Lo contó Carlos Moro, fundador de las Bodegas Matarromera: tanto Juan Carlos I como Felipe VI son unos grandes aficionados al vino y cuentan incluso con sus colecciones privadas en las cavas de esta empresa DO Ribera del Duero. Y no es la única.
Ya lo había adelantado EL ESPAÑOL hace unos meses: don Juan Carlos cuenta con una sumiller privada que le ayuda en la elección de los caldos. Eva María Alonso es la sumiller real, tarea a la que se dedica de manera desinteresada. Porque su verdadera profesión es la de “delegada comercial de Avanteselecta en Madrid, ciudad en la que reside con su pareja y su hija”. Tímida, prudente y muy profesional, esta experta en caldos mantiene, desde hace muchos años, una amistad con el rey emérito, a quien suele acompañar en sus escapadas gastronómicas.
El Palacio de la Zarzuela tiene una bodega en la que se guardarían hasta 10.000 botellas. Y este viernes, Felipe VI ha viajado a la finca La Grajera, en la afueras de Logroño, para presidir la inauguración del nuevo Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino. Estas instalaciones, impulsadas por el Gobierno y la Universidad de La Rioja y por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, están dedicadas a la investigación sobre la viticultura y la enología.
Otra de las bodegas que cuentan con una reserva especial para la Casa Real es Marqués de Riscal, DO Rioja. En las cavas que guarda el espectacular edificio ideado por Frank Ghery (el mismo que el del Museo Guggenheim de Bilbao) se pueden ver dos barricas en las que está grabado Cosecha real, según informa Monarquía Confidencial.
Una de las barricas está destinada al rey emérito, tal y como se lee escrito: "Para su majestad el Rey D. Juan Carlos I", tal como se puede ver en la fotografía que encabeza este artículo. En otra barrica se lee: "Su alteza real el Conde de Barcelona”, el padre de Juan Carlos I, don Juan de Borbón.
La afición de la Casa Real española por los buenos caldos, pues, viene de lejos. Cuando don Juan Carlos abdicó, se reunió con su hijo en la intimidad de palacio y juntos brindaron con un Castillo de Ygay de 1925, un reserva especial de las Bodegas Marqués de Murrieta cuya botella cuesta 250 euros.
Con un 49% de uva tempranillo, un 19% de garnacha, un 17% de mazuelo y un 15% de graciano, el vino enamoró al rey emérito, que llamó personalmente al bodeguero. "Me consta es que es muy seguidor de nuestros caldos", declaró Vicente Cebrián-Sagarriga, propietario de la famosa bodega y Marqués de Creixell, a LOC.
La Casa Real siempre ha cuidado mucho los vinos que se sirven en sus actos oficiales. Con Bodegas Matarromera, por ejemplo, mantienen una muy buena relación y sus vinos se sirvieron en el banquete ofrecido durante la boda de don Felipe y doña Letizia en 2004. Además, Carlos Moro, propietario de la empresa, recibió hace poco el Premio Nacional de Innovación en la categoría Trayectoria innovadora de la mano del rey Felipe.
No todos en la Casa Real, sin embargo, son aficionados a los buenos vinos. La reina Letizia admitió hace un tiempo que no suele beber alcohol. Muy cuidadosa con su salud y su estado físico, sabe que las bebidas graduadas con perjudiciales para la piel y no ayudan a envejecer. Uno de los mayores factores de riesgo junto con el tabaco es el consumo de alcohol. Pero de manera moderada, el consumo de vino es incluso positivo para la salud, sobre todo si hablamos de buenos caldos. Y de eso, hemos visto, saben mucho en la Casa Real.