Puede que la recepción al Cuerpo Diplomático destinado en Madrid sea uno de los actos más de cuento de princesas que tienen los reyes en su agenda anual. Los embajadores de todos los países destinados en España llegan al Palacio Real en carroza. Sí, en carrozas que pertenecen a Patrimonio Nacional y que solo salen a la calle en esta fría mañana de enero.
El acto es una verdadera preciosidad al que merece la pena acercarse para verlo, aunque sólo sea desde la entrada del Patio de Armas para ver pasar los vehículos tirados por los caballos de la Guardia Real.
Y como tal deben ir las señoras vestidas, y eso es lo que exige el protocolo: señores de chaqué, señoras de largo. Es uno de los momentos en los que la reina (46 años) puede sacarse el mejor partido y lucir acorde a su cargo, pero no es tarea fácil.
Pensábamos que Letizia iba a tirar de armario, pero no, ha estrenado. El look es un 50% acierto, un 50% fracaso.
El acierto, sin duda, es la falda. Se trata de una pieza de terciopelo granate con botones en el lateral, firmada por Felipe Varela, aunque, ¡ojo!, con la raja de la falda habrá quién diga que es un poco exagerada para lucir piernas de reina.
El error llega por parte de la blusa. La camisa, firmada por Hugo Boss, no es nueva. Es un básico en su armario de Zarzuela que se ha puesto en muchísimas ocasiones. Queda francamente mal la imagen de la blusa metida a presión dentro de la falda, marcando en exceso el pecho. Pero lo que peor llevamos es el tema de las mangas: ¡Le quedan enormes! ¿De verdad que nadie puede arreglarle la ropa a la esposa de Felipe VI antes de que se la ponga?
Letizia ha lucido unos zapatos de Uterqüe a juego con la falda, que se veían perfectamente gracias a la abertura de la que ya hemos hablado (y no seremos los únicos).
Puede que lo que más nos haya gustado de todo el outfit de esta mañana haya sido el peinado. Se trata de un moño bajo despeinado al estilo de Meghan Markle (37), que le quita seriedad al look y le da un toque juvenil. Así se podían ver perfectamente los pendientes en oro blanco y diamantes en forma de cascada que estrenó en octubre de 2014 durante el concierto previo a los Premios Princesa de Asturias y que, no sabemos por qué, no los habíamos vuelto a ver.
Para darle el toque final, la reina se ha pintado los labios de color burdeos, todo un acierto ya que resaltaba más su rostro.
El miércoles tenemos la segunda cita de la semana. Será en Fitur, donde la reina acostumbra a vestir de forma muy discreta y aburrida, aunque puede que nos de la sorpresa. Con Letizia nunca se sabe.
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