En mitad del área más posh de Nueva York, el millonario ruso Roman Abramovich pretendía levantar su mansión con una fachada unificada de tres casas de cinco plantas: dos muy similares construidas entre 1887 y 1889 y otra de ladrillo visto que data de 1923. Un proyecto que ha tenido que ir variando debido a la prohibición del ayuntamiento de tocar la fachada para conservar el patrimonio histórico de la ciudad de Nueva York que le permite hacer la reforma integral en el interior, pero conservando la individualidad de cada fachada con sus respectivas puertas.
El millonario ruso gastará 70 millones de euros en la reforma en la que se añadirá una piscina cubierta y una sauna en el sótano, un pabellón en su parte trasera y un jardín en el techo, tal y como informa The Times.
El magnate de petróleo y del fútbol se gastó 69 millones de euros en adquirir los tres edificios que convertirá en una casa de 1700 metros útiles para el disfrute del empresario, su mujer Dasha Zhukova y sus seis hijos.
Las tres casas tendrán una sola entrada aunque Abramovich deberá conservar las puertas originales y las ventanas del siglo XIX. Está obligado a conservar la individualidad de las tres construcciones que corresponden al estilo reina Ana, una denominación que hace referencia al resurgimiento de una práctica arquitectónica que triunfó a comienzos del siglo XVIII en Gran Bretaña durante el reinado de la reina Ana Estuardo.
Abramovich está considerado como la undécima mayor fortuna del mundo. Su yate Eclipse crea expectación con sus 170 metros de eslora en los que destaca el helipuerto. Además, posee 16 residencias entre las que se encuentra un castillo en la Riviera francesa que en su momento fue residencia del Duque de Windsor. Aún así Abramovich solía conducir un Wolsvagen Golf.