Cada vez que la esposa del rey Felipe (48 años) decide enfundarse en un vestido o camiseta de tirantes saltan todas las alarmas sobre su posible extrema delgadez. Ya en 2005, y pese a que Zarzuela siempre ha hecho gala de su escaso apego a confirmaciones y desmentidos, el entonces jefe de prensa de la Casa Real, Juan González-Cebrián Tello, llegó a enviar una carta al director de un medio nacional negando que la reina Letizia (44) padeciera anorexia.
Esta semana ha vuelto a ocurrir. El punto de inflexión ha sido la entrega del premio Planeta, para el que rescató un top negro de cuello halter con lazada y hombros al aire que dejaba al descubierto sus fibrosos brazos mostrados sin tapujos. La reina, orgullosa de su anatomía, prefiere obviar los comentarios sobre su figura y seguir luciendo extremidades, como durante el concierto previo a los premios Princesa de Asturias o el propio acto de entrega de los galardones.
Desde el mundo de la moda prefieren restar importancia a la delgadez de Letizia. Un conocido diseñador que no quiere desvelar su nombre asegura a EL ESPAÑOL que, para los estándares de la pasarela, las medidas de la reina son "adecuadas". "Hay que tener en cuenta su constitución, su altura y los diferentes tallajes que dependen de cada fabricante", asegura mientras hace hincapié en el estado "saludable" y el "buen apetito" de la royal. Con ella ha compartido mantel en varias ocasiones. Sin embargo, esta afirmación choca con lo ocurrido el fin de semana en Asturias. Según el diario El Comercio, la reina Letizia apenas probó bocado del copioso almuerzo que se celebró en honor a los reyes con motivo de la entrega del tradicional premio al pueblo ejemplar.
Por su parte, la nutricionista y dietista Estefanía Fernández cree que la reina Letizia "podría encontrarse en bajo peso en relación a su estatura". En conversación con este medio afirma que se puede hablar de "grasa corporal baja, producto de una dieta más restrictiva, aunque esto no tiene que ir unido necesariamente a una mala salud ni a trastornos, pues su constitución siempre ha sido delgada. El resultado de su composición corporal puede deberse a que ha restringido ciertos alimentos o a que ha aumentado el ejercicio".
Con todo, las cifras hablan por sí solas. Hace sólo unos meses la periodista Pilar Eyre desveló que marcas como Hugo Boss hacían llegar al Palacio de la Zarzuela diseños de la talla 32 que la reina Letizia -que entró en Zarzuela usando una 38- no devolvía por sentarle a su figura de 168 centímetros como un guante.
En este aspecto, las informaciones de la Casa Real son contradictorias. Según los datos facilitados hace menos de un año al Museo de Cera para que realizara la nueva imagen de Letizia, ésta tendría actualmente una talla 36 y no una 32.
La diferencia de tallas bien podría responder, según los modistos consultados, a esos cambios entre fabricantes, aunque también al hecho de que las firmas de moda han reducido su tallaje en los últimos tiempos. Aún así, matizan que lo normal es que las medidas de la reina se encuentren en un punto intermedio entre ambas tallas. Destacan además que conviene tener en cuenta la particular constitución corporal de la reina.
¿Musculación o braquioplastia?
En cualquier caso, independientemente de su talla, de lo que no hay duda es de la afición de la esposa de Felipe VI a mantenerse en forma y comer sano. La reina, embajadora de la FAO, es asidua al gimnasio de Zarzuela, donde practica desde musculación hasta fitness pasando por zumba.
Además de la mencionada delgadez, la otra palabra que más ha sonado en los últimos días al referirse a Letizia es braquioplastia. Se trata de una técnica de cirugía estética que consiste en eliminar la grasa y el exceso de piel en los brazos a fin de evitar la flacidez propia de un adelgazamiento masivo o, como sería el caso, del paso del tiempo. Su precio oscila entre los 3.000 y los 8.000 euros dependiendo del grado de caída de brazos del paciente. El tiempo de intervención es de unas dos horas.
Es una técnica solicitada principalmente por mujeres, tal y como revela a este medio el doctor Ángel Juárez, del hospital La Zarzuela. Los resultados comienzan a hacerse visibles a partir del tercer mes. Durante el primero, el paciente ha de llevar un manguito o faja de brazos, según el doctor Miguel de la Peña, director de las clínicas Diego de León, quien ha intervenido a varios rostros conocidos de este país.
Sin embargo, y pese a la tersura, firmeza y equilibrio de los brazos de la reina Letizia, la mayoría de cirujanos plásticos consultados por EL ESPAÑOL descartan que la braquioplastia haya sido la opción por la que se haya decantado la esposa del monarca patrio. "Cuando uno se mantiene en su peso, como es el caso, es muy raro que aparezca la flacidez", explica el doctor Juárez. Y prosigue: "Ella es una persona fibrosa y se mantiene en forma gracias al deporte. Además, ésta es una cirugía que deja cicatrices visibles -aunque pequeñas- que no pueden disimularse y hace muy complicado el poder lucir camisetas o vestidos con los hombros al aire", como es el caso de los últimos días, en los que la esposa del rey Felipe ha lucido sus brazos más que en ninguna otra ocasión.
La historia se repite
La controversia sobre la delgadez de la reina Letizia no es nueva. Hace un lustro ya ocurrió algo similar. Fue durante la visita de los entonces príncipes de Asturias a Chile. El mismo top negro que lució durante la entrega del premio Planeta tuvo la culpa. El fantasma del llamado mal de las princesas afloró de nuevo, exactamente igual que ha sucedido esta misma semana.