Lo tenían todo preparado desde hace meses. La reina Margarita de Dinamarca (77 años) había iniciado incluso las obras de un cenotafio en el interior de la catedral de Roskilde para que, tras su muerte y la de su marido, el príncipe Enrique (83), ambos fueran enterrados juntos. Incluso había grabado un macabro documental con los preparativos de su muerte en el que quedaba retratado todo el trabajo artístico que rodeaba el proceso, llevado a cabo por un artista danés y un escultor de vidrio. El encargado de inmortalizarlo todo en el filme Sarcófago de una reina iba a ser un director de largometrajes.
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Pero el príncipe ha dado la sorpresa tras manifestar que su deseo no es pasar la eternidad al lado de su mujer. La razón no es otra que un resentimiento que le acompaña desde hace años: el hecho de que nunca ha sido reconocido como igual, como rey, ni siquiera como monarca consorte.
"No es ningún secreto que el príncipe siente en su fuero interno un gran descontento desde hace muchos años por culpa de su papel y del título que ha obtenido en el seno de la monarquía danesa. La decepción y la infelicidad que tiene se han visto incrementados notablemente en los últimos tiempos", según ha confirmado el responsable de comunicación del palacio a la prensa del país nórdico.
"Para el príncipe, esta decisión es la consecuencia natural de no haber tenido el mismo trato", una información que, según la Casa Real danesa, ha sido aceptada por la propia reina, que proseguirá con los trabajos en la catedral danesa de Roskilde, aunque para acoger únicamente los restos de la propia Margarita en el futuro.
Lo cierto es que Enrique nunca entendió por qué las mujeres que se casan con un soberano obtienen el título de reinas, mientras que en el caso contrario los hombres han de conformarse con el de príncipes en el mejor de los casos. Así ocurre por ejemplo con el esposo de Isabel II de Inglaterra (91), el duque Felipe de Edimburgo (96).
Renunció al título de consorte
Fue el pasado año cuando Enrique de Dinamarca decidió renunciar al título de príncipe consorte para quedarse sólo con el de príncipe. Lo hizo después de jubilarse de sus actividades oficiales y compromisos públicos para, según reconoció, estar más en consonancia con su situación real. En aquel momento no se sentía valorado ni por su esposa, ni por la monarquía ni por los daneses en su conjunto y esta nueva condición le eximía de tener que acompañar a la reina en sus actos oficiales.
Ahora los rumores que circulan en las redacciones de los periódicos daneses hacen referencia a una posible crisis en el seno de la pareja, que contrajo matrimonio en 1967. El propio director de comunicación de la Casa Real ha desmentido categóricamente que existan fisuras en la relación y ha anunciado que Margarita y Enrique pasarán las vacaciones de verano juntos como viene siendo tradición.