Cristina Pedroche ha explotado. No es para menos. Cada vez que concede una entrevista a un medio, alguna de sus declaraciones termina convertida en polémica. “Parece que no puedo decir nada sin que muchas personas se sientan heridas, ofendidas e incluso decepcionadas… ¿En serio todo este revuelo porque digo a quién quiero y cómo le quiero?”, escribía la presentadora de Pekín Express en su blog.
El pasado domingo, Pedroche se convertía en lo más comentado en las redes sociales después de que dijera en una entrevista a La Vanguardia: “tendré un hijo y le querré mucho, pero nunca tanto como a David”. Unas palabras que generaron rápidamente en controversia y se convertían en debate sobre la maternidad. Algunos incluso llegaron a tacharla de machista y sexista.
No obstante, no es la primera vez que Pedroche se enfrenta a las críticas. Y es que la de Vallecas se ha convertido en sinónimo de polémica debido a que siempre ha demostrado ser una mujer sin pelos en la lengua, que lo mismo se posiciona políticamente como da su opinión sobre el feminismo.
De hecho su última ‘polémica’ tenía que ver precisamente con su voto en las pasadas elecciones. La colaboradora de Zapeando confesaba que había votado a Alberto Garzón y que no se sentía muy española aunque sí “muy vallecana”. Los titulares estaban servidos. Y Pedroche tuvo que salir al paso de las críticas. “Jamás diría que no me siento española ¡¡porque soy española!! Jamás diría que soy comunista ¡¡porque no soy comunista!!”, aclaró.
La presentadora también aprovechó además para criticar a aquellos que se meten con su físico. "Si cada vez que pusieras un tuit te costara cinco céntimos, todos esos 'gorda', 'tonta', 'puta' que recibo, seguro que no los recibiría. Criticar es gratis. Hay que cobrar los tuit y el criticar en general".
Sólo un año antes, Twitter le llamaba gorda a través del hashtag #LaBallenaDeVallecas. Ella, por supuesto, no calló y se defendió a través de su blog. «No me importa nada en absoluto que algunos digan que estoy gorda... Estoy muy feliz con mi cuerpo, con mi constitución y con mi genética... Muy orgullosa de ser como soy y me encantaría que vosotros también lo estuvierais, que nunca nadie os haga sentir pequeños o débiles por un comentario”.
Esta polémica llegaba precisamente sólo unos días después de que presentara las Campanadas de laSexta con un vestido transparente, que generó todo tipo de comentarios. No tantos, sin embargo, como durante la pasada Nochevieja cuando volvió a dejar boquiabierta a la audiencia con un vestido aún más atrevido que el año anterior.
“Sí, soy culpable. Soy la única culpable. No hay que mirar a nadie más, sólo a mí. Nadie me obliga a hacer, ni decir, ni vestir nada. Pero ¿sabéis qué? Que soy feliz. Soy feliz porque soy libre. Hago con mi vida lo que quiero. Al igual que voto a quien quiero, lo mismo hago con mi ropa. Me visto como quiero y como me apetece en cada momento”, se defendió después.
El taxi y el pato
Pero no sólo con su físico se ha generado polémica. En 2014, la compañía Uber utilizó fotografías de la presentadora para promocionarse. Algo que generó críticas. Sin embargo, la joven quiso dejar claro que no tenía relación alguna con este servicio y subió una foto a Twitter en la que se le veía cogiendo un taxi.
Y, es más, tal es su influencia que incluso hasta su marido ha sido objeto de polémicas. El cocinero enfadó a las redes sociales cuando el pasado diciembre publicaba una fotografía de un pato salvaje a la brasa que había degustado en un restaurante de Copenhague. El aspecto que presentaba el pato no agradó a algunos usuarios, que salieron en banda contra Muñoz.