El sol brillaba con fuerza aquella mañana del domingo 1 de abril en la Plaça de la Seu, el lugar que acoge la majestuosa catedral de Palma de Mallorca. A sus puertas, cientos de curiosos se agolpaban deseosos de ver la imagen que tradicionalmente marca la conclusión de la celebración de la Semana Santa en España, es decir, la de la Familia Real al completo.
La sorpresa positiva llegó con la presencia del rey Juan Carlos (81 años), que por primera vez en cuatro años decidía volver a la Misa de Pascua. La estupefacción llegó a la salida, cuando todos los miembros de la Familia Real protagonizaron una escena que dio la vuelta al mundo, copó titulares en los periódicos más rigurosos del Planeta y marcó definitivamente un antes y un después en el devenir de la monarquía española y en la imagen de sus componentes.
A grandes rasgos, a la salida del templo, la reina emérita Sofía (80) intentó llamar la atención del fotógrafo de Casa Real, Francisco Gómez, agarrando entre sus brazos a las infantas Leonor (13) y Sofía (11) para que inmortalizase una simple instantánea familiar junto a sus nietas. Percatada de la situación y entre el bullicio de la gente, la reina Letizia (46) se interpuso entre el objetivo del gráfico y la estampa que debía retratar. En una extraña coreografía, Sofía intenta zafarse del obstáculo que suponía su nuera. Entre tanto, el rey Felipe (51) agarraba tímidamente del brazo a su esposa; y al fondo, el emérito, asistía atónito a la desapacible escena.
Ahora ha pasado un año, pero, ¿cómo vieron los ojos expertos esta insólita y desagradable secuencia? JALEOS ha contactado con los periodistas y escritores Jaime Peñafiel y Pilar Eyre para conocer de primera mano qué experimentaron al contemplar por primera vez los 21 segundos públicos más amargos para la Familia Real española.
Según el veterano experto en Casa Real Jaime Peñáfiel, "esas imágenes las veo como lo peor que ha ocurrido en la monarquía española. Imágenes en directo que tuvieron repercusión no solamente en España sino en el mundo entero. Solo faltó que Letizia agrediera físicamente a doña Sofía. Veo que Letizia arremete contra la reina Sofía de una manera muy injusta. Y también veo que por primera vez don Juan Carlos se puso del lado de la reina, de su esposa. Don Juan Carlos dijo 'esto no se puede tolerar'. Y su hijo, Felipe, al que podemos ver en las imágenes aterrado dijo 'no es el momento'. ¡Pues sí era el momento! ¡Era el momento de poner a esa señora en su sitio! Lo que ocurrió es que después, doña Sofía se prestó a un paripé, 48 horas más tarde en las puertas de la clínica...", relata el escritor recordando la escena en que Letizia abría la puerta trasera del coche a su suegra a las puertas del hospital donde Juan Carlos era intervenido de su rodilla.
"Felipe no estuvo a la altura de las circunstancias", continúa Peñafiel. "Él tenía que haber puesto un poco de orden, que el único que pone orden en esas imágenes es don Juan Carlos. Fue una imagen que ha dañado a la institución, ha dañado a Letizia y ha dañado a su hija, que demostró ser hija de su madre. En el vídeo se ve perfectamente cómo tiene ese gesto de desprecio hacia su abuela, que le ponía la mano en el hombro... Fue una imagen lamentable hasta más no poder. Impropia. Simplemente pretendía hacerse una foto con sus nietas. Aquello puso de manifiesto algún resentimiento que Letizia tiene contra la Reina, que lo único que ha intentado siempre ha sido ayudarla", concluye.
En palabras de Pilar Eyre, "a mí ni me sorprendió, ni me sorprende. Responde a una forma de ser de doña Letizia y doña Sofía. Sofía intentó estar ahí con sus nietas porque no las ve nunca y Letizia, pues, la verdad, no le gusta que sus hijas tengan contacto con doña Sofía. Normalmente se hubiera tapado porque los cronistas de Casa Real ya han visto más de una situación así, pero aquella vez no se tapó y todos lo vimos".
Y continúa, "observo que los caracteres y las actitudes de todos salen a la luz concentrados en los segundos que dura el vídeo. O sea, don Juan Carlos diciendo 'controla a tu mujer' con un poco de machismo... Don Felipe intentando pararla pero con cierta timidez. Él no tiene demasiada autoridad sobre su mujer... Y Letizia, comportándose tal y como es, con ese carácter sin ningún tipo de freno. También tengo que decir que el paso del tiempo también ha cambiado un poco la percepción que yo tengo de la Familia Real. Ha llegado el momento de que dejemos de sacralizar a doña Sofía y empecemos a juzgar de una forma sin referentes y una forma un poco más imparcial a doña Letizia. Doña Sofía siempre ha sido la buena de la película y doña Letizia la bruja mala. Ha llegado el momento de que analicemos a cada una según su momento, su papel y su carácter".
"Yo, a la reina Sofía, por todo lo que he escrito sobre ella, la conozco más que a mi propia madre. Y he llegado a la conclusión de que en este aspecto, que le encantan los animales -y por eso le he perdonado muchas cosas- pero tampoco es la santa beata que debamos subir a los altares todos los días. Y Letizia tampoco es la bruja piruja. Y respeto a la figura de la princesa de Asturias, yo no sé... Solo sé que uno de los grandes errores de la reina Letizia es que no enseñe más a sus hijas. Los españoles no podemos quererlas porque no sabemos cómo son. A Felipe lo veíamos mucho más: los llevaba a paseo, los iba a buscar al colegio, filmaban en Zarzuela vídeos de Felipe con su padre. O sea, que la política que están llevando en este sentido yo creo que es muy equivocada, la verdad".
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