Último acto de agenda institucional y oficial para la reina Letizia (45 años) que ya acaricia sus 'ansiadas' vacaciones de verano en Palma de Mallorca. La esposa de Felipe VI (50), como presidenta de Honor de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), ha asistido a la reunión de trabajo del año de la entidad, en la que se han analizado las actividades y los objetivos estratégicos en curso de la Asociación.
Obviando el quid de la reunión, la aparición de Letizia en el ágora pública ha llamado la atención por la naturalidad, la sonrisa y de nuevo el ejercicio de 'oídos sordos' por parte de la monarca en un caso de afecta directamente a miembros de su familia y a la institución de la que forma parte integral desde hace quince años.
El pasado miércoles EL ESPAÑOL levantaba las alfombras de Zarzuela y ponía foco a un presunto caso de corrupción urdido por el rey Juan Carlos I (80) según las palabras de quien fuera su novia durante más de ocho años, Corinna zu Sayn-Wittgenstein (53).
Para una ocasión en la que todos los ojos estaban posados sobre su persona, Letizia ha optado por el perfil bajo y por el reciclaje estilístico. De su armario ha rescatado el vestido de Hugo Boss de punto y rayas verticales bicolor con cintura marcada. Una prenda que como experta en comunicación ya conocerá que a objetivo de cámara de foto y vídeo hace efecto moiré, es decir, interferencia visual.
A sus pies, su nueva obsesión, sus favoritas de la temporada, las sandalias negras destalonadas con policloruro de vinilo (PVC) en el empeine, firmadas por Steve Madden y estrenadas en su viaje oficial a Estados Unidos. Como cartera, la clásica negra de Carolina Herrera en piel azabache con detalle dorado.
Pese a que el nombre de Letizia y Felipe VI, actuales reyes de España, permanecen inmaculados ante el escándalo destapado por EL ESPAÑOL, se reclama que desde Casa Real se emita un comunicado.
Los medios de comunicación y el Gobierno en representación de los ciudadanos exigen a Zarzuela que, como institución que se presume 'ejemplarizante' y 'transparente', aclare los turbios asuntos en los que se señala al rey emérito, aún miembro de la familia real, como responsable de presuntas irregularidades que llevan desde uso de su amante como testaferro hasta el cobro ilegal de comisiones. Letizia, de nuevo, figura y da la callada por respuesta.
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