Nunca, desde los tiempos de Ana Bolena, que yo recuerde, un miembro o adlátere de la familia Real había estado en un calabozo. A Iñaki Urdangarin (50 años) no le van a cortar la cabeza, pero le cortaron hace mucho tiempo las alas. ¿Dónde quedó el muchacho sanote y divertido que, vía telefónica, esquivaba las preguntas sobre su hipotético noviazgo en un programa deportivo?
Aún recuerdo la gracia con la que le pasaba la pelota a Davor Šuker (50), citando su por entonces rumoreada historia de amor con Ana Obregón (63). Han pasado 20 años desde entonces, Davor he engordado e Iñaki no es el primo de Zumosol, como le llegaron a apodar, sino un hombre de ojos tristes, delgado y demacrado que nos mira esta semana desde los kioscos con resquemor. La cara se ha alargado, como la de los ciclistas que se metían EPO en los tours para llegar los primeros antes de que se iniciaran los controles salvajes. Y hasta las orejas se han despegado de ese cráneo afilado. Iñaki ha llegado a la cárcel con un rosario, según cuenta Pilar Eyre (66) en Lecturas, y no con la revista Play Boy.
Iñaki, aquel chico tan guapo a quien le sentaban tan bien los trajes ya solo es nariz. Con estos mimbres no resulta muy inspirador ponerse a hablar de los vis a vis con la infanta Cristina (53). Pero es lo que toca. No me salía ponerme rijosa con esta pareja. Y mucho menos tras oír a la pobre monjita cuyo testimonio cita todo el mundo tras dejarse ver en El programa de Ana Rosa. Pero investiga que te investiga me he enterado de que en Brieva se hacen cruces con la buena señora: Sor Cármen Blázquez lleva más de seis años sin acercarse a la cárcel, está jubilada y no tiene ni idea de cómo se encuentra Iñaki Urdangarin. "Todo lo que está diciendo se lo está inventando la buena mujer, es completamente falso", revelan fuentes relacionadas con Instituciones Penitenciarias.
No lo ha visto ni de lejos, como las reclusas. Iñaki no despierta ya ningún deseo erótico entre las mujeres. Tiene cara de asceta. Y según me cuentan, le ha pedido a su mujer que no exponga su imagen y que no vaya a verlo. Que siga con su vida normal en Ginebra, y que ya aprovecharán los 36 días de permiso del segundo grado para tener encuentros en los que puedan hacerse la cucharita o el cucharón. Hay una finca en las cercanías de Segovia, propiedad de una amiga que será el sitio perfecto.
He hablado con Santiago Arteche Jiménez, abogado penalista con mas de treinta años de experiencia, a quien recurriré si algún día voy a la cárcel, que me ha dicho lo siguiente: "Es imposible que un hombre joven y sano esté más de un año sin mantener un vis a vis. Incluso por caridad, su pareja tiene que ir. No es solo el sexo, es cariño y afecto lo que se necesita en esas circunstancias".
La sala de encuentros de Brieva, como la de otra prisiones, es "una habitación decorada como si fuera un hotel, tiene su mesa, su cama, sus sillas, bien pintada, y no es cierto que por ser él quien es ya pueda disponer de todos los módulo", señala Arteche.
Urdangarin está en la cárcel y este letrado, que ha defendido desde delincuentes comunes a altas personalidades relacionadas con casos de corrupción, duda de que se le puedan otorgar permisos penitenciarios antes de seis meses, ni que esté en la calle antes de un año. "Podría ocurrir, pero sería un escándalo. La junta de tratamiento penitenciario tiene tres meses para calificarlo, pero también lo puede hacer en tres días y lo lógico es pensar que van a guardar las formas en el caso de Urdangarin y se van a atener al reglamento". Un reglamento que en el artículo 68 establece que "por motivos de seguridad concretos y específicos, cuando existan razones individuales y contrastadas de que el interno pueda ocultar algún objeto o sustancia dañina, pueden llevar a cabo un desnudo integral, por funcionarios del mismo sexo en sitios cerrados y cuidando la intimidad", y de la misma forma "el art 45 del reglamento establece que en los vis a vis, también los visitantes por las razones antes indicadas pueden ser sometidos al denudo integral".
No hay peligro de que a la infanta se la desnude. No es algo frecuente, solo se hace en casos de clara sospecha de que se están introduciendo drogas en la cárcel para que el marido las venda dentro. Iñaki no va a trapichear, eso está claro. Aviso a Cristina, no puede llevar comida de la calle. A más de un preso, me cuentan fuentes bien informadas, le han quitado las lonchas de pata negra que les han pasado sus familiares. Es Iñaki quien tendrá que llevar los snacks y el picoteo del economato.
Pobriño. Un expreso con quien he hablado me sacude de mi ñoñería: "Desde el momento en el que le han dejado que ingrese en un penal de mujeres están ejerciendo discriminación. La justicia no es igual para todos. Por 300 euros te cuelgan cuatro años, y él, por muchísimo más, ha sido condenado a cinco. Y no tiene perdón. Era un deportista de élite, pertenecía a una familia con dinero. La vida se lo dio todo. Se casó con la hija del rey. ¿Qué necesidad tenía de meterse en chanchullos? Debería habérselo pensado antes. No me vale que digan que él pertenece a otro ambiente y lo va a pesar peor que otros. Todos pertenecíamos a otro ambiente antes de entrar ahí. No hay nada comparable a la cárcel. En la cárcel solo ves un trozo del cielo desde el patio. En la cárcel se pasa mal".
Ahora Iñaki tendrá todo el tiempo del mundo para reflexionar. Me cuentan que para reforzarse psicológicamente sus verdaderos asesores allí, las personas que le pueden ofrecer consuelo, le han recomendado que se limite a vivir el presente, que no se preocupe por el pasado. Que lo que hizo, hecho está. Ahora no es el tiempo de culpabilizarse, sino de tirar para adelante. El rosario puede servirle de ayuda.
Según fuentes penitenciarias, Iñaki se ha llevado una gran sorpresa cuando ha entrado en la prisión. Se esperaba otra cosa, y no porque la cárcel le haya podido parecer cutre, que lo es, comparado con otras, sino "tal vez pensaba que no iba a estar tan solo, no se había hecho una idea clara de lo que le esperaba, no había visualizado correctamente la situación".
Para Instituciones Penitenciarias ha sido un chollo que vaya allí. Su seguridad está garantizada, no ocupa la plaza de otros presos, no hay riesgo de filtraciones, requiere de menos gastos para vigilarle y su seguridad no peligra, solo su salud mental. Es un deportista de élite, sabe lo que es la presión, que no la prisión, pero nadie sabe lo que es estar a solas con tus pensamientos todo el día, como el Prisionero de Zenda o Rudolf Hess, con quien ya tenía un aire en la foto obtenida antes de entrar en prisión.
Solo cabe una solución, y es buscarle un preso de confianza que quiera estar allí con él. Y hay que buscarlo con muchísimo cuidado. No se puede coger al primero de turno. ¿Cuántos reporteros de Sálvame estarían dispuestos a romper un escaparate y llevarse algo con tal de contar la historia del preso más famoso de España? Yo, si fuera hombre, me lo pensaría.
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