La reina de España Victoria Eugenia y las joyas fueron un tándem inseparable en vida. Medio siglo después de su fallecimiento, uno de sus icónicos broches de zafiro y diamantes, fabricado por la firma Cartier en 1933 y que lució durante su viaje a Madrid para el bautizo de Felipe de Borbón, del que fue madrina, sale a subasta.
De estilo Art Decó y con "un zafiro de cabujón de 25,20 quilates, rodeado por diamantes de talla circular y firmado por Cartier", así es el broche que tras pertenecer a una de las primeras mujeres icónicas en la realeza española por su particular estilo, sale ahora a subasta en Sotheby’s. Un prendedor con historia, que pone de manifiesto la pasión de la nieta favorita de la reina Victoria por las joyas.
Victoria Eugenia de Battenberg (Castillo de Balmoral, Reino Unido, 1887) fue una de las primeras reinas en despuntar por su estilo, ocupando portadas de revistas de moda, en las que siempre aparecía ataviada con indumentarias que, además de no dejar a nadie indiferente en la corte madrileña, iban complementadas por joyas de gran valor.
El día 11 de noviembre en Ginebra, Sotheby’s sacará a subasta una de las piezas del joyero de la reina, en un precio que según se estima podría alcanzar los 120.000 euros, y que la casa de subastas define como "clip con zafiro cabujón de 25,20 quilates, realzado con talla circular, baguette, bala y cometa".
El broche fue portado durante la última aparición pública de Victoria Eugenia, el 8 de febrero de 1968 con motivo del bautizo de su biznieto, Felipe de Borbón, actual rey Felipe VI (52 años), del que Ena de Battenberg fue además madrina, volviendo a pisar España tras 37 años en el exilio para acudir al palacio de la Zarzuela, donde tuvo lugar la celebración.
Un viaje en el que fuera del programa oficial y en el hall del palacio de Liria, donde la reina se hospedó invitada por su ahijada, la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, se organizó una recepción para quienes quisieran saludar a la última reina de España. Allí, Victoria Eugenia estuvo durante cuatro horas saludando a la gente, que hacía una cola de espera de un kilómetro de distancia que llegaba hasta la plaza de España.
Para la ocasión, la reina portaba el broche sobre un vestido oscuro, una de las apariciones más notables en las que se pudo ver a Victoria Eugenia luciendo la pieza de Cartier, una firma de parada obligatoria en sus visitas a París, donde, como amante de la moda, visitaba también los “ateliers” de los modistos del momento, como el de Charles Worth, con los que marcaría tendencia en la corte de Madrid.
De los clásicos zapatos bicolor de Chanel, a ser testigo y fiel cliente de las primeras creaciones de Cristóbal Balenciaga, la reina Victoria Eugenia se convirtió en un icono de moda, e hizo de su estilo, en el que predominaban siluetas rectas y fluidas, una tendencia a imitar en su época, donde las joyas se fueron las mejores compañeras de viaje.
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