El príncipe Harry (36 años) y su hermano, Guillermo (38), han protagonizado su reencuentro público este jueves. Se esperaba tensión, distancia y semblantes serios, pero si hay un motivo por el que son capaces de dejar a un lado sus diferencias ese es el recuerdo de su madre. O al menos eso es lo que han querido demostrar de cara al público, pues para la mayoría de tabloides británicos los gestos vistos en el reencuentro de los hermanos respondían a una estudiada puesta en escena.
El jardín del palacio de Kensington, actual residencia de los duques de Cambridge, es el escenario en el que los hermanos han vuelto a unirse para homenajear a Lady Di en el día en el que hubiera cumplido 60 años. En su honor, sus hijos han inaugurado este 1 de julio una estatua dedicada a la fallecida princesa en la que se reivindica su ardua valor humanitaria a lo largo de su vida.
Han tenido que pasar tres años para que esta iniciativa se lleve a cabo, un largo periodo de tiempo en el que Harry y Guillermo han experimentado grandes cambios en su vida que han afectado directamente a la Corona británica. Sin duda los más duros y los que han propiciado su distanciamiento surgieron en el último año, justo después del denominado Megxit -que supuso el adiós de Harry y Meghan Markle (39) de palacio y de Reino Unido para asentarse en Los Ángeles y abandonar sus labores reales. Y todo empeoró con la polémica entrevista de los duques de Sussex a la todopoderosa Oprah Winfrey (67) donde revelaron un episodio de racismo que señalaba a uno de los miembros de la familia Windsor. El propio Guillermo se sintió tan incómodo con tal afirmación que lejos de mantenerse en silencio -como suele actuar Casa Real- se pronunció contra tales acusaciones en el primer acto en el que tuvo ocasión de manifestarlo.
Pero este jueves, todos esos rencores y disputas han quedado atrás. Diana es la mayor debilidad de sus dos hijos y por este motivo Harry y Guillermo no iban a permitir que el homenaje a su madre quedara empañado por malos gestos. Todo lo contrario.
Los hermanos han demostrado una sintonía que no se veía en ellos desde hace mucho tiempo. Mientras caminaban entre las diferentes tonalidades verdes del cuidado jardín Sunken del palacio se les ha visto conversar de forma fluida, de hecho, no han permanecido callados en ningún momento. Guillermo no ha parado de señalar rincones por la zona y Harry ha reído a carcajadas en varias ocasiones.
La actitud de los duques ha sido muy comentada en la prensa británica, que tildan de "algo exagerada" su puesta en escena con el fin de demostrar que entre ellos no existen problemas y mucho menos si la razón que los reúne es su querida madre.
Ya cuando decidieron llevar a cabo este homenaje, en 2018, tuvieron claro cuál era el propósito de este acto: "Han pasado más de veinte años desde que nuestra madre falleció y, por tanto, es el momento para reconocer el impacto positivo que supuso su figura para el Reino Unido y para el resto del mundo con una estatua permanente", declararon entonces en un comunicado conjunto. Por este motivo, este jueves los príncipes se han negado a que la noticia fuera su enemistad y han unido fuerzas para honrar a su progenitora.
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