La infanta Cristina de Borbón cumple este sábado 55 años, una fecha que hace unos meses prometía ser especial, pero se ha tornado amarga y dolorosa por culpa de la crisis del coronavirus. Y es que si el año pasado la hermana de Felipe VI (52) celebraba su primer cumpleaños sin su marido, Iñaki Urdangarin (52), este 2020 la infanta se enfrenta a una situación igual de desalentadora.
La hija del rey emérito esperaba poder celebrar su cumpleaños junto a su familia al completo, pues Urdangarin cuenta desde noviembre de 2019 con el derecho a disfrutar de permisos penitenciarios, al haber cumplido una cuarta parte de su condena. Sin embargo, la crisis del coronavirus truncaba estos planes.
Con el confinamiento impuesto por el estado de alarma, el exduque de Palma no tiene permitido abandonar la prisión de Brieva (Ávila) donde cumple condena y su voluntariado en la Residencia Don Orione ha sido suspendido, mientras que Cristina y sus hijos no pueden salir de Suiza, por lo que este año tampoco será posible esa ansiada reunión familiar.
Cristina e Iñaki llevan sin verse desde el pasado mes de febrero, cuando Urdangarin abandonaba la prisión donde cumple condena y se trasladaba junto a su mujer a Vitoria para disfrutar de seis días junto a toda la familia.
El anterior permiso penitenciario del cuñado del Rey se produjo la pasada Navidad, cuando el exdeportista pasó cuatro días con sus familiares en Vitoria. En aquella ocasión, se pudo ver a Urdangarin y a la infanta Cristina paseando relajadamente por las calles de la ciudad. Una imagen que de momento no se sabe cuándo se podrá volver a producir.
Momento convulso
Ante el incierto panorama, Cristina de Borbón permanece en su casa de Ginebra junto a sus cuatro hijos, quienes sin duda serán su mayor apoyo en este agridulce cumpleaños. Y es que sus dos hijos mayores, Juan (20) y Pablo (19), que ya vivían independizados, se trasladaron de nuevo al hogar familiar al estallar la pandemia para pasar el confinamiento junto a su madre.
La infanta, que a principios de este año rompía su relación laboral con La Caixa, se encuentra confinada en su nueva casa en la capital suiza. Una mudanza que desvelaba Vanitatis y que acababa con los rumores de un posible regreso a España e incluso de un traslado a Lisboa para comenzar una nueva vida.
En medio de este aciago momento para Cristina, la polémica sigue cerniéndose sobre su familia, en concreto sobre su padre, cuyos escándalos legales le rodean y han vuelto a poner en entredicho la imagen del emérito ahora que la Fiscalía investiga su posible implicación en las supuestas comisiones pagadas por la adjudicación a empresas españolas de las obras del llamado AVE a La Meca.
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