Ya lo venía anunciando durante toda la semana el propio presentador de Mi casa es la tuya, Bertín Osborne (65 años): el invitado de este viernes era especial, con el permiso del resto. No se equivocaba. No todos los días se tiene la oportunidad de entrevistar a Rafa Nadal (34), el mejor deportista español de la historia y todo un icono mundial del tenis. El 13 veces campeón de Roland Garros, poco dado a conceder entrevistas personales, ha relajado su recelo con Osborne en Telecinco.
No ha sido nada fácil concertar este encuentro televisivo, aunque ganas no faltaban. Hacía años que el programa andaba detrás de Rafael Nadal. Las agendas no terminaban de cuadrar, hasta ahora. Bertín lo ha conseguido. El espacio se ha desplazado a Manacor, ciudad natal del deportista mallorquín, donde, en la pista principal de la Rafa Nadal Academy, el de Manacor se ha abierto en canal.
Muy generoso, aunque sin poder ocultar la timidez tras su sonrisa, ha descubierto su lado más personal, familiar e incluso sentimental, contando anécdotas de convivencia al lado de su esposa, Xisca Perelló (32), y de su boda, en la que Perelló se cobró su particular 'venganza'. También ha confesado Rafa los deseos del matrimonio de ser padres, algo que "se ha ido alargando" demasiado por su profesión. Esta noche Nadal suelta la raqueta para abrir su corazón.
El programa ha comenzado con Bertín paseando por las instalaciones de la academia de Nadal junto a la hermana de este, Maribel. Esta le ha enseñado desde el museo, Museum Xperience, hasta las pistas de tenis y la residencia deportiva, donde una media de 140 niños, de 40 nacionalidades, se forman diariamente al mismo tiempo que estudian. La ruta ha terminado en la pista de tenis, donde Bertín ha podido saludar tanto a Rafa como a su entrenador personal, Carlos Moyá (44).
Una vez sentado en el chester de Bertín, Rafa ha comenzado hablando de la Rafa Nadal Academy: "No se me ocurre a mí solo montar esto. Sin mi padre, imposible. Creo que los ciudadanos que se aprovechan de las instalaciones están contentos. Viene mucha gente de Manacor". En ese punto, ha hablado de su infancia: "Yo nací aquí hace 34 años. De pequeño era muy tímido. Lo sigo siendo, pero, bueno, el viajar y el haber vivido tantas cosas, te quita la timidez. Era muy tímido, aunque muy obediente, de joven era buen chico, eso dicen".
Miguel Ángel Nadal, su referente en el tenis
Destaca, acto seguido, un rasgo de su personalidad de entonces: "No me ha apetecido hacerme mayor, siempre estuve bien en la edad que me tocaba. Cuando llegas a los 17 y te apetece, por ejemplo, el tema del coche... A mí nunca me apetecía avanzar. Ni cuando cumplí 18, que te dan más libertad, no me apetecía cumplirlos".
Bertín se ha interesado por sus padres y sus profesiones: "Mis padres son de aquí. Mi padre ahora mismo se dedica a diferentes cosas, porque yo también le llevo mucho trabajo. Me ayuda en casi todas las cosas, pero de toda la vida ha tenido una empresa de cristales. Mi padre trabajaba mucho, recuerdo que cuando me levantaba de chico ya no estaba y volvía tarde. Mi madre es la presidenta de la fundación. Cuando nací yo, y después mi hermana, tenía una perfumería, después se dedicó a nosotros".
La relación con su hermana es impecable, sostiene: "Nos hemos llevado muy bien siempre, no soy muy protector. Que se lo pase bien. Hemos tenido una relación impecable, hablamos diariamente y nos vemos diariamente". ¿De dónde le viene la afición al mejor tenista español de la historia? Rafa lo explica: "La afición por el tenis viene por mi tío. A todos nos ha gustado el deporte, pero el tenis me viene por mi tío, Miguel Ángel Nadal, que fue Defensa Central de Fútbol Club Barcelona".
De chico se debatía entre el fútbol y el tenis, sus grandes pasiones: "Me divertía más jugando al fútbol de pequeño, no tanto al tenis. El tenis es más solitario. No solo era el partido, luego quedabas con los compañeros, hacías cenas... Yo me he pasado horas y horas jugando al tenis". ¿Meticuloso en el deporte? "No soy una persona que se prepare meticulosamente nada, lo que pasa es que tengo una rutina muy marcada en la pista. Lo de los calzoncillos lo hacía desde pequeño, lo demás son rutinas que te incorporas. Hacer esas cosas me ayuda a concentrarme, me aísla de los demás".
Confiesa que le aterraba la oscuridad de pequeño: "Me da miedo la oscuridad, de pequeño mucho, ahora ya no tanto. No me sé dormir sin televisión, sin mirar una serie... Salvo que esté K.O. Hasta una edad avanzada me iba a dormir y aparecía en el cuarto de mis padres. O con mi hermana".
"Mis padres nunca me han presionado"
Cuando era más joven, ganar era lo normal en su vida: "Los torneos que yo jugaba por aquí, normalmente los ganaba. Después, en categorías superiores, sí sufría más. Era buen competidor. Llevaba bien el perder, no soy una persona que tenga mal perder ni me dura mucho". En este punto, Osborne lo ha alabado por su educación en la pista y su humanidad y humildad cuando gana: "Al final creo que vivimos en un mundo en el que es más agradable cuando uno se lleva bien con los otros, la vida es más feliz. Con todos, todos, no te puedes llevar bien, pero con la gran mayoría sí. Algunos no son de tu cuerda, o tienen otra mentalidad, pero no me llevo mal, me llevo menos".
El tenis nunca fue pasatiempo para él, siempre fue algo serio: "Mi tío me entrenó desde los 7 u 8 años. Fui un objetivo para él, el hacerme un jugador profesional y destacado. No me lo podía tomar de otra manera tampoco". Recuerda como especialmente dura la época en la que cursaba cuarto de la ESO: "Estaba en la época esa de casi profesional y tenía que sacar ESO de la manera que fuera. Los horarios fueron duros. El último trimestre dejé de jugar todos los torneos para poder aprobar".
Siente que sus padres nunca lo han presionado deportivamente hablando, tuvo esa suerte tan atípica a veces: "Mis padres siempre se han mantenido al margen en lo que es mi carrera deportiva. El apoyo ha estado siempre, pero al nivel de presionarme o exigirme algo deportivamente nunca lo he sentido. Y mira que he visto cada padre... Es patético. Al final los chicos a esa edad lo que tienen que hacer es divertirse y disfrutar. A veces la ilusión de los padres pasa por delante de la de los hijos... Cada uno tiene que hacer su camino y buscar sus ilusiones".
"Nunca he sentido la presión mediática"
No se define como alguien excesivamente disciplinado: "Tengo la capacidad de entrenar a una gran intensidad. Entreno al máximo, tengo una intensidad quizá superior. Pero en mi vida en general no soy disciplinado. Me causa gran estrés. Sí presumo de ser un profesional del tenis, tengo una buena dedicación y me he esforzado mucho. Pero, al mismo tiempo, no me he perdido cosas que son importantes en la vida. He salido de fiesta, con los amigos, en la playa... He hecho todo lo que han hecho mis amigos, quizá menos, pero lo he hecho. No me he perdido cosas. Hay quienes están tan centrados que llega un punto de obsesión. No sé si hubiera sido feliz así".
Cuando en 2004 ganó la Copa Davis, ¿le cambió la vida? "No me cambió la vida, me cambió mediáticamente, personalmente no. Seguía haciendo la misma vida. La presión la he llevado siempre bien. Nunca la he sentido como tal. Hago mi vida, soy una persona normal. Vuelvo aquí y soy un ciudadano normal. Tengo los mismos amigos desde los 5 años. Mi vida fuera del show del tenis, mi vida real, sigue siendo igual. 2004 fue un cambio, un boom, pero fue un cambio solo mediático".
Las lesiones siempre lo han acompañado en su vida, muy a su pesar: "He tenido bastantes lesiones. Por épocas. El bulto este del pie... No me acuerdo ya de jugar sin dolor. Es complicado, pero siempre se ha encontrado el camino para poder seguir adelante. Juego vendado. Intento no quejarme nunca. Las cosas me han ido de una manera que jamás hubiera podido soñar, solo puedo dar gracias".
Ha visitado, asegura, muchos médicos: "Cuando me detectaron la enfermedad de Müller-Weiss fui a diferentes médicos y me dijeron algunos que no creían que pudiera volver a jugar a una intensidad alta. He pasado por todo; rodillas, caderas, espalda... pero, ¡aquí estamos!".
Su confinamiento por la Covid fue delicado: "Después del confinamiento pasé unos meses muy malos, el estar tanto tiempo parado... El pie se me quedó totalmente destrozado. Pasé los tres meses siguientes jodido". Por su profesión, confiesa haber pasado por dispares etapas: "A veces me divierto y otras no. Es algo que sientes, y me gusta lo que hago. Ahora vivo la vida deportiva más relajado de lo que la vivía antes".
"He tenido bajones psicológicos"
¿Alguien como Rafa Nadal tiene bajones? Claro que sí: "Sí he tenido bajones psicológicos. De no querer volver a jugar, no, pero de dejarlo una temporada, sí. El 2018 fue malo a nivel de lesiones y en 2019, otra vez tuve problemas físicos. Pegaba la bola sin pasión, no estaba... Me fui a caminar por la montaña y volvimos".
Es Nadal un hombre comprometido, implicado y solidario. Por eso creó su fundación, le explica a Bertín: "En aquellos momentos a mí me pedían muchas cosas para recaudar fondos. Llegamos a la conclusión de que hacía muchas cosas y por qué no crear nosotros una fundación y dirigirlo hacia lo que nosotros queríamos. Estoy feliz. Nuestro primer proyecto fue en India. Allí creamos un centro de tenis y una escuela donde estudian inglés, informática, hacemos revisiones médicas... Atendemos a casi 900 niños y niñas. Tenemos que dar ejemplo las personas a las que la vida nos ha sonreído. Todos podemos aportar". Su mujer, Mery, es la directora: "Es la que trabaja activamente. Mi madre está en las reuniones importantes. Desde hace años está Mery al frente".
Desde los 9 años no ha parado de ganar premios, aunque también ha mordido el polvo. Sabe ganar como pocos y perder como nadie. Verlo morder la copa es un clásico, y le explica a Bertín de dónde viene: "Lo hice por primera vez cuando gané en Montecarlo en 2005, y a partir de ahí me lo empezaron a pedir. Ya se ha convertido en algo típico de siempre". Una vez en cocina, Rafa se ha mostrado más relajado. Ha hablado de la excelente relación que le une a Julio Iglesias (77) y de cómo una vez lo pillaron los paparazzi desnudo en un barco.
Se confiesa buen cocinero -aunque no le gusta la carne ni el queso-, y habla así de Xisca, su mujer: "Ella se llama María Francisca. Yo la llamo Mery. Solo la llamo María Francisca cuando hay un poco de tensión, pero no tenemos tensión nunca". Asegura que el haberse casado con Xisca nada ha cambiado entre ellos: "De momento no tengo queja".
En este momento, Bertín le ha preguntado por sus planes de ser padre: "Confío en que sí, a mí me encantan los niños, pero hay un problema. Yo decía antes 'ya cuando me retire...', pensando que a los 30 estaría caput, pero se ha ido alargando el tema". Confiesan sus amigos -que se unen a la comida- que no es una persona puntual, pero que en su boda Xisca se cobró su particular 'venganza': "En la boda me la devolvió por 20. Harta de esperar, debió pensar: ahora vas a esperar tú".
Tras la celebración del enlace, él y Xisca repartieron un kit antiresaca. "Cuando salían de la boda los invitados había un kit con pastillas, ibuprofenos, botellas de agua", ha explicado Rafa. Para terminar, también se ha sincerado sobre su despedida de soltero: "Había quedado para jugar al golf con Carlos Sáinz por la tarde y de pronto me vinieron a buscar al entrenamiento y ya estaba todo arreglado. Y nos fuimos".
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