Con Iñaki Urdangarin a un paso de entrar en la cárcel, resulta casi incontrolable volver a la memoria y recordar aquella época en la que Jaime de Marichalar era el yerno con la peor imagen pública de la Familia Real. Mientras el marido de la infanta Cristina era el 'ojito derecho' de Juan Carlos I, el que fuera esposo de Elena de Borbón no gozaba ni mucho menos de esa misma simpatía por parte del ya rey emérito.
El vasco era deportista consagrado, exitoso y su historia de amor con Cristina fue de cuento de hadas. Sin embargo, Marichalar llevó durante más de diez años el título de díscolo por su distancia con el entonces rey que se acrecentó de forma definitiva en 2007 cuando se dio a conocer el primer divorcio de la Familia Real. Aún retumba en la mente de todos los españoles la curiosa manera en la que Zarzuela anunció la separación entre Jaime y Elena, pues las palabras "cese temporal de la convivencia" fueron muy comentadas en los corrillos de la prensa rosa.
Pero la vida ha puesto a cada yerno en su lugar y ha demostrado que las apariencias engañan. Cuando en 2010 la trama Nóos salpicó directamente a Urdangarin, Marichalar continuaba su vida, lejos de Elena - ya que además ese año se hizo efectivo el divorcio - , en plena discreción y solo centrado en su trabajo y sus hijos Froilán y Victoria Federica.
Desde que sufrió un ictus en 2001, - suceso que algunos medios achacaron a la difícil situación que ya vivía el matrimonio - el empresario bajó su ritmo de trabajo, pero sin perder la atención en él y gestionando todas sus labores día a día. Trabajó durante años en el sector financiero, pues fue Asesor del Director de Operaciones de la Crédit Suisse First Boston, en su sede madrileña, y también presidió la Fundación Winterthur, relacionada con actividades culturales. En 2008, cuando la empresa cambió su nombre a Fundación AXA, fue cesado de su puesto.
Más tarde cambió la banca por la moda. Y es que actualmente, Jaime de Marichalar está presente en dos Consejos de Administración: en la multinacional de lujo LMVH - que integra las firmas Louis Vuitton, Kenzo, Dior, Christian Lacroix, Fendi, Donna Karan, Marc Jacobs, así como las fragancias de Guerlain, Givenchy y otras marcas como Moët & Chandon y Hennessy - y en la Sociedad General Inmobiliaria de España, que abarca un gran número de multicentros elitistas. Del mismo modo, también asesora a la prestigiosa revista de subastas Art+Auction.
Estos puesto le aportan nada menos que alrededor de 500.000 euros al año para vivir. Una cifra que unida a la herencia de su tía abuela Teresa Marichalar, conocida como la 'tía Coco', hacen que su vida sea más que acomodada. El ex duque de Lugo sigue residiendo en el triplex que compró por tres millones de euros en la zona de Ortega y Gasset, en Madrid. El piso tiene 500 metros cuadrados, nada que ver con los 40 metros en los que vivía antes de formar parte de la Familia Real.
Pero si hay algo por lo que siempre se ha preocupado y ha sentido gran predilección es por sus hijos. A día de hoy, Marichalar sigue al tanto de cada paso que den Froilán y Victoria Federica en sus estudios. De hecho, fue él quien tomó la decisión de enviar a su hijo mayor a un internado en Estados Unidos para que su aprendizaje fuera más efectivo y alejado de los problemas que le rodeaban en España.
Precisamente fue Froilán el que casi termina con uno de los negocios más importantes de su padre. La firma Louis Vuitton, la marca que factura más del 50 % del total de la empresa LVMH de la que Marichalar es consejero, estuvo apunto de quitarle el cargo por un suceso que involucró a su hijo con un joven chino, país donde están sus mayores ventas. En 2015 el hijo de la infanta Elena trató de colarse en una atracción del Parque de Atracciones de Madrid cuando fue increpado por un adolescente de rasgos orientales. Froilán no dudó y ante esa situación le soltó al joven la siguiente frase: "¡Tú cállate, puto chino!". Algo que pudo haber provocado la expulsión de su padre del Consejo de Administración de la multinacional. Sin embargo, no ocurrió así.
Sus hijos son su talón de aquiles, ya que desde que se divorció de la infanta Elena no ha vuelto a rehacer su vida sentimental. Froilán y Victoria Federica se han convertido en su único sustento fraternal y en quienes tiene puestas sus ilusiones después de que su madre falleciera a causa de un ictus en 2014 y él quedara tocado con una leve cojera y un agarrotamiento en la mano tras sufrir el mismo susto.