20 de noviembre de 1947. Primera boda real desde el fin de la Segunda Mundial. Isabel II (95 años) y Felipe de Edimburgo se juraban amor para siempre en una multitudinaria ceremonia, celebrada en la Abadía de Westminster, Londres. Entonces, 2.000 invitados -entre ellos, 10 monarcas- fueron testigos de una unión que solo la muerte pudo romper. La Reina británica no se separó de su marido hasta el pasado 9 de abril, cuando el duque falleció a los 99 años.
Desde el comienzo su relación estuvo marcada por infinitas demostraciones de cariño que mantuvieron en pie un matrimonio que no fue exento de polémicas. La pareja pasó por numerosas crisis, desplantes, quejas públicas y supuestas infidelidades que no llegaron a confirmarse. Pero siempre primó el amor.
Nada les importó ser primos terceros por parte de la reina Victoria y, para casarse, el duque de Edimburgo tuvo que renunciar a su religión (ortodoxa griega); a su apellido, Mountbatten, en pos del de su esposa; y a su título de 'príncipe de Grecia y Dinamarca'. Fueron muy felices, incluso cuando en 1952 Isabel II asumió el trono tras la muerte de su padre, Jorge VI. Su ascenso, una vez más, puso a prueba a su marido, quien se vio obligado a dejar su carrera en la Marina. Su única alternativa era ejercer de consorte, tratamiento que se llevó la tumba.
Aunque en alguna ocasión se quejó de su condición, el duque de Edimburgo siempre fue leal a la reina Isabel. No le importó renunciar a todo protagonismo y quedar a la sombra de su esposa. Conocía perfectamente su lugar y, si bien luchó contra sus continuos deseos de destacar, le brindó su apoyo a la monarca. Ella, la gran protagonista, siempre lo supo. "No es alguien que acepte cumplidos con facilidad. Sencillamente, ha sido mi sostén y fortaleza durante todos estos años, y yo y toda su familia, así como este y muchos otros países, le deben un reconocimiento mayor del que él nunca reclamaría o del que nosotros podamos imaginar", expresó Isabel II en 1997, coincidiendo con la celebración de sus bodas de oro.
Y es que el fallecido Príncipe no solo apoyó a la Reina en sus compromisos como soberana. También fue su mano derecha en las polémicas familiares. Estuvo junto a Isabel II en las crisis matrimoniales de sus hijos, ejerció de mediador en los conflictos entre los Príncipes de Gales y generó tranquilidad tras la muerte de Lady Di.
Su Majestad y el duque de Edimburgo también sortearon sus propias crisis como pareja. Eso sí, desde la más estricta intimidad. A pesar de que al Príncipe se le atribuyeron algunas aventuras románticas fuera del matrimonio, ninguna llegó a demostrarse. Todos fueron rumores y nunca se consiguió romper la unión entre ambos. Fuentes cercanas a la Corona han comentado en alguna ocasión que siempre se quisieron, admiraron, respetaron y toleraron.
A la vez que el duque de Edimburgo soportaba el rol de su mujer y su papel de "intruso", Isabel II lidiaba con su carácter. Quienes lo conocieron llegaron a asegurar que el príncipe Felipe no fue un hombre fácil. Pero a la Reina, acostumbrada a todo tipo de pleitesías, le divertían mucho las "pataletas" de su marido.
En su matrimonio también primó la independencia. Aunque con el ascenso de Isabel II renunció a muchas cuestiones, el padre de Carlos de Inglaterra (73) nunca dejó de disfrutar de sus aficiones. Los caballos, la caza y el deporte, en general, estuvieron muy presentes en sus 95 años de vida. Tras retirarse de los actos públicos en 2017, se trasladó a Sandringham, donde permaneció largas temporadas, alejado de la agitada agenda institucional de su mujer. Pero esto tampoco importó. Ella por su parte, se dedicaba a cumplir con sus eventos oficiales hasta que se desató la crisis del coronavirus. Por casualidad del destino o no, la pandemia les permitió estar más juntos que nunca y en la estricta intimidad del Castillo de Windsor.
Felipe de Edimburgo falleció el 9 de abril de 2021, a los 99 años. Así lo informó en su momento el Palacio de Buckingham con un comunicado que demostró, una vez más, el amor eterno entre Isabel II y su consorte. "Con profundo pesar, Su Majestad la Reina ha anunciado la muerte de su amado esposo, Su Alteza Real el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo. Su Alteza Real falleció pacíficamente esta mañana en el Castillo de Windsor", confirmaron entonces desde la Casa Real británica. Este sábado 20 de noviembre, siete meses después de aquel duro momento, la monarca lo recordará con tristeza. Es el primer aniversario de bodas que no estará a su lado.
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