Íllora vive la resaca de la boda del año. Ya no hay restos de las banderas de España, Colombia y Reino Unido que el pasado sábado colgaban de los balcones ni tampoco quedan periodistas que anoten los detalles del enlace entre el magnate colombiano Alejandro Santo Domingo y la hija del duque de Wellington, lady Charlotte Wellesley. La fiesta se alargó hasta pasadas las siete de la mañana, ahora los illorenses piensan como prolongar el tirón mediático.
El alcalde y miembros de la corporación municipal llevan días dándole vueltas a la cabeza. Quizás la frase que dedicó Andrea Casiraghi a este municipio de la Loja de Granada pueda inspirar un eslogan para promocionar el turismo en la zona. "Íllora es un pueblo de diez", dijo el hijo mayor de Carolina de Mónaco y esposo de la sobrina del novio (ya marido). O al menos eso dice el regidor illorense, Antonio José Salazar.
La presencia del aristócrata monegasco fue una de las más vitoreadas por los vecinos, conscientes del tirón que el joven tiene en la prensa del corazón. No en vano, la imagen en Íllora del nieto de los fallecidos príncipes Raniero III y Grace de Mónaco ha sido una de las más publicadas en los medios de toda Europa. "Nos han sacado en las revistas alemanas, inglesas, colombianas… ¡una barbaridad!", enumeraba el alcalde, que ha pasado el fin de semana ojeando publicaciones para saber qué tal han tratado la prensa a su pueblo.
"La valoración ha sido muy positiva, la boda nos ha dado una relevancia turística a nivel mundial", afirma Salazar. "Es seguro que tendrá impacto en la economía del municipio, porque además de toda esta publicidad también hemos retomado las relaciones con el ducado de Wellington", explica el alcalde.
Los vecinos del pueblo recuerdan como tradicionalmente siempre ha habido fricciones entre la casa de Wellington y sus habitantes. Una relación que empezó en 1808 con la Guerra de la independencia española y la cesión de la mal llamada finca ‘de los ingleses’ a Sir Arthur Wellesley, duque de Ciudad Rodrigo (nombrado por las Cortes españolas) y de Wellington (por parte inglesa).
Los illorenses la conocen también como 'la Gibraltar de Granada' y los que se han adentrado tras las verja y han atravesado el camino de palmeras que conduce hasta el caserío aseguran que es un espacio típicamente andaluz y que, además de patios, caballerizas y grandes salones, su arquitectura incluye elementos de diseño que recuerdan a la Alhambra de Granada, con arcos polibulados rematados con ricos exornos.
La belleza y singularidad del espacio es tal que el Ayuntamiento ha aprovechado las muchas reuniones que lleva manteniendo con representantes del ducado para conseguir que la finca de los ingleses ingrese en un paquete turístico junto con la iglesia de la Encarnación y el Castillo de Íllora con el que atraer a muchos visitantes.
"Jugamos con el morbo", explica el concejal de Cultura y Turismo, Salvador Blázquez. "La gente quiere saber el lugar en el que se ha celebrado la boda”, detalla. "Lo mismo nos llueven las peticiones para casarse en esa iglesia", añade.
Los que visiten la localidad a partir de ahora podrán ver el castillo de Íllora restaurado. También el Cristo de los Milagros, conocido así por salvarse de las llamas en la Guerra Civil y objeto de devoción de lady Charlotte. La familia ha hecho una importante donación para su restauración. Se estima que la cifra está entre los 11.000 y los 12.000 euros aunque no ha trascendido con exactitud.
Lo que sí se sabe, porque los responsables de la corporación municipal lo comentan a bombo y platillo, es lo sorprendido que ha quedado el rey Juan Carlos por la respuesta de los vecinos de Íllora. "Nos lo ha asegurado el duque en una reunión que hemos mantenido en el Ayuntamiento en la mañana de este lunes", explica el alcalde.
En el encuentro con varios miembros de la corporación municipal, Charles Wellesley, el IX duque de Wellington, ha agradecido el apoyo logístico brindado por las autoridades y ha correspondido al Ayuntamiento con un plato con el escudo del ducado. El aristócrata también ha visitado la iglesia de la Encarnación sin dar más detalles del paradero de los novios. Sí ha comentado lo bien que se lo pasaron los invitados en la celebración posterior al enlace.
"Se lo debieron pasar bien porque la fiesta se alargó hasta las siete de la mañana", explica un vecino. "Aquí, si pegas una voz en el campo, se oye en todo el pueblo; pues imagina la música de la boda", esgrime. Sin embargo, pese a lo descriptivo de su testimonio, no da detalles de los artistas que tomaron el micrófono. Solo los 300 asistentes a la celebración, llegados de Colombia, Reino Unido o Nueva York, saben si James Blunt, el cantante británico invitado a la boda, deleitó a los novios con alguna de sus interpretaciones.
¿Sonó el You’re beautiful? ¿Lo cantaron los invitados? Estos y otros interrogantes forman parte de la cara oculta de la boda. Tampoco se sabe quién sirvió el banquete y si los organizadores optaron por incluir en el menú el 'remojón', plato típico de Íllora.
Sí se sabe que los invitados, entre los que estaba la mujer Carlos de Inglaterra, Camilla Parker Bowles, o la modelo Eva Herzigova (que dejó boquiabiertos a los presentes con un vestido verde) hicieron noche en dos elegantes hoteles de la capital granadina como el Bobadilla o el Parador de la Alhambra, monumento que algunos visitaron en las vísperas del enlace.
Todos contentos. Illorenses, invitados y familiares de la casa Wellington, a quienes todavía les queda una hija por casar. "Le hemos dicho al duque que nos tiene dispuestos por si se decide a casarse”, confiesa Blázquez. "También para un posible bautizo de un futuro hijo de la pareja. Ojalá sea aquí, en Íllora, para que el niño sea illorense. Eso sería lo más grande".