La llegada de un presidente de los Estados Unidos después de 88 años a Cuba ha generado una expectación sin precedentes. La visita comenzó sin el discutido recibimiento de Raúl Castro a los pies del avión y continuó con una intensa lluvia. La familia al completo incluidas las hijas y la suegra de Barack Obama forman parte de la comitiva presidencial del viaje.
Shasa y Marian Shields Robinson aterrizaron de riguroso negro mientras Malia y su madre lo hicieron con trajes floreados repletos de color. Michelle Obama lució un diseño blanco y rojo sin mangas con estampado floral pixelado de Carolina Herrera.
Muchos han querido ver en esta elección, un gesto político al tratarse de una diseñadora venezolana con nacionalidad estadounidense. Aunque Michelle ya apostó por esta firma en dos ocasiones.
La última para su encuentro con el Papa Francisco en su visita a los Estados Unidos en septiembre de 2015.
El vestido de Michelle tiene un precio de 2.090 euros de venta en el portal de la tienda multimarca online Neiman Marcus. Pero Carolina Herrera ha suprimido las mangas, puesto escote y acortado el vestido para la señora Obama. También, puede comprarse la falda por separado. La primera dama estadounidense lo conjuntó con una chaqueta de color rojo baya cuando comenzó a llover con fuerza.
La primera dama volvió a recurrir a las flores para la cena de estado con Raúl Castro como si quisiera celebrar el inicio de la primavera.
Un vestido de Naeem Khan, un diseñador de origen hindú establecido en Nueva York. Para esta ocasión se disminuyó el escote del vestido original. La creación tiene un coste de 4.000 euros.
Shasa(14), la más discreta de las dos hermanas, optó por un vestido oscuro en el que destacaban los pespuntes en blanco en cuello y a lo largo de la falda. Lo completó con un cordón de cuero sujeto a su garganta y unas modernas sneakers negras de suela blanca.
El traje de la marca Shoshanna tiene un precio de 342 euros.
La hija mayor del matrimonio apostó por el color, luciendo una camiseta y una falda de diferentes estampados florales que combinó con unas originales zapatillas. Se trata de las conocidas Superstar de Adidas con un precio de 105 euros. Bajó del avión con unos sofisticados lace up a los que tuvo que renunciar por la copiosa lluvia.
Este modelo está inspirado en la década de los 80 y multitud de celebrites como Gwen Stefani, Pharrell Williams y Gigi Hadid las llevan para sus salidas diurnas.
La familia no perdió lo oportunidad de cenar a las siete de la tarde en San Cristobal Paladar, uno de los mejores restaurantes de la Habana, en el que también comió Mick Jagger en su última estancia en la isla. Michelle Obama degustó una 'Tentación Habanera', consistente en palillos de filete en salsa de vino tinto.
Aunque pidió un Pinot Noir al final se decantó por un Ribera del Duero que le recomendaron. Barack, su suegra y su hija Shasa cenaron solomillo. Mientras que la madre de Michelle y Malia prefirieron la brocheta de cerdo. El presidente de los Estados Unidos pagó él mismo la cena con un pequeño fajo de billetes que sacó de su bolsillo.
La familia al completo se alojarán dos noches en la residencia del embajador de los Estados Unidos en La Habana. Una bucólica mansión que se terminó de construir en 1942 bajo el mandato de Franklin D. Roosevelt. Provista de una cancha de tenis, piscina y dos hectáreas de frondosos jardines tropicales levantada con materiales de lujo como piedra de coral: “Este es un lugar que fue construido para impresionar”, dijo el máximo diplomático de Estados Unidos en la isla hasta 2014. La mansión no está lejos de la residencia de Fidel Castro.
Michelle acaba de realizar una escapada en solitario para dar una estimulante charla dentro de su programa “Let Girls Learn” (Dejemos que las niñas aprendan) que lucha por conseguir el acceso a la educación básica para 62 millones de niñas desfavorecidas.