las conservas como las anchoas del Cantábrico con pan y tomate, los boquerones en vinagre con patatas chips o las sardinas salvajes con salmorejo cordobés; y el picoteo de pinchos y tapas triunfan en esta mítica barra de madera. Calamares, croquetas, espárragos, langostinos, quesos, embutidos, patatas bravas, gambas al ajillo… no hay receta tradicional de la gastronomía española que falte entre sus propuestas, ni visitante que se resista a probar únicamente una de ellas. Dejarse llevar por el ambiente histórico y genuino de la zona más informal y distendida de Los Galayos es otra muy buena manera de disfrutar de la mejor gastronomía de nuestro país.