El próximo 1 de noviembre saldrá a la venta el libro de memorias que desgranará los secretos del imperio italiano de la moda. Llevará por título una única pero significativa palabra: Versace. En él, su autora Donatella Versace (61 años), narra cómo era la relación con su hermano que aunque desde fuera pareciera tensa y con choques en el ámbito creativo, lo cierto es que, según explica la diseñadora, era simplemente una cuestión de sana competitividad: "Siempre hubo desencuentros entre nosotros, pero era bueno. Estoy convencida de que las mejores cosas nacen de momentos de tensión: la realidad es que estábamos siempre pensando en el futuro, siempre buscando cosas nuevas y con frecuencia había discusiones sobre cómo interpretarlo".
Gracias a Gianni, en los años 70, la joven comenzó a interesarse por la moda y convivió con él en Milán, lo que le empapó de la influencia que su hermano ya tenía entre los empresarios del mundillo y con los que ella fraguó una sólida unión debido a su gran don para las relaciones públicas. Donatella siempre cuenta que para su hermano ella fue "su musa y crítica", pero los lazos fraternales entre ambos estaban por encima de todo: "He sido muy afortunada por ser su hermana. Me ha dejado una riqueza interior insustituible".
Donatella supo hacer frente a las responsabilidades de toda una empresa cuando en plenos años 90 el asesinato de su hermano Gianni, fundador del imperio Versace, hizo que la empresa se quedara sin un rumbo fijo y con una colección entera cancelada por miedo a próximos ataques a más miembros de la familia. Donatella y la mayor parte de familiares se exiliaron en un resort privado aislado en el Caribe, lejos de Miami, donde tuvo lugar el asesinato de Gianni y cuya autoría se atribuyó a Andrew Cunanan, un hombre que evitó ser capturado suicidándose días después de matar al creador de la famosa firma.
Tras superar la pérdida de Gianni y después de años intentando mantener el nivel que estableció su hermano, en 2004 llegó el momento más trágico para la empresa. El imperio Versace estaba al borde de la quiebra, y Donatella se vio obligada a dar un cambio drástico a su propuesta pero sin perder la esencia que va ligada a su apellido. Entonces sacó su carácter más provocativo, los auténticos rasgos que describen a la italiana más elegante, sensual y extravagante, todo ello con la mejor calidad de producto. Entonces nació el Versace más desgarrador que hoy conocemos y cuyo triunfo hizo resurgir de sus cenizas a la empresa que de estar a un pie del acantilado sacó sus alas y echó a volar como el ave fénix. Ese paso de Donatella le sirvió para conseguir duplicar diez años después el valor de su negocio.
En ese ascenso a la gloria cayeron rendidas a sus pies grandes estrellas de Hollywood que no dudaron en vestir sus diseños para las alfombras rojas más glamurosas. La intrahistoria de cómo conoció y enamoró a musas de la pasarela como Naomi Campbell (46) o Linda Evangelista (51) también es uno de los temas que trata en su libro, así como la gestión de sus talleres, o los secretos que esconde una de las mansiones de la moda de lujo más llamativa del panorama mundial. Todo ello lo cuenta en más de 300 páginas que llevarán alrededor de 250 fotografías tanto en blanco y negro como a color, muchas de ellas firmadas por profesionales del sector como Irving Penn y Richard Avedon.
Las memorias de un personaje del calibre de Donatella seguro que no pasarán desapercibidas por ningún adicto a la historia de la moda, ya sea profesional del gremio o un simple aficionado. A pesar de ser la abanderada de las prendas de lujo, de los brillos y los diseños radicales, la casa italiana tiene muy presente sus orígenes y más aún su anfitriona que, pese a lo que se rumorea respecto al enfrentamiento que mantenía con Gianni, no ha dejado de luchar por poner el imperio que su hermano comenzó con tanta ilusión en la cima que se merece.
Del punto a la Casa Blanca
De diseñar artículos de punto en una pequeña localidad de Florencia a firmar el vestido más espectacular jamás lucido en la Casa Blanca. Este par de anécdotas podrían resumir la evolución profesional de Donatella Versace. La italiana reinventó el mundo de la alta costura tras el asesinato de su hermano, fundador de la marca y responsable del legado que dejó a Donatella.
La semana pasada las miradas de la moda más exigente estaban puestas sobre la vestimenta que luciría la primera dama norteamericana para la cena de Estado en la Casa Blanca. Y una vez más, Michelle Obama (52) no defraudó. La mujer del Presidente de Estados Unidos hizo su entrada triunfal del brazo de su marido y con un vestido que estaba a la altura. Para la ocasión, y haciendo un guiño a la tierra del primer ministro italiano y su esposa que estaban presentes en el banquete, Michelle lució un modelo firmado por Versace. El brillante traje de color oro rosado fue portada de miles de publicaciones dedicadas a la moda y la belleza. Esta gran repercusión y el aplauso masivo por la elección del diseño, auparon aún más la presencia y la valía del talento de Donatella para la creación textil y el resurgimiento de su imperio.
La diseñadora agradeció a la primera dama el hecho de haber confiado en ella para un evento tan especial y destacó de ella su carácter para "inspirar y dar poder a las mujeres". Esa misma frase podría utilizarse para calificar el propio carisma de la modista que supo recuperarse de las pérdidas - la de su hermano y las económicas - y convertir a Versace, no sin esfuerzo, tesón y una mente loca y apasionada por su trabajo, en todo un referente de moda y estilo en las más aclamadas alfombras rojas.