Aunque ya han pasado cinco meses desde que falleció el duque de Edimburgo, a causa de su avanzada edad, sus últimas voluntades siguen siendo un tema desconocido. Según dictaminó este jueves 16 de septiembre el Tribunal Superior de Londres, así seguirá siendo por 90 años más.
De acuerdo con la justicia británica, el testamento del duque de Edimburgo, que perdió la vida el pasado 9 de abril a los 99 años, debe permanecer en secreto para "proteger" la dignidad de su viuda, la reina Isabel II (95 años), debido a su función constitucional.
Si bien los testamentos suelen ser documentos públicos en Reino Unido, desde hace casi un siglo, aquellos que forman parte de la Familia Real son sellados por orden del Tribunal Supremo. Lo que significa que no están abiertos a la inspección pública, tal y como ocurre normalmente con una herencia.
La decisión, en concreto, ha sido anunciada por el juez Andrew McFarlane, quien explicó que, una vez transcurrido este largo periodo de tiempo, se podrá abrir en privado y considerar si debe o no publicarse.
"He sostenido que, debido a la posición constitucional del soberano, es apropiado tener una práctica especial en relación con los testamentos reales", explicó McFarlane en un juicio escrito. "Es necesario mejorar la protección que se brinda a los aspectos verdaderamente privados de la vida de este grupo limitado de personas para mantener la dignidad de la soberana y los miembros cercanos de su familia", añadió el juez, quien también desconoce el contenido del documento. Únicamente fue informado sobre la fecha de su realización y la identidad del ejecutor designado.
Como presidente de la división familiar del Tribunal Superior, Andrew McFarlane explicó que él es el custodio de una caja fuerte que contiene 30 sobres. Cada uno de ellos contiene un testamento sellado de un miembro de la Familia Real fallecido. Allí también se encuentran las últimas voluntades de la Reina madre, Isabel Bowes-Lyon, y de la princesa Margarita. Ambas fallecieron en 2002.
Discreta fortuna
Si bien los detalles de su testamento seguirán siendo un misterio por 90 años más, algunos portales especializados en las fortunas y bienes de las celebridades, han dado a conocer públicamente un estimado de la herencia del duque de Edimburgo.
Según Celebrity Net Worth, el día de su muerte, la fortuna del marido de la reina Isabel estaba valorada en 30 millones de dólares (25 millones de euros). De acuerdo con una información de la revista Forbes, tomando como referencia la Ley de Subvención Soberana de 2011, el duque de Edimburgo recibía 500.000 dólares al año (420.000 euros) con el fin de pagar sus gastos en el desempeño de sus funciones. Esta financiación comenzó en 1990 y continuó incluso después de que se retirara de sus funciones oficiales en 2017.
Si se compara con la fortuna de la reina Isabel, que alcanza los 600 millones, o con la de su nieto Harry (37), que aún estando fuera de las funciones de la Familia Real suma 60 millones, el patrimonio del duque de Edimburgo es bastante discreto.
Más allá de su dinero y bienes materiales, lo que sí se dio a conocer pocos días después de su fallecimiento fue la herencia de sus títulos. El ducado de Edimburgo, según la información de la prensa local, lo heredará el príncipe Eduardo (57), el más discreto de sus hijos. Sin embargo, tendrá que esperar a que su hermano, el príncipe Carlos (72), asuma el trono. De momento, el título ha sido asumido de forma temporal por el primogénito de la familia y sucesor de Isabel II.
[Más información: La reina Isabel II prepara su vuelta al trabajo: sus cuatro aliados y un asunto por resolver]