Se suele decir que no hay dos sin tres, pero en el caso de los traspiés de Jennifer Lawrence esta semana se ha producido el cuarto. Durante la premier de X Men Apocalypse, la actriz volvió a hacer gala de su torpeza sobre una alfombra cuando en su intento por reguardarse de la lluvia volvió a protagonizar uno de sus famosos tropiezos.
Poco queda de aquella chica rubia regordeta que posaba en bailarinas ante los medios en el Festival Internacional de Cine de Venecia. Desde el 2008, año en que presentaba Lejos de la tierra quemada hasta hoy en día, se ha convertido en una de las actrices mejor vestidas pero la subida al mundo del tacón le ha costado algún que otro resbalón. Su fama de mujer con tobillos de gelatina se la ha ganado a pulso, al igual que la naturalidad de la que hace gala para resolver las situaciones embarazosas que sus deslices provocan, eso sí, siempre subsanados con una buena sonrisa.
Su afición por besar el suelo comenzó en el año 2013 cuando se disponía a recoger el oscar a la mejor actriz por El lado bueno de las cosas. Si fue culpa de los nervios, del aparatoso vestido de Dior o de las sandalias nunca lo sabremos, pero la explicación que dio la actriz quedará para los anales de la historia: "No paraba de pensar en tartas y por eso me caí".
Al año siguiente, también en la Gala de los Oscar, mientras saludaba a los fans, volvió a desmoronarse. El vestido, esta vez corte sirena no tipo tarta de cumpleaños, hacía que sus piernas tuviesen menos recorrido. La actriz se retaba a sí misma y pisó la alfombra roja con fuerza, con tanta que el rojo de su vestido y el de la alfombra se mimetizaron.
2015 iba camino de convertirse en el año que rompería el idilio de Jennifer con las caídas, pero en noviembre, la protagonista de Los juegos del hambre tropezó en la escalinata de los cines Kinepolis de Madrid durante la promoción de Sinsajo-Parte 2. Y este lunes, empeñada en ser unos "malditos" centímetros más alta la hemos visto en Londres promocionando X-Men.
Ni su escotada indumentaria made in Dior, ni su melena plateada han sido objeto de dimes y diretes. ¿Adivinan por qué se ha hablado de ella? Otra caída, sí. Respuesta correcta. Queda claro que la combinación: vestido de gala y taconazos no le deja tener los pies en la tierra a la estadounidense.