Tania Llasera es quizá la presentadora que más críticas recibe por cada decisión que toma, sobre todo si estas están relacionadas con su peso. Todo se remonta a septiembre de 2014, cuando engordó por haber dejado de fumar, desde entonces, y con un embarazo de por medio ha vivido constantes cambios en su figura.
Se ha criticado de ella desde que tuviera demasiada barriga mientras esperaba a su bebé hasta el hecho de que después de dar a luz no se hubieran esfumado los kilos de más y cuando anunció que se había puesto a dieta se la tachó de 'traidora' con respecto a las curvies. Con todo esto a sus espaldas, sería entendible que prefiriese no hacer declaración alguna, sin embargo, ella habla sin tapujos y con un positivismo digno de envidia.
El pasado martes estuvo en la cena organizada por Harper’s Bazaar con motivo de la exposición de Louise Dahl-Wolfe y se mostró encantadora con todo el personal y consigo misma. Fueron muchos los que le dijeron que se estaba quedando estupenda con su dieta, a lo que ella afirmaba que "Ya he parado. He adelgazado lo que quería adelgazar y ya está", añadía que "Ya como lo que quiero comer con un poquito de cuidado para no tener efecto rebote".
Lo que no le ha cambiado es la sonrisa, su pequeño Pepe Bowie le ha cambiado la vida, de hecho, ella misma confiesa que "No sé qué hacía con mi vida antes de tenerlo" y que tiene claro que, aunque no ahora mismo, si le gustaría darle un hermanito al pequeño.
Le cuesta tener que separarse de su hijo, pero tiene ganas e ilusión por volver a trabajar. Dentro de nada comienzan a grabar las audiciones a ciegas de la nueva edición de La Voz y aunque no puede adelantar mucho, la ilusión se le lee en la mirada.