Ha sido su primer acto público tras el escándalo. Hacía tiempo que no se los veía juntos en un acto institucional. Los reyes eméritos, Juan Carlos (79 años) y doña Sofía (79), han hecho un alto para mostrar sus condolencias a la familia de Miguel de Rumanía. Él fue un gran amigo para Sofía, una persona de confianza. Por eso no ha dudado en sentir su dolor junto a la familia del fallecido.

Al lado de Juan Carlos, la que un día fue reina se ha mostrado cómplice e incluso cariñosa con el monarca, dejando claro que las polémicas de las últimas semanas no han minado en absoluto el respeto y el cariño que se profesan. Cabe recordar que hace unos días la periodista Pilar Eyre aseguraba que el rey emérito tenía una 'hija secreta' perteneciente a la aristocracia. Los monarcas salientes hacen oídos sordos a estas informaciones. 

Con un emotivo funeral de Estado, tanto los rumanos como la realeza internacional han rendido su último tributo al rey Miguel I de Rumanía, fallecido el pasado día 5 a los 96 años en Ginebra (Suiza) tras una larga enfermedad.

Según fuentes de la Casa Real rumana, se espera que miles de personas asistan al sepelio que tendrá lugar después de una breve misa privada en el Salón del Trono del Palacio Real de la capital rumana, donde desde el miércoles ha estado la capilla ardiente. Cerca de 30.000 personas han pasado a despedirse del rey en el Palacio Real. 

De allí, el féretro con los restos mortales será trasladado a la plaza exterior del edificio, donde se celebrará una ceremonia militar y religiosa antes del iniciarse el cortejo fúnebre, que marchará a paso lento hasta la Catedral del Patriarcado, donde tendrá lugar el funeral de Estado celebrado por el rito ortodoxo.



Tal y como informó la Casa Real rumana, al oficio han asistido los reyes eméritos de España Juan Carlos y Sofía; los reyes de Suecia, Carlos Gustavo XVI (71) y Silvia; el príncipe Carlos de Gales (69); el exrey de Bulgaria Simeón II; Ana María de Grecia; y la princesa Muna de Jordania, entre otros.



Cuando termine el servicio religioso, la familia real rumana y sus invitados tomarán el tren real que les conducirá hasta Curtea de Arges, a 155 kilómetros de Bucarest.

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