"Con Iñaki y Cristina". La frase está escrita en castellano, después en inglés (With Iñaki and Cristina), a continuación en catalán (Amb l' Iñaki i la Cristina) y por último en euskera (Iñaki eta Cristinarekin), y sobre un fondo blanco con letras de tipografía courier new. Es la foto de perfil de whatsapp de Ana Urdangarin (57 años), hermana mayor de Iñaki (48). Es sólo una muestra más del apoyo de la familia del ex duque a la causa de la pareja. Están con ellos a todas. Y Ana es el pilar sobre el que sustenta esa unión.
Nada que ver con el papel de la familia de ella. La infanta Cristina ha visto cómo su hermano le daba la espalda y aquella relación íntima que mantenían se diluía con el tiempo. No hay ni una foto juntos desde hace años y cuando los niños Urdangarin acuden a Palma, como ha sucedido este mes de agosto, no hay ni rastro del matrimonio imputado.
Cuentan, eso sí, con el apoyo de la reina Sofía y de la infanta Elena, que no es poco. Ese rechazo de parte de la Familia Real contrasta con la defensa al unísono, como una piña, que llega de parte de la familia Urdangarin, con Ana a la cabeza.
La hermana mayor de Iñaki es una farmacéutica de exitosa carrera que trabaja desde 1986 en Nestlé. Casada con el empresario Carles Gui, tienen cinco hijos: Lucía (1984), Jan (1986), Lucas (1988), Carlota (1990) y Hannah (1990). Los cinco estudiaron en el colegio Oak House de Barcelona, una escuela elitista de la zona alta que imparte curriculum británico. Cada alumno debe pagar una cuota de unos 800 euros mensuales. Siempre han sido una tradicional familia bien.
Algunos de los sobrinos del ex duque habían trabajado para Aizoon, sociedad que comparte la pareja en un 50% y por cuya actividad se imputó a la infanta. Lucas y Jan tuvieron incluso que declarar ante el juez por su implicación en el caso por su labor desempeñada de 2007 a 2009. Nunca fueron imputados. Lucía, por su parte, trabaja de planificadora de Urbanismo en Suiza, una labor que desempeñó en Aizoon de 2006 a 2008.
La relación de Iñaki con sus sobrinos es muy estrecha. Hay que tener en cuenta que convivieron durante una época. Fue cuando Iñaki decidió abandonar la residencia Blume. Allí estuvo dos años como deportista de élite pero prefirió hacer vida más normal y no depender de los horarios estrictos de un centro deportivo. Entonces se mudó a casa de su hermana, ya casada con su actual marido.
"Iñaki era muy cariñoso con sus sobrinos, le encantaba hacer pasteles con ellos", dicen quienes conocen a la familia. El ex duque es un gran cocinero y disfrutaba jugando a cocinillas con los pequeños. Pasó un tiempo en esa casa, situada en un antiguo edificio del barrio de Putxet. Al tiempo se mudó a un pequeño apartamento de unos 50 metros cuadrados cerca de la casa –casa, no piso- de su hermana.
Ese mismo apartamento, el que compartía con su novia Carme Camí, es el que abandonó por irse a vivir con la infanta. Del Putxet, familiar y tranquilo, a Pedralbes, rico y elitista.
Ana Urdangarin es quien ha heredado la responsabilidad de 'unir' a los Urdangarin, si es que alguna vez lo han necesitado. A la muerte del padre, José María, los hermanos rodearon con cariño a la madre, Claire Liebaert (81, cumplidos hace justo un mes). Ahora, ya mayor y con una frágil salud, pasa largas temporadas en Barcelona, en casa de Ana. La misma casa en la que se alojan con frecuencia los Urdangarin de Borbón cuando visitan Barcelona. Ya sea por placer o por obligación.
Iñaki y Ana son los únicos de los siete hermanos que optaron por seguir viviendo en Barcelona. Nacidos todos en Zumárraga, se trasladaron a la capital catalana por el trabajo del padre, directivo de la empresa Fuchs casi 20 años. Una vez terminó el destino, volvieron al País Vasco, esta vez a Vitoria, pero Ana se quedó en Cataluña. Menos de dos años después, Valero Rivera llamaba a filas al deportista para que entrar a formar parte del equipo de balonmano del FC Barcelona. Y se creaba aquel llamado 'dream team' del handball español.
La conexión entre la mayor y el pequeño no acaba aquí. Los Urdangarin tienen una casa familiar en Viladrau, un municipio del Montseny. Allí pasaban los veranos, los fines de semana, algunos festivos... Una vez los padres volvieron a Euskadi, Ana fue quien se responsabilizó de la casa. Puede que alguno recuerde que fue precisamente en ese pueblo en el que Cristina e Iñaki se escondían cuando empezaron su noviazgo. "El pueblo cómplice", lo bautizó la prensa.
Nunca ha cabido duda de la unión que existe entre los hermanos Urdangarin. Todos han cerrado filas en torno a su hermano y no hay grieta en la que quepa un gesto débil. Por eso, cuando estalló el Caso Noós, emitieron un comunicado para que no hubiera dudas.
"Nuestro hijo y hermano Iñaki está siendo sometido a una dura e incesante campaña de acoso y desprestigio social. Queremos que sepáis que nuestro apoyo es total e incondicional. Los que lo conocemos sabemos que es una persona íntegra y buena y tenemos confianza en que la verdad saldrá a la luz cuando esto acabe". La carta fue enviada a los medios el 23 de febrero de 2012, hace ya más de dos años, y sigue siendo vigente.
Durante el juicio celebrado en Palma de Mallorca, Clara (56) y Mikel Urdangarin (53) se convirtieron en los acompañantes de la pareja. Estaban entre bastidores, aguardando después de cada declaración para abrazar a ambos. Para que quede claro, siempre claro: "Con Iñaki y Cristina. Iñaki eta Cristinarekin". Cada vez que suena el teléfono con un mensaje de Ana Urdangarin, el receptor puede leer este mensaje.