Los reyes Felipe VI (49) y Letizia (45 años) han regresado a la rutina después de los festejos navideños y han retomado la agenda real con total normalidad. Este lunes, el matrimonio, ha comenzado la semana asistiendo a un acto en el Museo Reina Sofía para hacer entrega de los Premios Fundación Víctimas del Terrorismo. Nuevamente, la reina, quien ha elegido para la ocasión un vestido gris de manga larga reciclado de Carlonia Herrera, ha sido el centro de todas las miradas.
Más que su estilismo, esta vez ha llamado la atención su rostro. Con unos labios más gruesos y unos pómulos más marcados parece que la monarca ha aprovechado el parón navideño en sus actividades reales para hacerse algún que otro retoque estético. Ya en su primer acto oficial de 2018, después de la Pascua Militar, algo había cambiado en ella.
La evolución en alguno de los rasgos de Letizia es evidente. Según algunos expertos consultados por JALEOS, la reina podría haber recurrido a la toxina botulínica, o lo que es lo mismo, al botox. Eso es lo que habría proporcionado al rostro de la reina una piel tersa, sin arrugas de expresión. Además se habría sometido a un lifting sin cirugía con hilos tensores faciales, que da una mayor proyección de los pómulos. Aunque también puede haberlos potenciado con inyecciones de ácido hialurónico.
Los tratamientos de botox y el lifting sin cirugía con hilos tensores son los tratamientos que mas se realizan hombres y mujeres porque se hacen de forma cómoda, sencilla, ambulatoriamente, con discreción y en unos horas el paciente se puede incorporar a la vida cotidiana.
Tratamientos periódicos
Lo ideal es repetir la técnica cada seis u ocho meses. Recurriendo a la hemeroteca fotográfica, otro de los momentos en los que quedaron patentes los retoques de la reina fue en abril del pasado año. Ella y Felipe VI se embarcaron en su primer viaje oficial a Japón como reyes de España. Las 12 horas de vuelo, los 10.781 kilómetros de distancia que separan a Madrid de Tokio y unos nuevos tratamientos estéticos se reflejaron en el rostro de la monarca.
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El resultado de tanto cuidado es un rostro más redondeado que el que Letizia mostraba años atrás, con una nariz más perfilada, unos pómulos más definidos y una mirada mucho más expresiva debido a las extensiones de pestañas que tanto le gustan.
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