Iñaki Urdangarin (51 años) ha vivido su primera salida de la cárcel gracias al permiso que tendrá los martes y jueves para acudir durante 8 horas a realizar trabajos de voluntariado. Este 18 de septiembre a las 9:59 horas llegaba al Hogar Don Orione en un coche oscuro con cristales tintados y nada más abrirse la puerta del vehículo su reaparición pública sorprendía a los presentes por su cuidada apariencia.
Sin embargo, lejos de lo que únicamente puede apreciarse en una imagen, JALEOS ha querido conocer lo que hay detrás de los gestos y movimientos del cuñado del rey Felipe (51). Por eso, este medio ha contactado con Paloma Ramón Rubio, experta en Comunicación y Morfopsicología, quien desgrana lo que está viviendo el marido de la infanta Cristina (54) y nadie es capaz de apreciar.
En un primer vistazo, la experta se centra en la evidencia: "Existe un cambio bastante radical en la estética de Urdangarin; en su forma de vestir también, porque vemos que luce una camisa un poco abierta y un estilismo muy informal. Además se percibe debajo del atuendo que ha estado haciendo deporte porque se evidencia que ha cogido algo de peso también, luce la cara mucho más rellena".
Pero el análisis de la profesional ahonda en lo más profundo de sus gestos y descubre las sensaciones que Urdangarin quería ocultar en ese primer contacto con la realidad: "A su salida del coche se puede observar en su lenguaje no verbal un poco de nerviosismo, también de introspección, de una posición constante hacia adentro, como de timidez. Iñaki no está cómodo del todo en esa situación y quiere pararse, levanta la mano pero no la levanta muy alta, solamente se atisba ese saludo que hace a la prensa y se dirige mirando hacia abajo rápidamente hacia adentro del centro donde va a realizar los trabajos de voluntariado".
A pesar de su fugaz saludo, la experta consigue ver más allá hasta el punto de poder percibir cómo vive el ex balonmanista su la etapa como preso: "Lo que nos está diciendo es que en el fondo él se siente mucho mejor, porque al fin y al cabo las personas que están en la cárcel para ellos esa situación es el final de un problema, porque mientras que los que lo vemos desde fuera vemos que es la cárcel en sí el problema, en realidad el problema que realmente crea un estrés profundo en el cerebro es el tiempo en el que estás esperando a ver qué pasa con tu vida. Pero una vez que ya todo ha pasado y estás cumpliendo condena, digamos que solamente ya queda esperar a salir de allí. Estando en prisión puedes encauzar ya tu vida de un modo más organizado, yendo a hacer deporte, utilizando tiempo para leer, para formarse y también como trabajan mucho la alimentación de los reos, pues también vemos que él ha cogido peso debido, sobre todo, a que ha bajado su nivel de ansiedad".
"Sin embargo, en la morfopsicología de su cara veo una asimetría facial bastante fuerte. Esta asimetría me está dando datos de que él todavía tiene a nivel emocional muchos problemas. Tiene todavía un nivel alto de contorsión traumática de todo lo que ha pasado, y eso ha dejado una mella en su rostro que ya será seguramente para el resto de su vida. Los hemisferios no coinciden, hay mucha asimetría entre el hemisferio derecho e izquierdo de la cara, los ojos se le han vuelto muy pequeños y eso es debido a que está en un modo crítico, en un modo cerrado, en no reciclaje del pensamiento, lo que demuestra que él en la cárcel no lo estará pasando bien", explica con detalle Ramón Rubio.
La falta de libertad es la gran causante de su crisis emocional pero al mismo tiempo su leve sonrisa, su posición corporal y su seguridad al andar también son indicativos positivos: "Se puede afirmar que hay una aceptación de la situación en la que se encuentra ahora, cosa que no pasaba antes durante los años que ha estado en el juicio esperando a ver que ocurriese ese suceso traumático de la entrada en prisión. Pero ha habido una adaptación bastante positiva y así lo explica su fisonomía al verlo de forma natural y en movimiento".
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