La muerte de Lady Di, a los 36 años de edad, supuso un antes y un después para el pueblo británico. Y, por qué no decirlo, también para su monarquía. Tras un turbulento matrimonio con el príncipe Carlos (67) y un más que escandaloso divorcio, el recuerdo de la verdadera princesa del pueblo está grabado a fuego en la mente de los que un día fueron sus súbditos. Inglaterra, y en especial Londres, se sumieron en una profunda tristeza cuando su corazón [contento por haber recuperado el amor junto a Dodi Al-Fayed] dejó de latir.
Diecinueve años más tarde, la familia real británica puede presumir de haber desplegado las alas de nuevo. Carlos de Inglaterra se casó por fin con Camila Parker Bowles (69), el príncipe Enrique (31) dejó atrás sus años de gigoló gamberro para convertirse en un soltero de oro interesado por las obras benéficas y el príncipe Guillermo (34) contrajo nupcias con Kate Middleton (34) y junto a ella son felices padres de George (3) y Charlotte (1).
Una princesa inolvidable
Sin embargo, por más que Inglaterra quiso ver en Catalina de Cambridge a una sustituta para Lady Di, la realidad no ha sido esa. Si bien es cierto que Kate ha sabido ganarse el respeto y admiración de su pueblo, también lo es que la alargada sombra de la que habría sido su suegra pesa demasiado. Tesón y ganas no le han faltado, pero no ha sido suficiente. La ahora duquesa de Cambridge sonríe como nadie, permite 'robados posados' jugando con sus pequeños en el parque, se muestra cariñosa en público con su marido y acude a numerosos actos benéficos. Con esto y con todo, los británicos no pueden (ni quieren) olvidar a su inigualable Diana.
No sin Lady Di
Como tampoco quieren renunciar a Diana los periódicos ingleses. Cada uno de los pasos dados por Kate es comparado con los de su predecesora. Y cuando no lo hace la prensa, son los propios duques de Cambridge quienes avivan la llama de su memoria. Ejemplo de ello son tres grandes acontecimientos en sus vidas.
Pedida de mano (16 de noviembre de 2010)
El príncipe Guillermo pidió la mano de su novia con la misma joya que años atrás había utilizado su padre para proponerle matrimonio a Diana. Además, Kate utilizó para tan importante ocasión un vestido azul que fue comparado con el look que llevó Lady Di el día del anuncio de su compromiso con Carlos de Inglaterra.
Boda real (29 de abril de 2011)
Kate Middleton y el príncipe Guillermo sellaron su amor en la Abadía de Westminster y, de nuevo, el recuerdo de Diana estuvo presente durante toda la celebración. El vestido de novia, su actitud en el balcón del palacio de Buckingham tras la ceremonia… Todo cuanto hizo ese día fue comparado al milímetro con el enlace de Lady Di y Carlos de Inglaterra, celebrado 30 años antes.
Nacimiento de sus dos hijos
George, nacido el 22 de julio de 2013, y Charlotte, nacida el 2 de mayo de 2015, supuso un gran motivo de alegría para la familia real británica. La presentación en sociedad de los pequeños puso en el punto de mira a Kate, pero solo para compararla de nuevo con su predecesora.
Su familia, otro obstáculo
Mientras Diana de Gales era el único brillante de su árbol genealógico, en el caso de Kate, sus parientes también han alcanzado el estatus de celebridad. Si su hermana Pippa (32) fue la coprotagonista en su boda gracias a la espalda de su vestido de dama de honor y su hermano James (29) lo es por sus juergas nocturnas (escasas, pero épicas); sus padres, Carole (61) y Michael (67), han visto cómo la prensa intentaba divorciarlos más de una vez.
Además, hay que tener en cuenta el hecho de que Diana ganó parte de su popularidad por enfrentarse a la monarquía sin miedo a las represalias. ¿Quién no recuerda aquella entrevista emitida por televisión en la que hablaba sin tapujos de su matrimonio con Carlos de Inglaterra y su relación con Camila? Fue entonces cuando los ingleses por fin pudieron hablar con libertad del divorcio entre dos futuros monarcas y vieron en Diana a una mujer fuerte y luchadora.
Dos princesas, dos estilos
Solo hay un terreno en el que Catalina de Cambridge ha podido labrarse un camino propio; la moda. El estilo de Kate ha sido alabado por prestigiosas revistas de moda a lo largo del mundo y es una de las princesas mejor vestidas de las monarquías europeas. Gracias a ella, muchas firmas han visto cómo volaban de sus estanterías modelos similares a los lucidos por Catalina y sus cajas registradoras no paraban de sonar.
La mujer de Guillermo de Inglaterra ha demostrado que se puede ser joven y princesa con diseños que podrían lucir celebrities como Angelina Jolie (41) o Jennifer Lawrence (26). Quizá por eso, su armario es lo único que ha podido construir sin las, siempre odiosas, comparaciones.
Por todo ello, la figura de Catalina de Cambridge sigue irremediablemente ligada a la de Diana de Gales. Bendición para muchos, maldición para otros, lo que está claro es que Inglaterra sigue sintiendo devoción por Lady Di por mucho que Kate haya supuesto un soplo de aire fresco. God saves Diana!