Mientras muchos ciudadanos aún hacen cuentas calculadora en mano en intento por cuadrar la economía familiar con unas modestas vacaciones con las que desconectar de la rutina, otras familias tienen bien asegurado su destino vacacional, aunque muchas de ellas apenas las utilicen. Son los miembros de la realeza europea. Algunos de ellos ya están haciendo las maletas y pronto desembarcarán en sus residencias estivales. EL ESPAÑOL descubre cuáles son estos idílicos enclaves.
España: una tradición modernizada
El Palacio de Marivent, propiedad del gobierno balear, sigue siendo la residencia oficial de verano de la Familia Real española. Cuando el rey Felipe VI (49 años) fue proclamado rey, comenzaron los rumores acerca de si continuaría la tradición de los Borbones de veranear en Palma de Mallorca, ya que a Letizia (44) no le gusta este lugar. Ella misma considera que los días que pasa en la isla española no son vacaciones propiamente dichas.
En cualquier caso, la tradición de disfrutar de parte del mes de agosto en Marivent ha continuado, aunque con algunas modificaciones que tienen más que ver con el modus operandi de los posados veraniegos y con la duración de la estancia en el palacio. Además, las vacaciones de Felipe, Letizia y sus hijas en Baleares apenas duran unos días, tras los cuales suelen emprender un viaje con destino desconocido que no suele trascender y que ellos blindan para mantenerlo dentro de lo que consideran vacaciones privadas.
No sólo el núcleo central de la Familia Real acude a Marivent cada verano. También lo hace la reina emérita y la mayor parte de sus nietos, que suelen disfrutar de un curso de vela cada verano. La infanta Elena (53) también es una asidua a la isla y a la residencia real, que abrió sus puertas al público hace unos meses. Ahora puede visitarse gran parte del palacio y de sus jardines, enclavados en unos terrenos de 33.000 metros cuadrados. Sin embargo, las dependencias privadas permanecen ajenas a los ojos de los turistas más curiosos.
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Dinamarca: las tradiciones están para cumplirlas
La Familia Real danesa posee varias residencias que utiliza en esta época estival. Por un lado, el Castillo de Gråsten, al sur de Dinamarca y muy próximo a la frontera con Alemania, suele acoger los tradicionales posados de Margarita de Dinamarca (76) y toda su familia. A los herederos, Federico (49) y Mary (45), y a sus hijos les gusta mucho más este enclave que el favorito de la monarca: el Castillo de Marselisborg, en Aarhus.
Se trata de 130.000 metros cuadrados que albergan, entre otras cosas, una enorme residencia con parques, lagos, piscina y majestuosos jardines. Si hacemos la equivalencia con el estadio Santiago Bernabéu, Marselisborg es casi veinte veces más grande que el campo de fútbol del Real Madrid.
Además de estos dos refugios, la reina es una amante del suroeste francés, por eso se escapa de vez en cuando hasta Cahors, donde posee otra residencia.
Reino Unido: siguiendo a la reina
Isabel II (91) es una incondicional de su residencia escocesa de Balmoral. Cada vez que dispone de unos días libres viaja hasta este paraíso verde de 50.000 hectáreas. Sus nietos no son tan asiduos a este destino, pero en los últimos tiempos acompañan a la monarca en algunas ocasiones.
En el caso concreto de Guillermo (34) y Kate (35), suelen pasar unos días en la isla caribeña de Mustique con la familia Middleton o incluso en algún enclave español como Biarritz, donde viajaron hace un par de años, alojándose en el Hotel du Palais. Una noche allí puede alcanzar los 4.000 euros.
Por su parte, Carlos (68) y Camila (69) ocupan las estancias de Birkhall, dentro del paraje natural de Balmoral.
Suecia: una residencia sólida
Los suecos son personas de férreas tradiciones. Cada año por estas fechas, los Bernadotte se trasladan hasta la residencia de verano de la isla báltica de Öland, declarada reserva natural, que cuenta con parque de atracciones, fortaleza y hasta campings. Allí celebra su cumpleaños Victoria de Suecia (39) -este año lo hará por todo lo alto, pues soplará 40 velas el 14 de julio-.
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La mansión que se ubica en la isla es la de Solliden, propiedad del rey Carlos Gustavo de Suecia (70). Se trata de una edificación de estilo italiano y varias plantas por cuyos alrededores se deja ver la familia al completo protagonizando su característico posado con los más pequeños del clan.
Sin embargo, las vacaciones de los royals suecos no terminan ahí. También poseen una residencia en la localidad de Saint Maxime, en la Costa Azul francesa. Hasta allí se desplazan cada verano sus miembros para disfrutar de las playas, el sol y el mar a bordo del yate Solaris.
Países Bajos: la polémica les persigue
Es, quizá, la única cuestión espinosa que no goza de la simpatía de sus súbditos. La cuestión de las vacaciones de los reyes Guillermo (50) y Máxima (45) ha sido siempre controvertida. Hace años se hicieron con una propiedad en Mozambique que en 2012, debido a las críticas que suscitó el enorme despliegue de medios económidos y de seguridad, cambiaron por una residencia en Kranidi, en la costa del Peloponeso griego, y que fue pagada de su bolsillo. En esta mismoa localización veranean otros vips como Vladimir Putin (64) o Sean Connery (86).
Esta segunda vivienda volvió a levantar ampollas (costó 4,5 millones de euros en plena crisis económica y varios permisos de construcción de dudosa legalidad) ha hecho que los monarcas se priven de viajar a menudo hasta en enclave heleno y prefieran hacer su posado de verano en su residencia oficial de Villa Eikenhors, entre La Haya y Wassenaar.
La zona está situada próxima a una reserva natural y cuenta con playas, dunas y paisajes acuáticos, además de bosques de pinos y aves.
Noruega: sin rumbo fijo
Haakon (43) y Mette Marit (43) son de los pocos royals europeos que apenas pisan la residencia oficial estival que está a disposición de la Familia Real. El rey Harald (80) y su esposa sí suelen acudir cada año a la finca de Bygdoy, en cuyas proximidades se ubica también el Castillo de Oscarshall, construido en 1852 y con acceso privado a la playa y rodeado de bosques.
Ambos enclaves reales ven desfilar a los herederos en muy contadas ocasiones, ya que el matrimonio prefiere otros destinos paradisíacos como Portofino, la Costa Azul o Sicilia, aunque esto suponga granjearse la animadversión y las críticas de sus conciudadanos.
Asimismo, la pareja prefiere acudir cada año a otra residencia, ésta situada en la isla de Tjome (al sur de Noruega). Allí, Haakon y Mette Marit disfrutan junto a sus hijos de unos días alejados de los lujos de palacio. Este lugar es el que acogió, en septiembre de 2015, una reunión informal de los herederos de las monarquías europeas en aquel momento.
Bélgica: mejor en Francia
Los actuales reyes belgas alternan dos destinos vacacionales en estas fechas. Por un lado, el Castillo de Ciergnon, la residencia estival oficial, que se enclava en un entorno natural con bosques y colinas a 100 kilómetros de la capital belga. Aquí Felipe (57) y Matilde (44) suelen pasar unos días para posteriormente viajar hasta la isla francesa de Yeu, en las inmediaciones del Golfo de Vizcaya. En este lugar, al que se llega en helicóptero o en barco, se disfruta de playas de arena fina, dunas y bosques con calas y acantilados.
¿Y qué hace el resto?
El resto de Casas Reales de dentro y fuera de Europa también ponen rumbo a sus destinos vacacionales estos días. Algunos de ellos, como los herederos al trono de Japón, lo hacen en una de las residencias oficiales como es la villa imperial de Suzaki.
También los royals de Luxemburgo suelen cumplir con las tradiciones y se desplazan hasta la residencia estival de Cabasson, a pocos kilómetros de Niza y Cannes.
Otros en cambio, como los Grimaldi, prefieren optar por la Costa Azul (Saint Tropez y Niza) en el caso de Charlene de Mónaco (39), y por cruceros a bordo del Pacha III en el caso de Carolina (60) y Carlota (30) de Mónaco.
En cuanto a la familia no reinante de Grecia, y aunque poseen residencia en Porto Heli, son más asiduos a navegar que a pisar tierra firme.
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