El pasado 28 de julio, Carlos García-Calvo fue hallado sin vida en su domicilio de Madrid a consecuencia de un infarto. El escritor acababa de poner el punto final a su última obra literaria, un libro sobre la reina Letizia (48 años) que se ha lanzado al mercado esta semana.
El autor cosechó grandes éxitos en el mundo del periodismo rosa y del universo de la moda y fue el cronista oficial del estilo de la esposa de Felipe VI (52). Precisamente su conocimiento sobre la Reina le acredita como una de las mejores plumas para desvelar lo que hay detrás de la personalidad y la imagen de Letizia. Y quiso dejarlo por escrito en una especie de diccionario con las palabras clave que definen a la monarca.
Letizia, de la A a la Z es el libro póstumo de García-Calvo que revela los secretos, manías, detalles y leyendas que persiguen a la Reina, y los expone en orden alfabético. JALEOS ha tenido acceso a las 224 páginas de la obra -con un prólogo lleno de cariño de su gran amigo Lorenzo Caprile (53)- y recoge lo más relevante de cada apartado (o mejor dicho, de cada letra inicial).
Con la A: Alcohol
El escritor narra una anécdota sobre la supuesta faceta abstemia de la Reina: "Se supone que doña Letizia no lo bebe en público jamás, no llegando a brindar con cava en cierta ocasión y dejando atónitos a los que vieron cómo miraba la copa indecisa, para luego no llevársela a los labios. Algunos llegaron a pensar que había visto una mosca flotando dentro. Lenguas anabolenas aseguran que sí lo hace en privado y que entiende mucho de vino".
Con la B: Burgo Azpiroz, Jaime del
Este hombre ha estado durante décadas muy presente en la vida de la Reina y su familia: "Abogado en Derecho Financiero y gran amigo de doña Letizia con la que mantuvo un romance en su juventud, según cuentan lenguas alocadas y trapisondistas. Del Burgo le fue de gran ayuda cuando se redactaron las capitulaciones antes de la boda con el entonces Príncipe de Asturias, en la que fue testigo por parte de ella. Más tarde se convertiría en su cuñado al casarse de forma fugaz con su hermana Telma Ortiz, de la que se divorciaría luego".
Con la C: Control
García-Calvo asodia este término a la versión más rigurosa de la Reina, ya lo demostraba como periodista y lo muestra actualmente como madre: "Según lenguas anabolenas, doña Letizia es una mujer muy controladora, lo que los anglosajones llaman a control freak, y la verdad es que a veces lo parece. Un ejemplo sería su actitud hacia sus hijas en los actos públicos que comparten cuando no les quita el ojo de encima. Lenguas más amables dicen que más que controladora es perfeccionista y quiere que todo salga a la perfección o lo que ella piensa que es la perfección".
Con la D: Duelos estilísticos
Estas dos palabras hacen referencia al momento en el que debido a "la visita oficial de un mandatario extranjero junto a su guapa primera dama célebre por su elegancia" los medios comentan el estilismo de ambas mujeres. "La primera vez que ocurrió esto fue durante la visita a Madrid del presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy y su tercera mujer, la antigua modelo reconvertida en cantante, Carla Bruni (...) ¿cómo competir con una mujer de bandera que se había subido a las pasarelas internacionales para presentar las colecciones de los más grandes couturiers del mundo?", expone el escritor.
Con la E: Estilista
"Doña Letizia prescindió de uno durante muchos años, hasta que decidió contratar a Eva Fernández, que había trabajado en la revista Cosmopolitan, algo que sorprendió a más de uno, ya que el estilo de las royals se aproxima más al espíritu de Telva, con su moda más sosegada y lo que ahora se llama lady y nuestras abuelas ladylike. La influencia ejercida por Eva en doña Letizia a simple vista es mínima y no se aprecia un antes y un después de su advenimiento", cuenta Carlos García-Calvo en su apartado dedicado a la letra E.
Con la F: Faralaes
Algunas voces afirman que Letizia no se viste de flamenca porque si no tendría que vestirse con cada uno de los trajes regionales de España, pero García-Calvo mantiene otra teoría: "A muchos españoles y, sobre todo, esos andaluces que la han vitoreado en sus visitas a ciudades como Écija o Sanlúcar de Barrameda, les encantaría ver a doña Letizia vestida con un maravilloso traje de gitana paseándose por el Real de la Feria de Sevilla, como lo hizo su suegra la reina doña Sofía hace muchos años y la reina Máxima de los Países Bajos recientemente. Desgraciadamente, a la Reina las manifestaciones de folclore nacional no parecen interesarle mucho, y la verdad es que no la vemos batiendo palmas en una caseta o arrancándose a bailar por bulerías".
Con la G: Guerrero y Pérez, Alonso
La letra G pertenece a la inicial del apellido de uno de los hombres más importantes en la vida de Letizia, su primer marido: "Se conocieron en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid, donde Guerrero era profesor de Literatura y ella una alumna que, al parecer, estaba epatada por su indudable erudición. Guerrero que, según cuentan, mantiene una relación estupenda con su exmujer, con la que, incluso, se ve de vez en cuando, se ha mantenido en la sombra y no ha querido hablar de ella, a pesar de que le habrán ofrecido millones por sus revelaciones de once años en común".
Con la H: Horario laboral
Durante un tiempo se dijo que la Reina quería 'librar' su agenda los viernes y fines de semana para estar con sus hijas, el autor lo aclara: "Uno de los bulos que hicieron correr lenguas anabolenas hace unos años fue que doña Letizia 'no trabajaba' en fin de semana, ya que cumplía un horario como el que podrían tener las funcionarias, es decir, ocho horas diarias de lunes a viernes con sábados y domingos libres. Esto resultaba creíble porque, al estudiar el programa semanal que Casa Real emitía los viernes y que se limitó durante años a dos actos, máximo tres (...) Todo eso cambió en los últimos dos años cuando además de un mayor número de actos, asiste a algunos los sábados y domingos".
Con la I: Idiomas
Cuando se conoció que Letizia Ortiz Rocasolano, una periodista muy culta y preparada, sería la prometida del entonces futuro Rey, se alabaron "las dotes de la prometida del Príncipe de Asturias como lingüista, asegurándonos que hablaba nada menos que ocho idiomas. Esto extrañó a muchos ya que según contaban los asistentes a la boda del príncipe heredero de Dinamarca y Mary Donaldson, su primer acto oficial como futura royal, hubo que sentarla al lado de Máxima de los Países Bajos que, como argentina, hablaba español. Por lo visto, el inglés de doña Letizia por aquella época era casi inexistente. Desde entonces, la hemos escuchado hablar en catalán y en un inglés con ligero acento hispano, que sumados al español serían tres. ¿Cuáles serían los otros cinco a los que se refería su hagiógrafo?".
Con la J: Jolín, Jolines
Al entrar a formar parte de la Familia Real, Letizia tuvo que adaptar a su nuevo estatus sus expresiones menos elegantes: "Más de uno asegura haber escuchado esta exclamación en boca de la entonces flamante prometida del Príncipe de Asturias, algo muy criticado por la familia de su marido, según nos cuentan los que la frecuentaron entonces. Parece haberla reemplazado por algo decididamente más chic como merde!, como pudimos apreciar en su mensaje de adhesión a su compiyogui que reprodujo La Otra Crónica del diario El Mundo".
Con la K: Kilos
"Tanto ejercicio, zumba, yoga y comida sana hacen que doña Letizia no engorde ni un kilo. La mejor prueba de esto es que la ropa que usó hace años le sigue quedando perfecta ahora. Lo vimos cuando resucitó una prenda de su maravilloso trousseau de Lorenzo Caprile, la falda confeccionada con un mantón de Manila negro con bordados blancos", relata García-Calvo.
Con la L: "La clienta"
El autor desvela en su obra póstuma el apelativo con el que los trabajadores del ateliar del diseñador de cabecera de la Reina se referían a ella: "Cuando nos enteramos de que en el taller de Felipe Varela llamaban así a la entonces Princesa de Asturias, muchos lo encontramos una gran genialidad y procedimos a adoptarlo. En efecto, doña Letizia era 'La clienta' por antonomasia, la más importante del diseñador madrileño, algo así como un escaparate andante de su ropa que servía de reclamo para atraer a todas esas españolas que querían vestir de princesas".
Con la M: Mochileras
"Sus detractores denominan así a cuatro o cinco amigas de soltera de doña Letizia con las que solía ir a cenar o asistir a conciertos con ropa desenfadada cuando era Princesa de Asturias", detalla el libro Letizia, de la A a la Z.
Con la N: Nariz
Desde que se anunció el compromiso de la periodista Letizia Ortiz con el príncipe Felipe, el rostro de ella ha sufrido grandes modificaciones, la primera de todas fue su nariz: "A muchos nos gustaba el perfil original de doña Letizia, ya que no le restaba un ápice a su atractivo natural y le daba cierta distinción. Su rinoplastia a manos del doctor Antonio de la Fuente, que al principio se nos dijo era para corregir unos problemas respiratorios, más algún que otro retoque, la convirtieron en una mujer bellísima, posiblemente la más guapa de las reinas europeas. Causa estupor ahora ver fotografías de su primera época y uno desearía que desaparecieran de las hemerotecas", redacta Carlos García-Calvo.
Con la O: Ovidio
El gran cambio físico de la Reina tiene un hueco muy especial, casi poético, en el libro: "El poeta romano nacido Publio Ovidio Nasón (43 a. C. – 17 d. C.) es el autor de Metamorfosis, quizá su poema más conocido, que ha inspirado a pintores como, por ejemplo, Pedro Pablo Rubens, que se basó en él para sus pinturas destinadas a la Torre de la Parada que se encuentran en la actualidad en el Museo de Prado. En él habla de los cambios físicos que hacían varias deidades de la mitología para conseguir diversos fines. Cuando repasamos las antiguas fotografías de doña Letizia desde su época en los telediarios hasta la actualidad, nos damos cuenta de la gran metamorfosis que ha ido sufriendo su rostro, que ha perdido esa afilada angulosidad original".
Con la P: Plongeon
"Vocablo francés que traducido a nuestro idioma es 'zambullida', pero que los royals utilizan coloquialmente para definir la reverencia de corte que las mujeres hacen a los miembros de las casas reales y entre sí, estén o no destronadas", explica García-Calvo. Una reverencia que en el siglo XXI no es nada exagerada y de hecho es casi inexistente, ya que Letizia apenas rebaja la cabeza levemente para saludar a sus homólogos europeos.
Con la R: Regalo incómodo
El autor recuerda el día en el que un regalo de lujo se convirtió en el obsequio más envenenado que jamás habría recibido Letizia: "La edición española de la revista Elle decidió encargarle a un grupo de diseñadores españoles que realizasen lo que a su juicio era el vestido, traje de noche o conjunto ideal para la entonces flamante Princesa de Asturias y enviárselo, luego, como regalo. En el fondo, aquello era un obsequio más que incómodo ya que si doña Letizia decidía ponerse uno o tal vez dos e ignorar los demás, los gritos de furia de los autores de la ropa desechada se escucharían en todos los confines de la Tierra, no solo en España. Ya se quejaban bastante de que la Princesa llevaba exclusivamente lo que salía del taller de Felipe Varela, un diseñador al que habían ninguneado todos ellos cuando había desfilado en Cibeles. Por lo tanto, aquello parecía una indirecta para que ampliase su abanico de suministradores".
Con la S: Sopa
La alimentación de la Familia Real, y en concreto, de Letizia, ha sido noticia en multitud de ocasiones; pero un vídeo de Casa Real aumentó aún más las habladurías: "Mucho se ha hablado de la famosa sopa de acelgas que figuró prominentemente en un vídeo hagiográfico de SSMM sentados en torno a una mesa en el Pabellón del Príncipe, su casa del compound de La Zarzuela, almorzando en amor y compañía con sus hijas. En vez de producir el buen efecto que se quería, el vídeo fue muy criticado ya que no se suele tomar sopa al mediodía, siendo este un plato más ad hoc para la noche. También se criticó que la Reina sirviese ella personalmente a su marido e hijas. Y tercero, la sopa en vez de que la gente alabase los gustos sanos de los Borbón Ortiz produjo un rechazo y muchos opinaron que aquello era un asco ya que parecía agua de mar no muy limpia en la que flotaban algas. O medusas. Por lo tanto nadie comprendió cómo el Rey pudo decir eso de 'sopita, ¡qué rica!'"
Con la T: Tics
"Doña Letizia no los tiene. Bueno, tuvo uno que le fue corregido, suponemos que por Casa Real, a las veinticuatro horas de saberse que era la prometida del Príncipe de Asturias. Es uno muy frecuente entre las televisivas de pelo largo y consiste en un coqueto golpe de cabeza para quitarse un mechón que se ha deslizado sobre la frente. De paso se le dijo que no tenía que tocarse el pelo ya que, por lo visto, es señal de inseguridad", desvela el libro.
Con la U: Upgrading
Cuando el 6 de noviembre de 2003 el príncipe Felipe presentó al mundo a su futura esposa, ese gesto no solo tuvo consecuencias en la protagonista, también en toda su familia: "Cuando empezaron a aparecer notas biográficas de Letizia Ortiz Rocasolano en la prensa nacional y extranjera a raíz de su noviazgo con el Príncipe de Asturias, todos los miembros de su familia fueron objeto de un upgrading por parte del equipo de prensa del palacio de La Zarzuela. La prometida del heredero al trono era una perfecta desconocida para la mayoría de los españoles que no veían el Telediario a esa hora y no fue difícil dorarle la píldora. Claro que por mucho que se empeñasen los spin doctors palaciegos, ciertos currículums no tenían arreglo, su madre era enfermera liberada y su abuelo taxista y un upgrading era impensable, ya que la hubiesen tenido que convertir a ella en médico y a él en el presidente de una flota de taxis".
Con la V: Versión original subtitulada (VOS)
"Desde que los Príncipes de Asturias se convirtieron Reyes de España, ya no se ven esos robados de Felipe VI y su consorte saliendo de ver una película en su idioma original, en lo que antes se llamaba un cine de 'arte y ensayo'. Desde que su primo David Rocasolano desveló en su libro que doña Letizia no era la brillante lingüista que nos habían contado sus primeros hagiógrafos, suponemos que tendrá que leer los subtítulos", cuenta García-Calvo.
Con la W: WhatsApp
Los selfies ya son el día a día de la Reina cada vez que acude a un acto de asistencia masiva de curiosos (aunque actualmente es impensable por la pandemia), también ha sido cazada mirando el móvil en mitad de un evento y existe otro mal recuerdo con las tecnologías que recoge el libro: "Hay que tener muchísimo cuidado con lo que se chatea en el móvil. Más de una bella amistad se ha perdido por un mensaje indiscreto enviado en un momento de descuido. A doña Letizia los whatsapps le han jugado una mala pasada en, por lo menos, dos ocasiones, no hay más que recordar el asunto del compiyogui".
Con la Z: Zumba
Además de yoga y pilates, Carlos García-Calvo deja por escrito que la Reina podría estar cautivada por los ritmos latinos para quemar calorías: "De origen colombiano, viene a ser una clase de aeróbic muy animada con música de distinto tipo. Cuentan que doña Letizia lo practica en su casa con un grupo de amigos, lo que explicaría su envidiable forma física".
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