A Magnus Carlsen (25 años) le bastaron 71 segundos y 9 movimientos para derrotar al hombre más rico del mundo. En 2014, Bill Gates (61) osó enfrentarse al joven prodigio que le dio jaque mate en poco más de un minuto. Poco antes le había tocado el turno a Mark Zuckerberg (32). Al creador de Facebook le honró además con una clase magistral.
Esta semana, los dos multimillonarios han acudido a ver al joven Carlsen, que en estos momentos se juega revalidar, por tercera vez, su título de campeón del mundo de ajedrez frente a Serguéi Karjakin (26).
Magnus no es un ajedrecista al uso: su aspecto aniñado y rubio le convierten, para muchos, en el Justin Bieber (22) de esta disciplina, rompiendo con la imagen convencional de los introspectivos profesionales del ajedrez. Tanto es así que comienza a ser visto como un ídolo juvenil que copa portadas de revista como GQ o Cosmopolitan. Esta última llegó a incluirle entre los hombres más sexys de 2013. Todo un it boy al que no le faltan pretendientas, aunque no se le conoce novia oficial.
Las marcas de ropa ya han puesto el ojo sobre este prodigio del ajedrez al que la revista Times considera una de las 100 personas más influyentes del planeta. La firma G Star Raw, por ejemplo, ha recurrido a él en varias ocasiones para protagonizar sus campañas publicitarias junto a actrices y modelos de la talla de Liv Tyler o Gemma Arterton.
Esto, unido a acuerdos de patrocinio con empresas tecnológicas y bancos y a su empresa Play Magnus -dedicada a la promoción del ajedrez- le han permitido convertirse en multimillonario. No en vano su empresa, que resuena habitualmente en lugares como Sillicon Valley y Wall Street, está valorada en 15 millones de euros.
Además de rico, es toda una celebrity, pues ha hecho sus pinitos televisivos en programas de la televisión norteamericana como 60 minutes y The Colbert Report. Y, como curiosidad, rechazó participar en Star Trek 2 como maestro de ajedrez al no tener a tiempo el permiso de trabajo estadounidense.
Un niño prodigio
Si para unos es el Justin Bieber del ajedrez, para otros se acerca más a la figura de Mozart debido a su mente privilegiada -tiene un cociente intelectual de 186- y a su estilo creativo y artístico a la hora de enfrentarse al tablero. Como el compositor clásico, Carlsen sobresalía ya a los 5 años por ser capaz de memorizar municipios, capitales y población de casi todos los países del mundo. Viendo el potencial del joven, su padre decidió enseñarle a él y a su hermana a jugar. En aquel momento el fútbol y el esquí le interesaban mucho más, pero tras vencer a su hermana en una partida el gusanillo del ajedrez le picó.
Tras lograr el título de Gran Maestro con 13 años, se convirtió en el jugador más joven de la historia en alcanzar el número 1 mundial seis años después. En ese tiempo, logró que el propio Kasparov le entrenara durante un año. Por cierto que Carlsen es el único jugador desde Kasparov que ha conseguido el estatus de estrella en Occidente.
Una infancia difícil
Magnus Carlsen no era un niño demasiado sociable. Es más, en alguna que otra ocasión ha reconocido que llegó a sufrir acoso por parte de sus compañeros de colegio. Le costó integrarse. Extremadamente sensible y celoso de su intimidad, el joven pronto encontró consuelo en el ajedrez, el esquí, el senderismo y el fútbol.
El noruego es aficionado al Real Madrid (ha llegado a hacer dos saques de honor en el Bernabéu) y a la NBA. Además, él mismo ha llegado a jugar en un pequeño equipo noruego. En general, adora el deporte y estar en forma, por lo que hace ejercicio diariamente.
A dos semanas de cumplir los 26 años, Carlsen es, como cualquier otro joven de su edad, muy activo en sus perfiles de las redes sociales. Además, cuenta con su propio canal de YouTube desde donde sus seguidores pueden verle en acción. Eso sí, siempre que esté inspirado. Porque una de las máximas del Justin Bieber del deporte mental es precisamente huir de las obligaciones y únicamente trabajar cuando se inspira.