Los bares de Laguardia se llenan al caer la tarde y una pregunta corre como la pólvora: "¿Has empezado ya a vendimiar?". Es la primera semana de octubre y en la Rioja Alavesa ya son varias las bodegas que han comenzado con el trajín de la uva negra, que la blanca hace ya días que fue vendimiada. Si uno empieza a cortar, el resto duda. Esa suspicacia es sólo una de tantas que enfrenta a bodegueros desde que el vino es vino. Este año, con una cosecha que todos califican de excelente, las bodegas batallan para mantenerse unidas. Como una apasionada gran familia, como todo lo que se hace en La Rioja, nuestro pequeño Falcon Crest.

Los precios, las calificaciones, las herencias, el inicio de la vendimia, la contratación de temporeros, la venta de uva de una bodega a otra, las falsificaciones, los robos, las guerras internas… Con tantos motivos para empezar batallas, lo que sorprende es que esta región vitivinícola siga en paz. Los bodegueros se respetan, se espían, se protegen entre sí. En La Rioja, pequeña y endogámica, se elaboran algunos de los mejores vinos del mundo bajo una presión que a veces tiene consecuencias.

Paisaje entre viñedos en Haro, en la Rioja Alta.

Son 63.593 hectáreas de viñedo repartidas en tres provincias: La Rioja (43.885 hectáreas), País Vasco-Álava (12.934) y Navarra (6.774). El vino supone el 25% del PIB de la zona. En el primer semestre de 2016, según el Consejo Regulador, se han vendido 143,4 millones de litros -cinco millones más que en el mismo periodo de 2015-, lo que podría suponer una venta de 400 millones de botellas anuales.

José Luis Lapuente, director general del consejo, presentó los números este verano y destacó “el desarrollo de muy diferentes modelos de negocio, desde los viticultores individuales a las cooperativas y desde las pequeñas bodegas de cosechero a las empresas bodegueras más representativas del sector".

¿Cuáles son esas bodegas? ¿Todos los vinos de La Rioja provienen de bodegas familiares? ¿Las marcas de Marqués de… son de aristócratas de verdad? ¿Hay guerras dentro de las familias? ¿Quién es quién? Las preguntas caen ligeras y sin pausa, como se vierte un buen rioja a la copa. Aquí trataremos de dar algunas respuestas.

La unión familiar ha dado en esta zona unos vinos que viajan por el mundo entero. Una unión que se rompe a veces, lo que provoca mayor escándalo. Como lo sucedido en 2011, cuando se supo que las Bodegas Faustino vivían una guerra interna que bien pudo terminar con el éxito de la empresa. Esta es una de las muchas historias que pueblan La Rioja. Les presentamos a familias que gestionan unas cuantas de las 381 bodegas que se amparan bajo el paraguas de la DO (en Ribera del Duero son 273 bodegas, 11 en Priorat).

Julio Faustino Martínez. Grupo Faustino.

Faustino Martínez, en sus bodegas.

Julio Faustino Martínez Martínez (83), propietario del Grupo Faustino, uno de los grupos vinícolas más importantes del país, ya ha pasó el testigo a sus hijos. Antes, sin embargo, su vida privada llegó a los papeles contra su voluntad. Carmen Pilar Martínez Zabala, su hija la mayor, fue apartada de la empresa, según se publicó en 2011. No se llevaba bien con la pareja de su padre, Maricruz Lizarazu, lo que provocó su salida del consejo de administración. La cuestión corrió de boca en boca, llegó a la prensa (lo publicó primero El Economista), hasta que las aguas volvieron a su cauce. Carmen Pilar Martínez Zabala es ahora la presidenta del grupo. 

Actualmente el Grupo Faustino está presente en 93 países y de cada 100 botellas de Gran Reserva que se venden de Rioja, 39 son de Faustino Primero. El grupo engloba a siete bodegas, con cinco denominaciones de origen, cuenta con 650 hectáreas y comercializa 104 vinos. Esta segunda semana de octubre ha cumplido 150 años (se fundó en 1861) y la cuarta generación al frente de la empresa, con Carmen Pilar a la cabeza, organizó una cata en Madrid para celebrarlo. 

Vicente D. Cebrián-Sagarriga. Marqués de Murrieta

Vicente Cebrián-Sagarriga, con una modelo en una presentación en Madrid. Gtres

Sigue siendo el soltero de oro del lugar, sobre todo tras su ruptura con la modelo y aristócrata María León, con quien salió unos meses en 2015. Vicente Damián Cebrían-Sagarriga (46 años, Damián es su segundo nombre, no un apellido) es el más mediático de los bodegueros de La Rioja. Dirige Marqués de Murrieta desde 1996, cuando el fallecimiento de su padre le obligó a coger las riendas del negocio familiar. Amigo de los reyes (tanto del emérito como del actual), Cebrián-Sagarriga sabe moverse en los ambientes de la high. Estamos ante uno de los aristócratas más enraizados en la tradición vitivinícola de la región. Conde de Creixell y Barón de Pobadilla, Vicente Damián Cebrián-Sagarriga representa 

Licenciado en Derecho y Económicas por la Universidad de Navarra, el conde se crió en Madrid (estudió en el British Council) aunque pronto se mudó al castillo de Ygay, patrimonio familiar -les costó 12 millones de euros-, para adentrarse en las particularidades de su negocio. Su padre fue un empresario gallego centrado en el negocio inmobiliario pero con otros intereses (fue fundador de Antea 3 Radio). En 1983 compró las bodegas Marqués de Murrieta, cogiendo así el testigo de la centenaria familia. Ahora sus hijos Vicente y Cristina (Alexia es diseñadora y Silvia farmacéutica) lideran una empresa que comercializa 1,4 millones de botellas al año y que exporta a 92 países. 

Cristina Forner. Marqués de Cáceres

Cristina Forner posa en las bodegas de Marqués de Cáceres.

Cristina Forner (63) nació en Francia, donde se crió en una familia de exiliados. Su padre, Enrique Forner, decidió volver a España en 1968 y en 1970 fundaba Marqués de Cáceres, unas bodegas revolucionarias en aquel tiempo puesto que introducían las maneras de hacer de Burdeos en la más tradicional Rioja. Cristina preside la empresa de su padre -tomó el nombre aristocrático de un amigo para bautizar a su bodega- desde 2007.  Madre de una chica de 20 años a la que dedica todo su amor, Forner es una mujer de su época, es decir, sabe disfrutar de la vida.

Diplomada en Empresas por la Escuela de Comercio de Burdeos, y enóloga, a la presidenta de Marqués de Cáceres le pirra la moda, por lo que es habitual verla en el front row de los desfiles de las pasarelas españolas. Con taconazo y súper bolsos, dice que le gusta tanto Chanel como Zara.

Los números de esta empresa son de los más gruesos de La Rioja: producen un millón de cajas de vino al año (12 botellas en cada caja) y exportan a 120 países de los 2.000 hectáreas de viñedo que controlan. Nada mal para una empresa que empezó a hacer vino no hace ni 50 años... 

Isaac Muga. Bodegas Muga.

Isaac Muga en su boda con Alexandra Martínez.

Isaac Muga y Aurora Caño fundaron en 1932 Bodegas Muga en Haro, una empresa germen de lo que terminaría siendo una de las productoras de vino de mayor calidad de La Rioja. En 1967 empiezan a elaborar vinos más modernos, los que el patriarca tenía en la cabeza, y nunca abandonan la evolución.

El actual director técnico es Isaac Muga, nieto del primer Isaac Muga bodeguero. Antes de pasar el tiempo entre barricas (muchas las construyen ellos mismos en su bodega) y uvas, Isaac Muga estudió y viajó por medio mundo, experiencia durante la cual conoció a su actual mujer.

Se casó en 2012 con bloguera de Puerto Rico y la boda apareció en el Hola! del país de su mujer. Desde ese año, la mediática Alexandra Martínez vive en La Rioja, desde sigue posando de vez en cuando para revistas de moda y desde donde dirige su blog, The Style Martini. Formada en Nueva York, Martínez abrió su nueva página en 2014.  

Los hermanos y primos de Isaac participan en la empresa, tanto en la gestión administrativa y económica como en las relaciones con los medios y la distribución de los vinos Muga, desde el clásico Prado Enea (es el vino favorito de Isacín Muga, el patriarca, la última edición fue en 20096 y el Gran Reserva 2009, ya en tiendas, es una rareza codiciada por los expertos) al más moderno Muga Selección (acaba de salir el reserva 2011). 

María José López Heredia.

María José López Heredia, en sus viñedos.

María José López Heredia forma parte de la cuarta generación de la histórica bodega que lleva su apellido y que fue fundada en 1877 por su bisabuelo Rafael en el Barrio de la Estación de Haro.

Ella representa el lado más clásico y tradicional de La Rioja -su lema es "lo clásico es lo que perdura en el tiempo"- y es algo que aplica en su vida y en sus vinos. Licenciada en Derecho, casada, quiere inculcar a sus hijos el amor por la viña como su padre hizo con ella: visitando la tierra y pisando arcilla. Viña Tondonia, marca de su bodega, sigue elaborando los vinos como los Rioja de toda vida: con largos tiempos de envejecimiento en barrica.

En la empresa familiar están también sus hermanos: Julio, Mercedes y Rafael. Mercedes es enóloga y una de las piezas clave de la bodega. Los cuatro hermanos cogieron las riendas de la empresa tras el fallecimiento de Pedro López de Heredia, en 2013 a los 83 años. El peso del patriarca sigue marcando la trayectoria de sus hijo, muy apegados a las tradiciones.

 

Alejandro Aznar. Marqués de Riscal.

Alejandro Aznar posa en sus viñedos.

La bodega que preside Alejandro Aznar (55) nació hace 158 años en Elciego (Rioja alavesa) y sigue en activo como si no hubiera pasado el tiempo. Su presidente desde 1994 es uno de los pocos bodegueros que aparece en la lista de Forbes de hombres más ricos del país con un capital de 350 millones de euros. Porque a su labor al frente de las bodegas de su familia hay que añadir su cargo de dirección en la naviera Ibaizabal, también familiar, en este caso por parte de madre. 

Aznar ha salido en los papeles a su pesar, porque es un hombre que necesita de la discreción para vivir tranquilo. Además, una de las más sonadas fue por cuestiones ajenas a su profesión: su mujer es Mónica de Oriol (55), presidenta del Círculo de Empresarios, con quien tiene cuatro hijos. Oriol se casó con Aznar en segundas nupcias y llegó al matrimonio con dos hijas. Pues la esposa del empresario fue quien realizó unas declaraciones contra la contratación de mujeres que le valió críticas de todos los sectores.

El bodeguero también fue protagonista de otra polémica: algunos grupos ecologistas denunciaron que estaba llevando a cabo obras de dudosa legalidad en el Parque Nacional de Cabañeros, donde su familia tiene una finca desde 1940 (los Albertos -Cortina y Alcocer- también tienen fincas en este parque). 

Las bodegas Marqués de Riscal cuenta con unas 1.500 hectáreas y una bodega que se ha convertido en emblema de La Rioja. Fueron ellos los primeros en apostar por un arquitecto de renombre para que remodelara su bodega. Frank O. Gehry es quien firma el proyecto que engloba bodega, hotel de lujo y hasta un restaurante con estrella Michelin. 

Carlso San Pedro. Bodegas Pujanza

Carlos Sampedro en su bodega de Laguardia.

Carlos San Pedro (43) es el rebelde. Miembro de una familia de bodegueros, decidió establecerse por su cuenta a los 27 años en contra de la opinión de todos, desde su padre hasta su hermano y sus vecinos. Tenía clara la idea de vino que quería hacer y de qué tierras y uvas sacar el sabor.

Han pasado 15 años y este viticultor ha logrado situar la Bodega Pujanza como una empresa responsable de elaborar algunos de los vinos más modernos de la zona y más valorados por los expertos. Siempre arraigado a la tradición, este enólogo de formación cata él mismo las uvas y decide así cuando empieza la vendimia.

Su pasión por la viña, por los vinos y por todo lo que supone su trabajo le ha alejado de tener una vida convencional. Separado desde hace algunos años, se cuida de que sus hijos aprendan el amor por la viña. Motero y amante de la sabiduría de los mayores, San Pedro ha dado la campanada en La Rioja donde un visionario puede hacer que el resto de ponga las pilas. El Pujanza Norte de 2012, con una nota de Robert Parker (referente mundial) de 94 sobre 100, es un ejemplo de cómo hacer vino como siempre rompiendo los esquemas.  

Guillermo de Aranzabal. Rioja Alta.

Guillermo de Aranzabal, en las bodeguas familiares.

Guillermo de Aranzabal (58) está al frente de una de las bodeguas con más historia de La Rioja (125 años de antigüedad). Situada en el Barrio de la Estación de Haro, Rioja Alta está gestionada por la quinta generación de la familia. "La clave", dice De Aranzabal, "está en mantener la empresa en manos de la familia y en considerar que tiene vida propia".

Casado con la alemana Birgitta Brittner desde hace 23 años, este pamplonica instalado en Vitoria desde que tiene memoria, estudió Derecho y Económicas en Deusto. Intenta disfrutar de sus aficiones (sobre todo montar en bici) con sus dos hijos, Guillermo (21) y Alexander (18), a quienes inculca la pasión por el vino desde pequeños. La familia Aranzabal vive anclada en esa tradición que busca ser discreto y tranquilo para no dar que hablar.

Su vino Gran Reserva 890 de la cosecha 2004 ha sido considerado, con 98 puntos, el mejor vino de toda la Rioja según la nueva Guía Peñín 2017, publicación de referencia nacional e internacional para el vino español.

Las crisis

También hay tensiones dentro del Consejo Regulador, sobre todo desde que la marcha de una bodega emblemática pusiera en duda el funcionamiento de la DO. La decisión de Bodegas Artadi de abandonar la Denominación Oficial Calificada a finales de 2015 hizo temblar los cimientos de una región apuntillada por la historia. En España hay 69 Consejos Reguladores y sólo dos gestionan una DO Calificada: La Rioja y Priorat, lo que supone una responsabilidad mayor.

En la bodega Artadi, no obstante, consideran injusto -como apuntan muchos en voz baja en la Rioja Alavesa (subzona de la DO)- que se vendan vinos a dos euros y vinos a 200 euros con la misma etiqueta. Algunas bodegas alavesas reclamaron que en las etiquetas apareciera la distinción alavesa, y que fuera con letras tan grandes como las de La Rioja, algo a lo que se opuso el Consejo Regulador, que es el que pone las normas en la región. A la guerra de precios se sumó entonces la nota nacionalista porque desde el PNV apoyaron la petición de los alaveses y hasta celebraron la decisión de Artadi de abandonar la DO.

Cuadrillas de vendimiadores en uno de los terrenos de La Rioja.

El esfuerzo del consejo por mantener la calma en la región se puede ver dinamitado desde dentro, como hemos visto, o desde fuera. Hace apenas un mes, se detuvo en Vilasar de Mar, municipio barcelonés, a dos bodegueros (uno de Alava y otro riojano) y a un empresario por vender botellas de Rioja sin etiquetar. La Guardia Civil detuvo a los tres individuos por un delito contra la propiedad industrial puesto que vendían vinos bajo los nombres de La Bella Fernanda, 6 Sombreros, 6 Sombreros colección y Lampiño en tiendas y en internet sin tener la contraetiqueta o precinto de garantía que acredita su pertenencia a la denominación de origen.

¿Más lío? Claro, hablamos de una de las regiones más famosas del mundo. Hace una semana se denunció el robo de 3.000 kilos de uvas de la variedad tempranillo. Unos desconocidos se hicieron con el montante en un viñedo de 40 años de antigüedad en Torremontalbo. El robo, que ha provocado ciertas chanzas puesto que este año hay excedente de uva, pone de manifiesto la vulnerabilidad en la que se encuentra La Rioja, esa región objeto del deseo no sólo de ladrones, sino de jabalíes y corzos, animales que pueden destroza un viñedo.

Con todas estas premisas, los bodegueros tienen que vendimiar cuando toca (una mínima equivocación es fatal), prensar, elaborar, embotellar, vender y hacerlo todo bajo unas estrictas normas. ¿Quiénes son lo que se superan año tras año? Hay familias que saben del oficio y que desarrollan sus aptitudes y las de sus tierras con la soltura de un industrial y el hacer de un artesano. A pesar de la adversidad. 

Noticias relacionadas