El exclusivo campamento de verano de los hijos del príncipe Alberto y Charlène en el Yacht Club de Mónaco

Tras un parón de casi un año, Charlène de Mónaco (44 años) ha retomado su agenda en el Principado. Desde el pasado abril, ya son varios los actos que ha presidido en solitario o en compañía de su marido, el príncipe Alberto (42). Una serie de apariciones que no solo han dejado constancia de que está recuperada. También le han servido para demostrar que ella y su marido siguen siendo una familia, junto a sus dos hijos en común, Jacques (7) y Gabriella (7). Esta imagen de unión volvió a reflejarse el pasado viernes, 15 de julio, cuando sus pequeños terminaron una semana de campamento de verano.

Tal y como mostró el Palacio a través de sus redes sociales oficiales, los mellizos recibieron un diploma por concluir una etapa en el Seadventures Summer Camp. Una breve escapada vacacional en la que los pequeños descubrieron mayores detalles sobre la navegación y el mundo marino, de la mano del Yacht Club de Mónaco. 

Después de recibir el diploma y un par medallas, Jacques y Gabriella posaron felices junto a sus orgullosas padres. Charlène lucía un estilismo total white y esbozaba una ligera sonrisa mientras su brazo rodeaba a la pequeña Princesa monegasca. Junto a ella, Alberto de Mónaco, en traje y gorra, sujetando a su hijo varón por el brazo izquierdo. 

El resto de imágenes que acompañan el álbum muestra a los mellizos recibiendo sus respectivas medallas y algunos instantes que compartieron con su grupo de amigos. En una de ellas se ve a los pequeños y al resto de campistas luciendo una camiseta amarilla manga larga con la identificación de la Fundación Princesa Charlène de Mónaco. 

Jacques y Gabriella acudieron al campamento que organiza la sección de deportes del Yacht Club de Mónaco, el exclusivo espacio náutico fundado por el príncipe Rainiero III, padre de Alberto II y abuelo de los mellizos, en 1953.

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El campamento está abierto a niños y adolescentes entre seis y 17 años que estén interesados en descubrir todo lo relacionado con los deportes náuticos. Entre ellos, vela, esnórquel, remo, kayak y salidas a la bahía. Todas estas actividades, eso sí, dependerán de las condiciones climáticas. 

Durante una semana, el summer camp también instruye a sus campistas sobre el medio marino con una visita al Museo Oceanográfico de Mónaco. En este período de cinco días, además, se llevan a cabo otros planes, como paseos por la costa o sesiones con la Policía Marítima para aprender sobre valores y normas a respetar en el mar. 

Jacques y Gabriella junto a sus padres en un acto en Mónaco. Gtres

El Seadventure Summer Camp está abierto a los hijos de los socios del Yacht Club de Mónaco, como es el caso Jacques y Gabriella, pero también a los demás niños del Principado. El equipo organizador divide a los escolares en tres grupos: Moussaillons (de seis a siete años) y donde habrían estado Jacques y Gabriella, Matelots (Entre ocho y 11 años) y Marins (desde los 12 en adelante). 

Todas las actividades se llevan a cabo de 9:30 a 16:30 y, tal y como especifica la página web del Yacht Club de Mónaco, el grupo organizador se encarga de la comida de los pequeños todos los días del campamento. El mismo equipo, aconseja a los participantes qué ropa ponerse para estar cómodos en cada uno de los planes. 

Una semana antes de disfrutar de estas actividades, tal y como explicaron en su publicación en redes, los pequeños Príncipes participaron en un curso de iniciación al buceo y salvamento acuático en la Academia del Mar de Mónaco. En concreto, en la Escuela Azul.

De esta manera, Jacques y Gabriella se mantienen involucrados en las mismas actividades y pasiones de sus padres. Charlène es una exprofesional de la natación y de una u otra forma se ha mantenido ligada a los deportes de agua. El príncipe Alberto, por su parte, es un ávido defensor de los océanos, siendo presidente de la organización Because The Ocean. Su padre, además, fue un visionario de la navegación y el disfrute. Así, ideó el Yacht Club de Mónaco para atraer y fidelizar a los navegantes. Hoy, más que un enclave de lujo, es un complejo con múltiples disciplinas para grandes y pequeños.