La botella de vidrio sigue siendo el sistema más usado en el mundo del vino y todo apunta a que su reinado será largo. Sin embargo, en los últimos próximos años hemos asistido a un crecimiento significativo de envases alternativos como la lata o el cartón, un cambio de paradigma que pretende acercar el vino a todo tipo de público y facilitar otros tipos de consumo.
El vino en lata ha llegado a España de la mano de varias bodegas, y también se aprecia una nueva puesta en valor del Bag in Box, ese sistema de embalaje de un solo uso diseñado para prolongar la vida útil de los líquidos (sí, la cajita con grifo), tradicionalmente relegado al vino a granel. Hablamos de las posibilidades del formato benjamín, de la vuelta de la garrafa e incluso del porrón.
Son tiempos divertidos para el consumo de vino y cada vez más bodegas y elaboradores nos invitan a ser rebeldes, a salirnos de la fila y disfrutar sin corsés. Porque sí, otra manera de vivir el vino es posible.
Libertad en lata
La lata ha dejado de ser una rareza en el mundo del vino. La revista Wine Enthusiast incluía el año pasado en sus recomendaciones BestBuy dos vinos en lata en los primeros puestos de la lista (y uno de cartón en séptimo lugar).
El cambio de tercio se ha producido gracias a bodegas que han apostado por la versatilidad de este formato sin renunciar a la calidad del producto. En España, una de ellas es Zeena, una marca que promueve un vino en lata natural, rebelde, sostenible y sin complejos.
La añada 2020 de sus tres garnachas enlatadas (blanca, tinta y rosada) se ha propuesto conquistar este verano a los que se atrevan a romper las reglas priorizando por su salud y la del planeta. Y es que la uva de Zeena procede de cultivo ecológico de Terra Alta, sus vinos no llevan aditivos ni azúcares añadidos y cuentan con certificación vegana. Además, están envasados en latas de aluminio 100% reciclado y reciclable, y protegidos por una película interna que mantienen inalterado el aroma y el sabor. Según la marca, esta es la evolución natural del vino.
Otros dos vinos en lata para tener en la nevera: La gama navarra Ah So, formada por un blanco, un tinto, un rosado y un espumoso, procedentes de los viñedos de la familia López de Lacalle en Artazu (los propietarios de Artadi en Álava). El rosado en ‘conserva’ y las burbujas enlatadas de Born Rosé, que nos invitan a vivir la vida sin limitaciones.
Orgasmos a granel
Ecológico, natural, biodinámico y muy, muy divertido. Así es el vino de Organic & Orgasmic, un proyecto que forma parte de Democratic Wines y defiende y promueve el vino a granel orgánico y de origen, procedente de pequeños productores locales. O como ellos lo definen: “Un orgasmo para el paladar en forma de vino orgánico”.
La colección O&O está formada por pequeñas partidas de vinos que la compañía va encontrando por el territorio español. “Hay los litros que hay de cada vino. Y cuando se terminan, se terminan”, asegura Rubén Parera (Finca Parera) viticultor, enólogo y cazador de vinos de Organic & Orgasmic.
Con esta filosofía, ya han colaborado con bodegas como Vall Llach, Can Credo, Celler Comalats, Celler Frisach, Finca Parera, Celler Carlania o Casa Berger, entre otros. Pequeños elaboradores, con vinos singulares y proyectos muy humanos, que tienen en común una base de elaboración ecológica y un sabor tremendo.
Como buenos entusiastas del vino y defensores de que los grandes placeres de la vida no se sirven en botella sino a chorro, la gente de O&O defiende a capa y espada el granel de toda la vida, y lo embotellan en formato garrafa, Bag in Box o botella retornable. Para ellos, “un maravilloso retorno a la antigua usanza de comprar vino con envase reutilizable y a buen precio sin renunciar a la calidad y buscando siempre sorprender”.
Bag in Box sostenible
Conseguir que el vino dure más tiempo abierto en buenas condiciones es uno de los grandes retos de las marcas. Y Bodegas Martúe (La Guardia, Toledo) lo ha logrado con un sistema práctico y revolucionario.
Martúe Evolution es un nuevo formato que eleva a otra dimensión el tradicional Bag in Box. Un envase elegante y ligero con capacidad de 3 litros (4 botellas), que mantiene el vino en buen estado hasta cinco meses después de haberlo abierto.
Una nueva vida para sus vinos de siempre, tanto el tinto roble como el blanco de verdejo, que no les resta calidad, pero les suma practicidad y lo hace, además, de manera sostenible al reducir el uso de vidrio. Un formato fácil de transportar y que permite un uso más sencillo, ya que no necesita sacacorchos. Según Ignacio de Miguel, enólogo de la bodega, “es la opción perfecta para poder alternar un vino tinto y un blanco sin miedo a estropear la botella por tomar solo una copa”.
El tamaño importa
El magnum (1,5 l, o lo que es lo mismo, dos botellas de 750 cl) es el formato favorito por los profesionales del vino, porque es el que mejor resguarda su microoxigenación y, por tanto, el que mejor lo protege frente al paso del tiempo.
Pero también es el formato ideal para llevar a una reunión de amigos. Pruno lo sabe bien, porque su magnun es, cada año, la edición más esperada de la bodega. La añada 2019 celebra la undécima cosecha y pone en valor el río Duero, sobre cuyo meandro se asienta el viñedo de Finca Villacreces.
Este tinto de tempranillo y cabernet, con 12 meses de barrica, está considerado por muchos expertos como el mejor vino calidad-precio del mercado. Un acierto seguro que, en formato magnum, supone esla continuación de la serie ‘Los Secretos de Villacreces’, donde, en añadas anteriores, los protagonistas fueron el hombre, la flora y la fauna. “En esta ocasión hay un homenaje explícito al Duero, compañero silencioso de los viñedos que rodean Villacreces, un emplazamiento único que aporta vida, naturaleza y que, unido a los pinos centenarios, crea un microclima muy particular en la zona”, dicen. 'Prunomanía' absoluta.
Postureo 'mini'
No es fácil de encontrar porque no todas las bodegas embotellan en este formato, pero el benjamín, la botella más pequeña del mercado (18-20 cl, más o menos un cuarto de una botella estándar), es perfecto para cuando solo quieres tomar una copa o eres el único que bebe vino en la fiesta.
En espumosos es más habitual y, gracias a las grandes casas de cava, se empieza a poner de moda consumirlo en terrazas y azoteas directamente de la botella. Una tendencia que Freixenet ha sabido aprovechar y llevar un paso más allá con su línea Miniblack: cava brut o rosé en botellas de 20 cl, de atractivos diseños y con copa integrada. El formato individual perfecto para disfrutar solo o compartir una copa en cualquier momento. Sobre todo en verano.