Dos mujeres oficiales, varias amantes y nueve hijos (algunos ilegítimos) son el resumen de la agitada vida personal del dictador o 'monarca' cubano como le apodaban algunos.

Mirta Díaz, Fidel y Fidelito, el primogénito oficial del dictador

Su primera esposa, Mirta Díaz-Balart, con quien tuvo a su primogénito oficial, Fidelito, nacido en 1949. Mirta era bella, joven, de clase media alta. Ambos mantuvieron una relación fría que él compensó con una fogosa amante, Natalia Revuelta. Según sus compatriotas la habanera más linda y sensual del malecón. Con ella tuvo a su única hija, Alina, nacida en 1956, quien ella misma se ha definido siempre como “la hija rebelde de Fidel Castro”. Su posado en biquini en un anuncio del ron Havana Club le costó una seria discusión con su padre. Juan Reinaldo Sánchez, autor del libro La vida oculta de Fidel Castro descubrió que en realidad el primogénito fue Jorge Ángel, nacido de una relación de sólo tres días con una mujer llamada María Laborde y seis meses mayor que Fidelito.

Natalia Revuelta, amante y madre de la única hija de Fidel

Castro con su hija Alina

Revuelta no pudo retener al fogoso guerrillero que encontró su alma gemela en la camarada Celia Sánchez: su secretaria privada y confidente durante tres décadas. Una comunista pura y dura. Pero Castro no pudo tener un sólo amor nunca. Juana Vera, su traductora, con ella dicen tuvo un hijo ilegítimo, Abel y 'Pili' la azafata de la compañía cubana con la que viajaba Fidel llenaron los huecos que Celia algunas veces no podía satisfacer.

El dictador con su camarada Celia Sánchez

Con su segunda mujer oficial, la profesora Dalia Soto del Valle convivió desde 1961 a 2006 y tuvo cinco hijos más: Alexis, Alex, Alejandro, Antonio y Angelito. Harta de los 'cuernos' de Fidel, le fue infiel con el militar en jefe que cuidaba de su seguridad. Castro la perdonó.

Dalia Soto y Fidel en una imagen reciente Gtres

La espía que amó



La bella alemana Marita Lorenz (77), hija de alemanes nazis sobrevivientes, se incorporó a la CIA a los 19 años y su primera misión fue asesinar al joven Fidel Castro de 33 años, al que conoció en La Habana. No contaba con que el revolucionario la enamoraría siete meses antes de la Revolución Cubana. Fidel la citó en el Hotel Havana Riviera y le llenó la suite de flores. Durante ocho meses y medio, desde marzo a noviembre de 1959, Marita, tuvo que lidiar entre su misión de envenenarle con cápsulas de cianuro ocultas en su maleta y amarle en secreto. Pudo más lo segundo y regresó a Estados Unidos sin completar su misión.

La espía Marita Lorenz con Fidel en la Habana en 1959

Hoy tiene 77 años y vive en una residencia. Tuvo un hijo con Fidel, pero a ella le dijeron que había nacido muerto. En realidad, sobrevivió pero se lo quitaron cuando estaba en coma en un hospital de Cuba. Creció allí y se llama Andrés Vázquez, aunque Marita sólo le vio una vez y perdió la única foto que tenía de él.

La joven espía alemana tuvo que competir con Ava Gardner, quien visitó Cuba para conocer al famoso guerrillero. “La actriz sentía celos de mí. Fidel nos colocaba a cada una en un hotel pero cuando me la encontré un día, iba borracha y me dio una bofetada. Él destruyó mi vida pero fue maravilloso”, declaró la alemana en una entrevista publicada en mayo de 2001, en la revista mexicana Proceso.

Marita Lorenz hace un año en su casa de Baltimore EFE

Castro nunca desmintió esta destructiva relación e incluso envió emisario a Estados Unidos para localizar a Marita. Esta no pudo completar su misión en Cuba pero si estuvo involucrada en el atentado contra John F. Kennedy. En su libro Yo era la espía que amó al comandante (Ed. Península),esta alemana revive una historia de amor que marcó su vida para siempre.

Los primeros años de la Revolución fueron muy convulsos para Fidel. Tuvo varios romances; primero con Lupe Véliz, una mujer alta, de cuerpo inigualable, que después se convirtió en dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas. A finales de los años setenta, Castro tuvo algunos escarceos amorosos con la periodista norteamericana Bárbara Walters, que estuvo en La Habana dos veces para entrevistarlo. Se dice que esta regresó después, en visitas privadas. Fidel había quedado seducido por la belleza de Bárbara y por la agudeza de sus preguntas. Le encantaba tener largas discusiones con ella, buscando convencerla de su doctrina revolucionaria y comunista.

Bárbara Walters, la periodista americana que enamoró al dictador con sus preguntas

Mirta, Natalia, Celia, Juana, 'Pili', Dalia, Marita, Lupe, Bárbara...¿Qué tenía el dictador? “Era narcisista y más interesante durante las caricias que durante el acto sexual propiamente dicho” relató Marita, la espía que pudo cambiar la historia de Cuba pero a la que el dictador le robó el corazón. Como a otras muchas.

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