El príncipe Harry de Inglaterra (33 años) y Meghan Markle (36) ya son marido y mujer. El castillo de Windsor ha sido el escenario elegido para celebrar el ya considerado evento del año en Reino Unido. Una boda multicultural, un enlace globalizado, debido fundamentalmente a la procedencia de la novia cuyas raíces afroamericanas se han visto reflejadas en determinados guiños durante toda la ceremonia. Con la puntualidad propia de la Gran Bretaña, quince minutos antes del comienzo de la misa llegaban por la escalinata oeste del castillo Harry, el novio, acompañado de su hermano William (35), elegido su best man para tan especial ocasión. Apenas un minuto antes de las 12 de la mañana (hora local), el coche con Meghan Markle se abría camino con el grito generalizado de la multitud: el momento más esperado. La novia ha pisado la capilla de San Jorge flanqueada por dos pajes.
Y por fin, el secreto mejor guardado ve la luz. Markle ha seleccionado un precioso vestido firmado por Clare Waigh Keller para Givenchy. Escote barco, manga francesa y cola larga, sin un excesivo brocado ni brillos, manteniendo así la tónica de elegancia y distinción que ha mostrado en todas sus apariciones públicas. El vestido tiene un corpiño definido, una falda ajustada con un dobladillo drapeado etéreo. El velo, compuesto por tul de seda y brocado en flores, tiene representados los 53 países que conforman la Commonwealth. El ramo de flores incluye 'no me olvides' (las favoritas de Lady Di), lilas y jazmines. Como joyas, unos sencillos pendientes de brillantes y la tiara de filigranas de la reina Mary de Teck, que forma parte de la colección de joyas de la familia real.
La boda real inglesa, un 'canto' a lo racial
Impensable hace algunos años haber llevado a cabo una boda de este corte en el seno de la familia real británica. En cambio, en esta ocasión y en un contexto beligerante de pulso de entrada y salida entre Reino Unido y la Unión Europea, Buckinham Palace ha dado la bienvenida a una mujer americana y mestiza. Las raíces de la novia han estado presentes no solo en los invitados, amigos y familiares sino también en el propio discurso ceremonial. Grandes defensores de la igualdad racial y de los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos como Oprah Winfrey (64) o Idris Elba (45) han hecho acto de presencia en Windsor para tan dinástico acontecimiento. Además de los citados referentes internacionales, cabe destacar la figura de Michael Curry y los otros religiosos intervinientes, también afroamericanos.
Michael Curry, arzobispo y primado de la Iglesia Episcopal, ha sido el encargado de oficiar parte de la ceremonia. Protagonista involuntario del acto por la pasión en sus palabras y sus exagerados aspavientos al evocar al poder del amor: "El amor que ha unido y unirá al príncipe Harry y a la señora Meghan Markle tiene su origen en Dios, y es la clave de la vida y la felicidad. Así que celebremos y oremos por ellos hoy", han sido las palabras previas a la nota musical en vivo de la ceremonia. Doria Ragland (60), madre de Meghan, no ha podido contener las lágrimas ante el coro gospel que ha entonado el mítico Stand by me de Ben E. King, un himno del rhythm and blues afroamericano de la década de los 60, en un claro homenaje a la novia, Meghan Markle. Cogidos de la mano en todo momento desde su encuentro en el altar real, con miradas cómplices y sonrisas tímidas, Harry de Inglaterra y Meghan Markle han accedido como novios y han abandonado la estancia eclesiástica como marido, mujer y duques de Sussex, un momento que atesorarán en su memoria y su recuerdo para el resto de sus vidas.
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